Eta e Iota agravarán la inseguridad alimentaria de Centroamérica y Colombia

Actualizado
  • 04/12/2020 00:00
Creado
  • 04/12/2020 00:00
Con más de 16,3 millones de habitantes y al menos uno de cada dos menores con desnutrición crónica, Guatemala tiene "problemas de acceso al agua, de alimentación y empleo"

El paso de los huracanes Eta e Iota por Centroamérica y las islas colombianas de Providencia y San Andrés agravará la inseguridad alimentaria en la región, aseguró este jueves la responsable geográfica para América Latina de la organización humanitaria Acción Contra el Hambre, Benedetta Lettera.

Esta crisis humanitaria se unió a la pandemia de la covid-19, provocando en conjunto un crecimiento de la inseguridad alimentaria que ya en 2019 había crecido del 23 al 32 por ciento de la población "y eso sin contar con la pandemia actual y los huracanes", subrayó en una conferencia de prensa virtual, desde Madrid.

Lettera enfatizó que el desafío de los huracanes es uno más "añadido a los que ya tiene la razón", pero el principal problema es que "llega en un momento en que hay menos recursos porque todos se movilizaron para la pandemia.

LA COVID DE ANTESALA

Solo en Colombia, la covid-19 ha dejado 37.117 personas fallecidas y más de 1,3 millones de casos positivos. De los países centroamericanos, el que más decesos reporta es Guatemala, con 4.191 y 123.460 contagios.

En conjunto, Centroamérica ha sufrido las pérdidas de al menos 13,260 vidas, un dato que podría escalar con los "números reales" exigido por el gremio médico independiente en Nicaragua, donde solo se contabilizan de manera oficial 161 muertes.

En ese marco, con toda la atención gubernamental enfocada en detener el avance de la covid-19, los huracanes Eta e Iota azotaron Centroamérica y las islas colombianas Providencia y San Andrés las primeras dos semanas de noviembre, dejando más de 5,2 millones de personas resultaron afectadas por la emergencia.

"Aunque no hubo tanta pérdida humana", como asintió Lettera, ambos fenómenos "tuvieron un impacto muy grave", con énfasis en "la forma de subsistencia y en los medios para acceder al trabajo, que afectarán en el medio y largo plazo".

Agregó que "no hay una estimación clara de los efectos de la pandemia" al momento, aunque "hay 47,7 millones de personas expuestas a la inseguridad alimentaria, pero para 2030 se calcula que serán 70 millones y eso sin contar los efectos de la covid-19 y del cambio climático, como este tipo de emergencia que vemos ahora con Eta e Iota".

EL DESASTRE METEOROLÓGICO

La responsable de la emergencia en San Andrés y Providencia de Acción Contra el Hambre Colombia, María Pía Ferrari, consideró que en ambas islas el 98 por ciento de la infraestructura sufrió daños por el paso de Iota y el 100 por ciento de la población resultó afectada.

Las pérdidas de ganado, cultivos y pesca, de los arrecifes y el turismo son incalculables dijo Pía, aunque mencionó que la vegetación podría restaurarse en cinco años y los arrecifes, en 15, "pero el problema es que sigue lloviendo".

Una situación similar se vivió en Nicaragua con los huracanes, donde Acción Contra el Hambre calculó una mejor intervención gubernamental al evacuar oportunamente a las personas; no así en Guatemala y Honduras, donde las propias condiciones orográficas impidieron el acceso de protección civil y el Gobierno para evacuar e incluso para llevar, hasta ahora, la ayuda humanitaria.

El director de Acción Contra el Hambre en Centroamérica, Miguel Ángel García, agregó que Guatemala será especialmente golpeado por estos dos factores: la pandemia y los desastres naturales de Eta e Iota, al ser "el país de América Latina con más niños con desnutrición crónica".

Con más de 16,3 millones de habitantes y al menos uno de cada dos menores con desnutrición crónica, Guatemala tiene "problemas de acceso al agua, de alimentación y empleo", advirtió García, quien concluyó que "todo ese cúmulo de experiencias va a implicar en que la desnutrición aguda empeorará".

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