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- 07/09/2019 02:00
- 07/09/2019 02:00
El avance del huracán Dorian por la costa sur de los Estados Unidos ha dejado al menos unos cinco fallecidos, días después de su devastador paso por las Bahamas donde se cobró la vida de 43 personas.
El desastre, cuyas afectaciones ya se cuantifican en millones de dólares, ha levantado por enésima vez el debate sobre la necesidad de tomar acciones inmediatas frente al cambio climático, una situación que se enfrenta hoy a un nuevo reto: el aumento del negacionismo de la crisis ambiental.
Sin bien las posiciones ‘climatoescépticas' no son nuevas, el hecho de que figuras políticas negacionistas hayan alcanzado importantes espacios de poder, como el presidente estadounidense Donald Trump o su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, complican la capacidad de respuestas del mundo ante el desafío ambiental.
El negacionismo del cambio climático es, en esencia, una postura política que rechaza de plano la existencia del calentamiento global o minimiza sus consecuencias y en caso de admitirlo como un hecho, considera que este no es resultado de la acción humana.
Así, la llegada de Trump a la Casa Blanca no solo representó una mayor difusión de esta corriente ideológica sino también de retrocesos concretos en materia de protección medioambiental.
A finales de agosto el republicano anunció su plan para relajar los controles sobre las emisiones de metano, lo que implicaría la eliminación de las obligaciones sobre la industria de hidrocarburos y gasífera en el uso de tecnología de inspección para detectar fugas de este gas, que junto al dióxido de carbono, es uno de los principales contribuyentes al efecto invernadero.
El control sobre el metano se impuso en 2016 durante el auge del fracking , uno de los métodos de extracción más contaminantes en la industria del crudo.
De acuerdo a documentos de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE.UU. su decisión pretende, entre otras cosas, procurar a las petroleras ahorros millonarios evitando exigencias que califican de ‘redundantes'.
La decisión del mandatario se suma a la ya tomada en 2017 con el retiro del Acuerdo de París para reducir la emisión de gases, una medida sustentada en la idea de que el cambio climático es un ‘engaño', afirmación dada sin mayores referencias científicas.
De acuerdo al último reporte del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) el ‘calentamiento en el sistema climático es inequívoco', una opinión compartida por que cientos de universidades, centros de investigación y agencias especializadas internacionales.
‘En cuanto a si (el cambio climático) tiene o no la mano del hombre y si los efectos de los que estás hablando están ahí, yo no los veo',
DONALD TRUMP,
PRESIDENTE DE EE.UU.
Un planteamiento similar al de Trump ha sido utilizado por Bolsonaro, cuya respuesta a los masivos incendios en la Amazonía esperaron casi 20 días antes de una reacción efectiva y luego de una fuertes presiones dentro y fuera de Brasil.
Pesa a lo planteado desde el mundo científico, los defensores del negacionismo ganan terreno en el plano mediático, según un estudio publicado en agosto pasado por la revista Nature Communications .
Haciendo un análisis de unos 100,000 artículos y unas 200,000 publicaciones de investigación entre el 2000 y 2016, el estudio encontró que las exposición mediática de los que piden enfrentar el cambio climático fueron superados en un 49% por las opiniones de aquellos que lo consideran un ‘engaño'.
En ese sentido, grupos ambientalistas han denunciado el rol de lobbys de compañías ligadas a industrias contaminantes en la difusión de tesis negacionistas.
Organizaciones como la británica Influence Map, que realizan informes sobre financiamiento corporativo ligado al clima, presentaron un estudio publicado por el diario The Guardian , que señala cómo las cuatro más grandes petroleras del mundo -Chevron, BP, Shell, y ExxonMobil- habrían gastado solo en un año 200 millones dólares en campañas para bloquear políticas contra el cambio climático.
‘Las campañas climáticas de las grandes petroleras suenan cada vez más huecas y su credibilidad está en juego. Apoyan públicamente acciones frente al cambio climático mientras presionan contra políticas vinculantes. Abogan por soluciones bajas en carbono, pero tales inversiones se ven reducidas por el gasto en la expansión de su negocio de combustibles fósiles', apunta Edward Collins, miembro de la organización y autor del estudio.
De manera contradictoria, aunque líderes de ultraderecha como Trump o Bolsonaro movilizan a parte de su electorado con una retórica negacionista, otras fuerzas del mismo cuño, superadas por la realidad, han decidido asumir una agenda climática, tradicionalmente relacionada a las expresiones de izquierda; es el caso del Movimiento por una Hungría Mejor (Jobbik) o el partido francés Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen, que incluyó en su programa electoral medidas contra el cambio climático.