Fuego y coacción en el Pantanal

Actualizado
  • 19/11/2023 12:24
Creado
  • 19/11/2023 12:24
Las llamas continúan devorando este domingo el mayor humedal del planeta, en medio de un clima de tensión con los terratenientes de la zona, que usan el silencio y la coacción para evitar la difusión del desastre

Nunca antes el Pantanal, el rico ecosistema que comparten Brasil, Bolivia y Paraguay, con una de las mayores poblaciones de jaguares del planeta, había sufrido tantos incendios en noviembre, un mes tradicionalmente de lluvias, de las que este año no hay ni rastro.

Ya son 3.880 fuegos en lo que va de noviembre, ya récord histórico para el mes, según datos oficiales. Entre las causas relacionadas están el fenómeno El Niño y la extrema sequía que sufre la Amazonía, que alimenta de precipitaciones y humedad al Pantanal a través de los llamados 'ríos voladores'.

FUEGO DÍA Y NOCHE

El combate a los incendios en los estados de Mato Grosso y Mato Grosso do Sul, fronterizos con Bolivia, es feroz día y noche.

Además de temperaturas por encima de los 40 grados Celsius y en medio de fuertes rachas de viento, hay que lidiar con una orografía compleja y con los grandes hacendados dueños de estas tierras.

"Hay fuegos que solo Dios puede apagarlos", afirma a EFE Ronaldo Constantino, jefe de la brigada indígena 'Terena Taunay Ipegue' de la división antiincendios del Instituto Brasileño de Medioambiente (Ibama Prevfogo).

Constantino y su equipo están hospedados desde hace una semana en una enorme hacienda ganadera ('Estância Miranda'), muy cerca del 'Parque Estadual do Pantana l do Rio Negro', que les sirve de base para lanzar sus operaciones.

Porque aunque es uno de los biomas más diversos de la Tierra, el 90 % del Pantanal brasileño está en manos de particulares, especialmente de ganaderos bovinos y agricultores.

La brigada tiene los ánimos por los suelos porque no han conseguido detener las llamas los últimos días y se han resignado a construir "líneas de defensa", es decir, cortafuegos, y esperar un milagro en forma de lluvia.

'EL QUE MANDA AQUÍ SOY YO'

Cerca de la sede de la hacienda, en una vasta área de vegetación nativa, dos frentes kilométricos avanzan sin control, según presenció un equipo de EFE, que fue coaccionado por el capataz de la finca para que borrara las imágenes.

"Por debajo del dueño, el que manda aquí soy yo. No están autorizados a estar aquí. Tienen que volver y eliminar las imágenes", exigió.

Según una fuente de un organismo ambiental federal, esa reacción podría deberse a que uno de esos frentes pudiera haber sido provocado por ellos y, por consiguiente, al temor a una futura fiscalización.

Un sargento del Cuerpo de Bomberos que trabaja sobre el terreno aseguró a EFE que es "muy difícil" que un incendio se origine por causas naturales en un área de vegetación nativa.

El dueño declarado de la hacienda es un piloto privado, ingeniero civil e hijo de un empresario que hizo dinero en el sector de la construcción y ha expandido sus negocios en la agropecuaria en el Pantanal. Su boda apareció en la prensa local.

Este alegó a EFE que su "única y permanente preocupación es la tergiversación" que puedan hacer los medios de comunicación" con el registro de los incendios en una área que dice ser suya.

"No tenemos nada que esconder", aseguró.

También subrayó que la cultura del fuego forma parte de la vida del pantanero y que la sequía que enfrentan se enmarca dentro de un "ciclo normal", a diferencia de lo expuesto por expertos meteorológicos, que ven un agravamiento del fenómeno debido al cambio climático.

Asimismo, defiende la construcción de carreteras en el ecosistema, declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco, para que actúen como cortafuegos.

En otro punto entre los municipios de Corumbá y Miranda, los gerentes de la 'Hacienda Bodoquena', propiedad de la multinacional brasileña Votorantim, que cuenta con negocios en el sector minero, energético, inmobiliario y, en este caso, agropecuario, tampoco permitieron acompañar el combate a los incendios.

Incluso hasta las propias autoridades brasileñas han tenido que pasar por burocracias para poder pisar la finca y evitar la expansión de las llamas, según pudo averiguar EFE. Es la ley del Pantanal.

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