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- 27/04/2023 00:00
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Históricamente el proceso de planificación patrimonial ha sido muy difícil, costoso, largo e ineficiente. Además de que puede desaparecer en el tiempo por falta de estructura legal. Para esto es aconsejable que la persona se tome el tiempo de organizarse, estructurarse y protegerse, para que realmente deje un legado que permanezca en el tiempo y así evitar los problemas en el momento de la sucesión, explica Romain Dromard, CEO de K&B Family Office.
Pero, ¿qué es la planificación patrimonial? Es el proceso de asegurarse de que sus activos se distribuyan de acuerdo con sus deseos después de su muerte. Además, un plan patrimonial sólido siempre debe incluir métodos para administrar y proteger su patrimonio en caso de que quede incapacitado durante su vida.
La protección de activos implica tomar medidas legales anticipadas a fin de disuadir o evitar una acción legal directa, carga o gravamen sobre su patrimonio.
Dicho de otra manera, significa blindar su patrimonio para dificultar y en determinadas ocasiones imposibilitar que sus activos sean embargados, adjudicados o administrados contrario a su voluntad.
En este camino, la asesoría de un profesional es muy importante para ayudarle a tomar la decisión correcta, considerando todos estos parámetros.
Al momento de elegir el vehículo que va a constituir la piedra angular en la organización de su patrimonio, generalmente el cliente encuentra dos opciones que tendrá que evaluar: la fundación de interés privado de derecho panameño (FIP) y los fideicomisos.
Mediante un diagnóstico patrimonial se determina la mejor ruta a seguir, tomando en consideración su nacionalidad, residencia fiscal, actividades comerciales, entre otros.
El fideicomiso consiste en un acto jurídico, en virtud del cual una persona llamada fideicomitente transfiere bienes a un fideicomiso administrado por un fiduciario en favor de uno o varios beneficiarios.
En esta definición se puede apreciar la gran diferencia con la fundación: el fideicomiso no es una persona jurídica, es un contrato entre un fideicomitente y un fiduciario.
De esta diferencia fundamental nacen sus características: es un documento privado por ser un contrato entre las partes y el fideicomiso no puede actuar por sí mismo sino a través de su fiduciario.
Según Dromard, no hay un límite en términos de tipos de activos que se pueden incluir, ya que pueden ser inmuebles, cuentas bancarias, cuentas de inversiones, autos, etc.
En este contexto, Karyne Mora Pinzón, socia y directora de la firma K&B Family Office, explicó que el patrimonio es todo lo que una persona tiene a su nombre y susceptible a registros, pero hay otros que no, como el arte.
Sin embargo, dijo que todos los activos que forman parte de la familia o la persona son susceptibles para establecerlo en las reglas de planificación, como si fuera un testamento, dependiendo del segmento que se elija.
“En vida la persona dirá cómo quiere que se distribuyan sus bienes cuando fallezca, que puede ser entre hermanos, hijos o padres. Te define los porcentajes en que deben percibir ese patrimonio”, explicó Mora.
Dromard recalcó que la planificación patrimonial es una estructura eficiente, que actúa a través de la ley y grupos de abogados que definen las “reglas del juego” de los activos, una vez que la persona fallezca, se divorcia o cualesquiera otra circunstancia.
“La experiencia y la historia han demostrado que (la planificación patrimonial) es una gran ganancia de tiempo y de recursos. Hemos empezado a escuchar que las personas cada vez más están empezando a estructurar sus recursos financieros para prever los problemas futuros”, destacó el ejecutivo.