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Jorge Coronado: 'Es muy poco lo que ha avanzado Panamá después de los Panamá Papers'
- 05/07/2023 00:00
- 05/07/2023 00:00
Para Jorge Coronado, experto en temas fiscales y tributarios para la región, Panamá, en comparación con otros países, se ha “salvado” por el hecho de que tiene un Canal, que se ha convertido en su “salvavidas” para la generación de ingresos.
Sin embargo, dijo que el Canal lo ha llevado a estar en una “burbuja”, porque pese a recibir muchos recursos económicos mantiene la tasa de desempleo más alta de Centroamérica.
“Mientras no piensen en fortalecer el mercado interno en vez de la inversión extranjera, seguirán viviendo de puras promesas”, criticó Coronado en una entrevista con La Estrella de Panamá.
“El problema es que mientras no se quiera hacer una ruptura con la lógica económica o histórica de Panamá de ser simplemente un centro financiero y un Canal, es difícil que cambie y contribuya a insertarse en el debate regional y global”, añadió.
Este experto, que forma parte del Consejo Directivo de Latindadd, la Red de Justicia Fiscal de América Latina y el Caribe (RJF- ALC), se encuentra en Panamá para participar de la 'Reunión preparatoria con la sociedad civil de Centroamérica y el Caribe', que se llevará a cabo el 5 y 6 de julio.
Aquí, más de 50 representantes de diversas organizaciones de la sociedad civil de Centroamérica y el Caribe se reunirán para analizar el sistema tributario de la región. Entre los principales objetivos del encuentro están discutir el estado de situación de la realidad tributaria subregional e internacional; identificar las principales propuestas y demandas que desde la sociedad civil de Centroamérica y el Caribe se puedan presentar a la Cumbre Ministerial de Cartagena; y sentar las bases para una articulación sostenible con las organizaciones sociales y los gobiernos de los países del Caribe, que propicie una amplia vinculación e inclusión de sus demandas hacia el futuro.
Esta reunión será un preámbulo de la Cumbre Ministerial de Fiscalidad, que convocó el Gobierno de Colombia, con el apoyo de los gobiernos de Brasil y Chile, para el 27 y 28 de julio en Cartagena. En ese marco, el Gobierno colombiano en el mes de mayo acordó realizar un proceso de participación con la sociedad civil, la academia y el sector empresarial de Centroamérica y el Caribe sobre cómo podemos plantear reformas a los sistemas tributarios internacionales y de fiscalidad. A raíz de que hay un gran debate global sobre cómo hacer pagar impuestos a las empresas multinacionales. Sin embargo, vimos que Centroamérica y el Caribe llegan a esos espacios sin una postura, porque son temas que han sido muy invisibilizados por ser economías pequeñas, ya que cuando se habla de América Latina se hace referencia a las economías grandes, como México, Argentina, Brasil, Perú y Colombia, los otros quedan al margen. Ante esto, dijimos que las realidades de Centroamérica y el Caribe son diferentes a las del resto de América Latina en materia fiscal y por eso vamos a tener el encuentro en Panamá, porque queremos discutir más allá de la tributación internacional y plantear propuestas sobre cómo cambiamos esta situación y cómo le planteamos a los gobiernos la necesidad de transformar las cargas impositivas del continente para que los impuestos directos sean mayores a los impuestos indirectos.
No. Es muy poco lo que ha avanzando en cambiar la legislación panameña en materia tributaria, lamentablemente. Uno cuando habla con distintos panameños, todos dicen que hay una persecución contra el país, pero la verdad es que los 'Panamá Papers' retrataron de cuerpo completo lo que estaba pasando. Es cierto que hicieron dos leyes para controlar el tema, pero, según mi perspectiva, son más apariencias, en vez de entrar de lleno en el problema. Hay muy pocas lecciones aprendidas, lamentablemente.
