Este domingo 16 de febrero se efectuó en el boulevard Panamá Pacífico el XXV Festival de Cometas y Panderos, organizado por Aprochipa.
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- 16/02/2025 00:00
- 15/02/2025 16:25
Panamá enfrenta desafíos en el desarrollo de su capital humano y en la calidad del empleo, lo que evidencia retos en la productividad y en la formación de los jóvenes, según el informe del Banco Mundial (BM) titulado “Panamá: del Crecimiento a la Prosperidad”.
Según el documento, un punto de referencia es el Índice de Capital Humano (ICH) del país que no ha mostrado mejoras en la última década y se ubica entre los más desiguales si se compara con países de ingresos similares.
Aunado a lo anterior se le suman deficiencias en la calidad educativa en toda la población, la cual se agrava en áreas rurales, poblaciones indígenas, personas con alguna discapacidad y hogares que tienen jefes de familia con bajos niveles de educación. Asimismo, problemas de salud infantil y embarazos adolescentes.
En su reporte, el Banco Mundial calificó las desigualdades en el mercado laboral de Panamá como “preocupantes”, ya que en el 2023 los trabajadores menos calificados percibieron ingresos hasta un 74 % más bajos que aquellos con educación terciaria. Peor aún, las poblaciones indígenas enfrentan mayores desafíos, con ingresos un 36 % más bajos que las poblaciones no indígenas, añadió.
Para el consultor laboral René Quevedo, la incertidumbre ha sido una constante en la economía panameña “postampliación”. Dijo que es un fenómeno que se pudiera describir como “crecimiento sin confianza”. Y es que según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), entre agosto 2012 y octubre 2024, el tamaño de la economía se duplicó y se generaron unos 252.000 empleos, pero 24.000 trabajadores asalariados privados perdieron sus empleos, citó.
Quevedo señaló que 4 de cada 5 nuevos empleos generados en esos 12 años fueron informales y el otro fue un funcionario, financiado a través de préstamos. En ese lapso, agregó, el porcentaje de empleos privados generados por informales y empleados en empresas con menos de 10 trabajadores pasó de 48 % del total (2012) a 68 % (2024). “Nuestra economía crece, pero solo genera informales y funcionarios”, afirmó el consultor laboral, quien además señaló que “el principal desafío que enfrenta Panamá para generar empleos de calidad es el deterioro en el clima para la inversión privada, agravado por un sistema educativo históricamente divorciado de la realidad laboral del país”.
De acuerdo con Quevedo, en cinco años, la inversión extranjera directa cayó en 37 %, mientras que la inversión privada nacional se redujo en 14 %. Esto resultó en unos 100.000 menos contratos laborales entre el 2019 y 2024 (378.495 vs. 278.946), una caída del 26 %, lo que perjudicó principalmente a jóvenes y mujeres.
Por su parte, el desempleo juvenil (15 a 29 años) pasó de 15,4 % (agosto 2023) a 17,4 % (octubre 2024). Para los hombres jóvenes subió de 12,6 % a 13,7 %, mientras que para las mujeres aumentó de 19,6 % a 23,4 %.
En tanto que la pérdida de empleos de profesionales con títulos universitarios fue de 8.921, una cifra superior a la reducción total de empleos profesionales, es decir, 8.539 entre agosto 2023 y octubre 2024. La comparación representó una diferencia de 382 profesionales sin títulos universitarios que obtuvieron empleo, detalló Quevedo.
El Banco Mundial también detectó que las condiciones que enfrentan el mercado laboral y las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) dificulta el cierre de las amplias brechas de productividad laboral.
Precisó que las mipymes que emplean el 80 % de los trabajadores, del 40 % más pobre, son menos productivas y su productividad no ha aumentado de forma significativa en los últimos años. Y, las barreras que enfrentan incluyen condiciones precarias para la innovación y el emprendimiento y acceso insuficiente al financiamiento privado y al crédito.
A juicio de Quevedo “los buenos empleos (y salarios) solo estarán donde haya inversiones y la reducción de $5.100 millones de inversión privada (nacional y extranjera) en los últimos cinco años (2019-2024) solo acelera la grave precarización laboral y salarial en el país”.
Para mejorar esta situación, el BM sugirió que Panamá debe promover la innovación, el emprendimiento, el acceso al crédito y financiamiento privado, la reducción de costos de formalización, y el acceso a infraestructura física y digital, que permitan fortalecer el sector que alberga a la mayoría de los trabajadores de bajos ingresos.
En su informe, el Banco Mundial también destacó que a corto plazo, en Panamá podrían evaluarse y potenciarse programas vigentes, como los ofrecidos por la Autoridad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa y fortalecer el marco institucional del sistema de innovación nacional.
El organismo internacional, además, planteó mejorar la cobertura y calidad de servicios de educación y salud a nivel nacional, con un enfoque especial en las poblaciones en riesgo social, indígenas y hogares con bajo logro educativo.
Sobre la educación mencionó que a corto plazo se deben optimizar los programas que incentiven la asistencia escolar y reduzcan la deserción. A largo plazo, ve necesario realizar inversiones adicionales en infraestructura en áreas rurales y comarcas.
Con respecto a la educación terciaria, el Banco Mundial indicó que se requiere un estudio de las demandas laborales del país y, con base en ello, fortalecer programas técnicos y tecnológicos para aumentar la productividad laboral, implementar programas diseñados para jóvenes que ni estudian, ni trabajan (NiNi), y acreditar los programas existentes para asegurar la calidad de la mano de obra futura.
Mientras que para la población que ya ha pasado la etapa de educación formal, planteó que se deben implementar intervenciones que mejoren sus habilidades. “A nivel nacional, es importante apoyar la actualización y el perfeccionamiento de competencias laborales para adaptarse a las nuevas demandas del mercado”, ponderó.
Igualmente, a corto plazo, propuso la revisión y en el mediano, la simplificación de la matriz de salario mínimo, para ayudar a disminuir los desincentivos a la formalización. Y, por último, consideró que podría ser beneficioso una revisión de la política de edades de jubilación por sexo y de maternidad/paternidad con el fin de incentivar la participación de la mujer en el mercado laboral.