Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 24/10/2024 07:07
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Escribo estas líneas desde la empatía, pues tengo amigas y personas cercanas que han sido diagnosticadas con cáncer de mama. Le he preguntado a una de ellas -Mayra Montilla- ¿qué puedes contarme referente al sexo mientras te sometías a quimioterapia? a lo que relata: “la primera vez que me sometí a tratamiento para cáncer de mama, el sexo fue terapéutico, en el carrusel anímico, los días que me sentía bien, tenía sexo. Mi pareja me ayudó mucho, pues a pesar de mis cambios físicos y mi falta de cabello, me hacía sentir bonita y atractiva, lo recomiendo. Sin embargo, mi médico tratante me explicó que mi deseo sexual no se había marchado por completo pues mi joven edad me ayudaba, imagino no será igual en todas las mujeres”. Transcribo este relato positivo, pero también pienso en las mujeres que además de cargar con el peso del diagnóstico, deben lidiar con la presión de verse bonitas y atractivas para sus parejas, o que anhelarían tener un deseo sexual vigente, pero el malestar o el estado anímico no les acompaña. En ese sentido, siento que el sexo está sobrevalorado. Nuestra sexualidad es una parte importante de nosotras, pero no lo es todo. Si valoramos nuestra autoestima de forma integral, nuestra sexualidad es apenas uno de los componentes de esta valoración. Por mucho tiempo, nos han enseñado que debemos tener una postura servicial y complaciente del sexo, y que nuestro cuerpo debe estar disponible para satisfacer los deseos sexuales de los hombres, porque de lo contrario, corremos el riesgo de que no nos quieran o que nos sean infieles, como la peor cosa que puede pasarnos. “Tengo una amiga que en el camino su pareja no soportó y la abandonó... El sexo es importante pero también se puede poner en pausa y dspués retomarlo, no pasa nada” completa Montilla. Definitivamente debemos estar al mando y cargo de nuestro cuerpo, la experiencia sexual debe ser enriquecedora, placentera. No siempre estamos en la disposición de tener sexo, y no podemos sentirnos obligadas ni presionadas a darlo. Que nuestra salud física y mental esté por encima de cualquier cosa, incluso del sexo, algo bueno y placentero, pero obligada, ni al clímax, ni al cielo.