El problema es que mientras no se quiera hacer una ruptura con la lógica económica o histórica de Panamá de ser simplemente un centro financiero y un canal logístico que creó una estructura tributaria de transparencia para beneficiar a esos dos sectores, es difícil que cambie y contribuya a insertarse en el debate regional y global. Aquí lamentablemente hay muchos intereses creados políticos y económicos para que ese modelo no cambie radicalmente, y eso no lanza buenos augurios.
Panamá es una burbuja por el Canal, entonces, recibe muchos recursos, pero tiene la cifra de desempleo más alta de Centroamérica. Mientras no piensen en fortalecer el mercado interno en vez de la inversión extranjera, seguirán viviendo de puras promesas.
La diferencia de Panamá es su circuito financiero, que es el problema central. Con el Gafi siempre ha habido una disposición en toda América Latina de combatir los recursos provenientes de actividades no legales. ¿Cuál es el problema de Panamá? Que Panamá era bastante permisivo en el control de los capitales y entonces eso hacía que esa circulación de capitales tan permanente y sin control estimulara al crimen organizado. Con el Gafi, ahí sí defiendo que había cosas que Panamá tenía que cumplir. Sin embargo, no estamos de acuerdo con que países del Caribe sean unilateralmente agregados a una lista negra o gris.
Más que hacer cumplir los compromisos con Gafi, Panamá tiene que entender que la evasión fiscal debe ser una discusión de país porque este tema impacta decisivamente en la calidad de vida de la sociedad panameña. Posiblemente la evasión fiscal pueda que sea su talón de Aquiles porque no es tan fácil de resolver. Como primer paso, debe impulsar una política tributaria agresiva de combate al fraude fiscal y eso podría poner en entredicho su práctica histórica regulatoria porque modificaría una serie de normas y podría provocar un debate complicado interno.
En América Latina y el Caribe los sistemas tributarios son muy regresivos porque están basados en impuestos al consumo, es decir, el 60% de casi todos los ingresos de los países provienen del impuesto al valor agregado (IVA), que es el más regresivo, porque el impuesto a una caja de leche no es lo mismo para alguien que tiene un ingreso de $50 al mes, a alguien que tiene un ingreso de $5.000 al mes. Además de que no hay impuestos a la propiedad y al patrimonio, y si los hay son muy pequeños.
Las administraciones tributarias no tienen muchos recursos, así que tanto las personas jurídicas (empresas) como las naturales (personas) tienen una evasión fiscal muy alta. Y ni se diga los sectores particulares, como el financiero. Bueno, Panamá está considerado un país poco colaborativo con su sector financiero en materia tributaria.
Hay que combatir el fraude fiscal porque se ha convertido en una práctica muy común. Hay mucha evasión con los abogados, ingenieros y médicos que evaden el pago de impuestos. Si nuestros Estados no cobran impuestos, habrá una alta evasión y no se podrán desarrollar políticas públicas ni servicios públicos universales, sostenibles, y vamos a recurrir a deuda, que es un problema grave en Centroamérica. Por ejemplo, El Salvador y Costa Rica son dos países donde este problema de la deuda provoca una afectación en las finanzas públicas, que es muy complicada. Todo se interrelaciona: evasión, no cobro de impuestos, fraude fiscal y deuda, que hace que nuestros Estados no desarrollen políticas públicas sólidas, reduzcan la pobreza y la desigualdad.
La fiscalización es el principal instrumento para la redistribución de las riquezas. ¿Por qué? Porque si ponemos a pagar a quienes más tienen, el Estado puede desarrollar políticas sociales para los que menos tienen, pero si quienes pagan impuestos son los que menos tienen, entonces tenemos Estados fallidos en materia económica.
Esto no es un tema solo para los especialistas, sino para todas las ciudadanías, que deben preocuparse por lo que ocurre con los ingresos del Estado, porque de nada vale que se generen más ingresos, si la corrupción se los lleva.
