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Se acelera el uso de servicios financieros digitales en la región
- 10/05/2024 00:00
- 09/05/2024 19:27
La utilización de servicios financieros digitales ha experimentado un rápido crecimiento de Centroamérica, Panamá y República Dominicana, revela el estudio “Hacia una mayor inclusión financiera para el desarrollo”, publicado por el Banco interamericano de Desarrollo (BID), esta semana.
El porcentaje de personas adultas en Centroamérica, Panamá y República Dominicana (Capard) que son propietarias de cuentas de dinero móvil pasó del 4% al 8%, entre 2017 y 2021, señala el informe.
Aunque los datos de las regiones estudiadas representan un avance, siguen teniendo un rezago si se les compara con otras zonas. Para 2021, el porcentaje de propietarios con cuentas de dinero móvil llegó al 22% y en América Latina y el Caribe (ALC) la cifra fue de 19%.
Durante la pandemia, el aumento de la demanda de dinero móvil ayudó para atenuar el deterioro de la tenencia de cuentas bancarias, las cuales se disminuyeron un 6% entre 2017 y 2021, luego de haber incrementado en un 63% entre 2011 y 2014, lo que podría deberse a la destrucción de los empleos formales, el cierre de negocios y la limitada protección social que pasó Centroamérica, Panamá y República Dominicana, en el confinamiento.
Mientras que esto ocurría, se disparó la tenencia de dinero móvil en la región, entre 2017 y 2021. Esta acción fue liderada por El Salvador, que incrementó su porcentaje de habitantes con este sistema del 3,6% al 10,9%; Honduras, que pasó de 6,2% al 8,9%; República Dominicana, que pasó del 3,9% al 7,6%; Nicaragua, que se elevó del 3,8% al 6,6%; Panamá, que aumentó su porcentaje del 1,6% al 3,5% (datos comparativos de 2014 y 2021), y Guatemala, que registró un aumento del 2,1% al 5,2% (datos comparativos de 2017 con los de 2022), según los datos proporcionados.
En conclusión, el uso de dinero móvil muestra un auge en la región, cuyo propósito principal es para guardar dinero, dado que el 32% de los cuentahabitantes lo utiliza para ese fin; el 17% para ahorrar; el 14% para enviar remesas domésticas; el 13% para la recepción de transferencias del gobierno; el 12% para prestarlo; y otro 12% para otros fines.
“Lo anterior indica que el dinero móvil no solamente ha actuado como una puerta de entrada a la inclusión financiera, sino que ha posibilitado el acceso a una diversidad de servicios financieros”, valoró el BID.
Las plataformas digitales son vistas como un medio para hacer frente a los obstáculos que impiden la inclusión financiera de los ciudadanos en Centroamérica, Panamá y República Dominicana, los cuales se ven limitados por la falta de dinero, los costos elevados de la bancarización, la ausencia de documentos, la distancia a la que se encuentran los centros bancarios y la falta de confianza en ese sistema.
“Si bien la demanda de plataformas digitales para servicios financieros corresponde en buena medida a personas ya bancarizadas, por ejemplo, el modelo de dinero móvil aditivo, las medidas de política que se utilicen para impulsar los modelos transformacionales pueden permitir bancarizar a más personas, en especial a las mujeres”, destacó el BID.
En la zona, los principales factores que contribuyen al uso de dinero móvil son: mantener el dinero en una cuenta bancaria, tener la capacidad de pagar diversos servicios (teléfono, agua, luz, internet, universidad, transporte y otros) a través de un banco o institución financiera, y otros.
En su informe, el BID brinda seis recomendaciones básicas para aprovechar esta ventana para bancarizar a la población.
En primer lugar, crear leyes que permitan facilitar la identificación de la ciudadanía con mecanismos como las firmas digitales o las identidades digitales portables. También es necesario fortalecer la infraestructura digital, sobre todo en regiones remotas, lo que incentivaría el uso de tarjetas de crédito y débito. La organización financiera internacional aboga porque los bancos centrales promocionen los pagos digitales, mediante el desarrollo de plataformas de pagos electrónicos a minoristas.
En Panamá, como parte de la utilización de los servicios financieros digitales también se ha avanzando en el pago del pasaje del transporte público a través de los canales tecnológicos.
Víctor Betancourt, gerente general de Sonda Panamá, empresa que administra el lado financiero del Sistema Integrado de Transporte Público Urbano (Metro, Metro bus y la terminal de transporte de Albrook), dijo a este medio que dentro de su renglón, la inclusión de recargas electrónicas se ha ido incrementando desde 2018, cuando solo el 1% de los ciudadanos usaba esta via para insertar saldo en sus tarjetas.
Al cierre de 2023, las recargas mediante banca en línea, banca móvil, cajeros automáticos y apps móviles, representaron el 20% de las recargas totales.
“En los meses de mayor actividad se ha superado el millón de transacciones de recargas electrónicas a través de los canales digitales, superando los días pico las 45.000 transferencias de recarga electrónica”, destacó Betancourt.
El uso de los pagos sin contacto también se ha visto reflejado en la utilización de tarjetas de crédito y débito dentro del Metro de Panamá. “Luego de un año de la incorporación de pagos sin contacto con tarjetas Visa y Mastercard se han realizado más de 2 millones de viajes, con un crecimiento mensual promedio mayor a 20%”, mencionó.
Datos de Visanet muestran que, entre noviembre de 2023 y febrero de 2024, se registró el mayor número de usuarios internacionales que utilizaron esta alternativa para viajar en el Metro de Panamá.
Para noviembre, registraron pasajeros provenientes de 72 países, en enero de 75 y en febrero de 77. Siendo los países con mayor uso del Metro: Estados Unidos, Costa Rica, México, Colombia, Perú, Alemania, Ecuador, Brasil, Guatemala y Argentina.
Al ser consultado sobre la posibilidad de que estos métodos de pago se extiendan a otras áreas fuera del transporte, el especialista alegó que: “vemos posible que este método de pagos sin contacto se pueda extender a otros renglones y es que hoy de cierta forma ya sucede cuando los clientes pagan en tiendas minoristas o comercios, restaurantes y cafeterías, servicios de entrega a domicilio, estacionamientos, peajes, entre otros”.
Desde el BID explicaron que para que las tecnologías digitales puedan fortalecer la bancarización de la población, también es importante una mejor política fiscal que incentive la inclusión financiera digital, al fomentar los pagos de pensiones y subsidios estatales. “No se puede dejar de lado la educación financiera, haciendo énfasis en las bondades de las nuevas tecnologías digitales. A la par de mejorar los marcos regulatorios sobre la operación de los proveedores de servicios de telefonía”, puntualizó el BID.