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- 28/11/2019 13:29
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Una manifestación pacífica, legal y masiva en Hong Kong, en agradecimiento a Estados Unidos por aprobar dos leyes en apoyo a las protestas, acabó el jueves con un nuevo episodio de tensión con la policía, después de una semana relativamente pacífica.
Miles de personas de todas las edades asistieron a una concentración —la más multitudinaria de las últimas dos semanas— en la Plaza de Edimburgo de la ciudad para celebrar el espaldarazo internacional de EEUU logrado por el movimiento en contra del gobierno chino, que se desarrolló de forma pacífica y sin presencia policial.
Cuando la multitud se dispersaba después de dos horas sin incidentes, agentes antidisturbios apostados en las calles cercanas pidieron la identificación a dos jóvenes —menores, según algunos testigos— sin aparente motivo, que se negaron y fueron arrestados.
El acto fue visto como una provocación por los manifestantes que lo presenciaron y decenas de personas comenzaron a increpar a la policía y pedir la liberación de los chicos, algo que finalmente sucedió, aunque la atmósfera ya se había caldeado.
"Fuera de aquí", "Perros" o "Libertad para Hong Kong" fueron los gritos que centenares de personas dedicaron, junto con varios cortes de mangas, a los agentes, quienes después de varios momentos muy tensos se replegaron en medio de los aplausos de los manifestantes, que también patearon y lanzaron objetos a los furgones policiales.
Poco después, los antidisturbios regresaron con refuerzos a dispersar la manifestación espontánea, armados con gas pimienta que al final no utilizaron porque la protesta se disolvió sin altercados ni detenidos, pero probó que la chispa de la violencia puede estallar en cualquier momento.
Algunos activistas confiaban en que el arrollador triunfo electoral del bloque de la oposición en los comicios locales del pasado domingo —síntoma del descontento social con las autoridades— podría devolver las protestas al rumbo pacífico de los inicios, pero el episodio de hoy demostró que la tensión está a flor de piel.
Antes de ese altercado, un gentío que los organizadores cifraron en unas 10.000 personas festejó en un ambiente en calma que el presidente estadounidense, Donald Trump, firmara anoche dos leyes en apoyo al movimiento en contra del gobierno chino de Hong Kong, lo que ha enfadado a China.
Se trata de la Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong, que contempla sanciones a funcionarios chinos si no respetan la autonomía y libertades de la ciudad china bajo administración especial, y una norma que prohíbe la venta de material antidisturbios a la policía de Hong Kong.
La medida de Trump provocó hoy la reacción airada de Pekín, que amenazó con represalias si Washington "continúa inmiscuyéndose" en sus asuntos y llamó a consultas al embajador estadounidense.
Pero en Hong Kong la noticia se recibió con júbilo y miles de personas, con la bandera de las barras y estrellas, asistió a las dos horas de concentración, en las que se escuchó el himno estadounidense en varias ocasiones.
"Espero que esta ley sirva de ejemplo para que otros países hagan lo mismo. Necesitamos más apoyo de la comunidad internacional que defiende la libertad y la democracia", dijo a Efe el líder estudiantil Sunny Cheung, portavoz de la plataforma HKIAD que organizó la concentración.
"Somos la mayoría en Hong Kong", clamó durante el acto en referencia al resultado electoral el conocido activista Joshua Wong, convertido en una suerte de canciller del movimiento que está viajando por el mundo para recabar apoyos internacionales, lo que le llevó recientemente a Washington.
La cantante hongkonesa Denise Ho —popular activista en contra del gobierno chino y LGTBIq+— acompañó a Wong en el escenario y entonó el "Gloria a Hong Kong", el himno de las protestas que cambiaron el rumbo de la ciudad hace casi seis meses.
Entre la multitud, Max, un joven de 22 años recién graduado, señalaba que EEUU es un "símbolo de democracia y del mundo libre", por lo que su respaldo con esas dos leyes es "un gesto importante que demuestra que los países democráticos están al lado de Hong Kong".
Menos optimista se mostró Steffani, de 36 años, quien opinó que el apoyo de EEUU no es ningún logro, ni hay que conformarse con eso, sino que es "un inicio que nos indica todo lo que nos queda por hacer".
"Todavía tenemos que luchar por nuestras demandas hasta que consigamos el sufragio universal que deseamos", recalcó.
Por: Sara Gómez Armas