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- 06/01/2013 01:00
- 06/01/2013 01:00
PANAMÁ. Si el 2012 no pintó muy bien para la exportación de frutas no tradicionales —la cual perdió cerca de $600 millones—, este año la falta de financiamiento, la disminución del hectareaje y los mercados deprimidos podrían agudizar más los problemas que enfrenta el sector.
La agroexportación de cucurbitáceas —como también se le conoce a este segmento de frutas— generaba a inicios del 2000 unos $ 1,900 millones para el país. Siendo sus principales mercados Estados Unidos y algunos países de Europa. Pero ahora fijan su mirada en los países nórdicos. Durante el año agrícola 2009-2010 se sembraron a nivel nacional menos de las 4,000 hectáreas que se había proyectado cultivar. Para este año agrícola 2012-2013 solo se estima cultivar 1,500 hectáreas.
Datos estadísticos del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) revelan que en los últimos dos años agrícolas, la producción de piña, melón y sandía están en rojo, es decir que la producción ha mermado, lo que incrementa los productos de descarte o aquellos que no tienen los estándares de calidad (ver recuadro).
Otros factores que han incidido negativamente en la producción son los eventos climáticos de El Niño y LaNiña, la prolongación fuera de temporada de las estaciones secas u lluviosas, así como la venta de tierras para el desarrollo turístico.
El expresidente de la Gremial de Agroexportadores No Tradicionales de Panamá (Gantrap), Florencio Edwin Pérez, espera que el 2013 sea de provecho para los casi 300 productores que se mantienen en el sector, pero sostiene que lo más difícil es la pérdida de los incentivos gubernamentales con la apertura comercial así como la falta de financiamiento de la banca y el encarecimiento de los costos de producción.
‘Cuando hay lluvias debemos tener mayores controles por la humedad para evitar la aparición de hongos e incluso cuando es verano tenemos problemas con la irrigación, a falta en algunos casos, de sistema de riego’, señaló el representante de la Gantrap.
A octubre de 2012, el Banco de Desarrollo Agropecuario desembolsó $26.6 millones entre las 2,446 solicitudes que se dieron.
De ese total, para los productos exportadores se han aprobado solo dos créditos, de los cuales se han desembolsado $58,031.
EL GOBIERNO
En su
reciente discurso de rendición de cuentas 2012, el presidente, Ricardo Martinelli aseguró que durante el año pasado en el campo se invirtieron un total de $231 millones, distribuidos en más de $190 millones para sistemas de riego, más de 33 millones en programas de apoyo al productor, $6 millones en asistencia a pequeños productores y más de $2 millones en caminos de producción.
La moción del mandatario es apoyada por el viceministro del MIDA, Gerardino Batista, quien dice que se están haciendo los avances necesarios para la siembra de diversos rubros agrícolas como los sistemas hidropónicos, las casas de cultivos, y hasta estudian la posibilidad de retrasar la siembra de algunos cultivos cuando la lluvia no lo permite.
Batista recordó que el año pasado (2012) se destinaron unos $6 millones para mitigar la situación de emergencia que afectó la región de Azuero.
Pero dichas inversiones no son suficientes para un sector que requiere mucho más y se enfrenta a grandes desafíos.
Para el experto Francisco Antúnez, los productores necesitan planes de apoyo y reglas del juego definidas, no como ocurre hoy día y desde hace años, que las políticas hacia el sector se cambian, se dilatan y en algunos casos no se articulan en pos de hacerlas efectivas.
Otros expertos atribuyen la depresión del sector a que cada ministro que pasa por la institución trae una estrategia distinta. Mejoran ciertos proyectos, pero replican otras ideas, solo con nombres diferentes.
De hecho, en los últimos 22 años, al MIDA lo han dirigido 12 personas, en cinco administraciones gubernamentales.
EFECTOS DE LA APERTURA
Panamá ha trabajado por abrirse comercialmente, pese a que eso puede ser un arma de doble filo para la agricultura. Año tras año se produce menos y se importa más.
También con la apertura se eliminan las barreras arancelarias, y a la vez se da una reducción en los incentivos que otorgaba el Gobierno como el Certificado de Fomento a la Agroexportación (Cefa) u otro tipo.