Tenemos en el Caribe cifras mayores. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe nos da un dato de que anualmente existe una evasión fiscal de $300 mil millones. Por ejemplo, en Costa Rica la evasión fiscal representa cerca de un 3% de su producto interno bruto, esa es una cifra escandalosa. Esa es la proyección que se tiene de la evasión fiscal anual del sector empresarial para América Latina y el Caribe. Como no está segregado por subregiones, me aventuro a decir que en Centroamérica las cifras podrían estar cerca de 25% o 30%, de lo que se podría recaudar y no se recauda por la evasión fiscal que es muy alta. Con un 30% más de recursos, podríamos mejorar la educación, salud, carreteras, puertos, aeropuertos, todo lo que hace el Estado.
Este es el drama de América Latina y es mucho más grave en Centroamérica y Caribe, ya que son dos subregiones en que la recaudación, es decir, la carga tributaria, que es lo que representa los impuestos con respecto al producto interno bruto, es la más baja de toda América Latina. Actualmente las cifras oscilan entre un 10% y 13% del producto interno bruto. En Sudamérica estamos hablando de un 17% o 20%.
Debería estar como mínimo en Sudamérica, en un 20%, que sigue siendo bajo cuando en Europa está en 30% y en Suiza o Noruega en un 35%.
No podemos hablar de éxitos, pero hay países con mejores condiciones. Toda América Latina sí tiene un problema porque su sistema tributario está basado en impuestos al consumo y no a la propiedad o patrimonio. Solo en Brasil, Argentina y Chile los índices son altos entre el 17% hasta el 20%, mientras que en Centroamérica es de un 13%.
Es un modelo muy irregular. El problema central es que en nuestros países nos metieron el cuento que la atracción de la inversión extranjera no cobra impuestos. Entonces, los países comenzaron a competir para ver quien brinda mayores facilidades creyendo que eso genera empleo, cuando en realidad es una falacia porque hay muchos estudios que demuestran que la inversión extranjera no se sustenta. Los políticos han jugado con la historia de que toda la inversión extranjera genera empleos masivos, cuando no es así.
Hay que entenderlo como un complemento de una estrategia económica. No puede ser que la estrategia económica dependa de la inversión extranjera. Ese es el problema que tenemos en nuestra región de Centroamérica.
Lo segundo es que esa inversión extranjera contribuya al desarrollo nacional pagando los impuestos, porque mientras la liberamos de pagar impuestos, se abre una puerta para beneficiar actividades no legales y mayores salidas de los ingresos.
Por privilegios fiscales, que es lo que nosotros llamamos exoneraciones, pago de cuotas menores, privilegios, estamos hablando de cerca del 10% del producto interno bruto. Los privilegios fiscales también han llevado a un déficit fiscal en todo Centroamérica entre 3% o 7%.
Mientras no entendamos que los ingresos tributarios son el eje central para tener Estados sólidos y economías más sostenibles, no se podrán satisfacer las necesidades sociales de la mayoría. Porque la clave es combatir el fraude, la evasión, la elusión y los privilegios fiscales, que fueron un modelo hecho por los Estados para beneficiar a elites políticas y económicas.
Mucho de la gravedad sanitaria que tuvimos es la expresión de Estados fallidos. América Latina concentró el 30% de las muertes por covid-19, como resultado de la falta de infraestructuras de salud que estaban desmanteladas. Es por eso que la primera enseñanza es que la única forma de proteger a la ciudadanía es teniendo salud pública. La segunda es que no podemos seguir siendo economías cuyos ingresos se basan en el turismo o la inversión extranjera directa, porque cuando se cerraron las actividades cayó la economía.
De tercero, requerimos cambios en los paradigmas políticos de otras formas de ver el mundo, para que efectivamente esos nuevos paradigmas políticos entiendan que la fiscalidad es un asunto de primer orden para hablar de sostenibilidad de nuestras economías. Mientras no encontremos ese vínculo entre fiscalidad y sostenibilidad no vamos a poder modificar lo que tenemos hasta el día de hoy. Es muy grande lo que hay que cambiar, pero seguimos pensando que es posible.