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- 21/03/2024 14:43
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Malabaristas. Admiro la destreza con la que manejan más de un objeto a la vez. Su arte es difícil y visualmente bello. Exige equilibrio físico y mental. Veo un poco así a las mujeres, manejando distintos roles cada día: desde ser estudiantes y profesionales hasta ser emprendedoras y madres. Lograr ese equilibrio multifacético puede generar estrés. ¿Cómo gestionarlo mejor?
El estrés es un sentimiento de tensión física o emocional, según la National Library of Medicine. Puede provenir de cualquier situación o pensamiento. Una discusión o tener muchas tareas son situaciones que activan la respuesta de estrés. Se liberan hormonas, se tensan músculos, aumentan las pulsaciones. Esto es natural y nos preparar para actuar.
El problema surge cuando la respuesta se mantiene activa y comenzamos a sentir malestar. Dolores, fatiga, o insomnio son alguno signos de ello.
Cumplir con expectativas elevadas, propias y sociales, aumenta el estrés. Además, impide tomar las pausas necesarias. Suelo decirles a las mujeres con las que trabajo, que hacer una pausa no es perder el tiempo, es invertir en uno mismo. Recarga y permite continuar. Dormir lo suficiente o comer en horario son pausas clave para regular el estrés.
Es vital tomar un momento para validar las emociones. En especial cuando nos enfrentamos a situaciones tensas como exámenes o reuniones. Ya sea frustración, tristeza o agotamiento. Hablar lo que siente con personas de confianza o en un entorno seguro.
Establecer metas realistas y celebrar los logros, por pequeños que sean, fomenta un sentido de éxito que contrarresta el agotamiento. Emprendedoras y ejecutivas pueden beneficiarse de estas estrategias psicológicas. Asimismo, aprender a manejar la autoexigencia y el perfeccionismo, para evitar imponerse estándares inalcanzables. La técnica de “mindfulness” o atención plena puede ser de utilidad para mantenerse en el momento presente y reducir la ansiedad sobre el futuro.
Para amas de casa y madres, una mirada desde el autocuidado psicológico invita a reconocer la importancia de atenderse a sí mismas. Para evitar el “síndrome del cuidador quemado” es necesario recargar energías personales. Establecer límites claros y comunicar las necesidades emocionales es esencial para la salud mental.
Manejar el estrés es un arte que invita a conocernos y a cuidarnos. Contrario a la creencia popular esto no hace a nadie débil. Leí que los malabaristas exitosos conocen su patrón, lo mantienen y se dejan llevar. Y, seguramente, no salen al ruedo con más objetos de los que pueden equilibrar.