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- 21/04/2025 00:00
Estados Unidos como potencia económica y refugio de valor viene desde mediados del siglo XX, siendo un pilar de estabilidad económica global. Su economía robusta, gobernanza democrática y un sistema financiero confiable lo convirtieron en el principal refugio de valor durante períodos de crisis. Los bonos del Tesoro estadounidense, en particular, han sido considerados por décadas como uno de los activos más seguros del mundo. Durante eventos críticos como el 11 de septiembre de 2001, la crisis financiera de 2008, o incluso durante conflictos internacionales, los inversores de todo el mundo acudían al dólar y a los bonos del Tesoro como una manera de proteger su capital.
La confianza en Estados Unidos no solo se basaba en su estabilidad económica, sino también en su capacidad de liderar y generar confianza internacional. Sin embargo, los eventos de los últimos años han empezado a cuestionar esta posición.
A diferencia de crisis anteriores, en las más recientes, como la crisis del COVID-19 y la guerra comercial impulsada por los aranceles bajo la administración de Donald Trump, la reacción de los inversionistas ha sido diferente. En lugar de buscar refugio en los bonos del Tesoro, muchos optaron por diversificar sus inversiones hacia otros activos como el oro que llego a máximos de $1.900 en 2020 o en monedas como el Yen Japonés o el Franco Suizo que son economías que generan más confianza. Esto marca un cambio importante en la percepción de Estados Unidos como el refugio seguro por excelencia.
La pandemia de COVID-19 expuso fragilidades en la economía estadounidense, incluyendo problemas estructurales como la creciente desigualdad, una deuda nacional en aumento y una respuesta inicial caótica al manejo de la crisis sanitaria. Por otro lado, la guerra comercial entre Estados Unidos y China está generando incertidumbre global, alejando parte del flujo de capital hacia otros mercados.
Estos eventos han contribuido a una percepción de vulnerabilidad, donde Estados Unidos ya no parece ser la opción automática para los inversionistas en tiempos de incertidumbre.
Durante la actual administración Donald Trump, han aplicado estrategias económicas poco convencionales, como son los aranceles, los cuales buscan en principio una disminución del déficit comercial. Sin embargo, los aranceles también pueden traer consigo un aumento de los precios y por consiguiente la disminución de la capacidad adquisitiva de los consumidores, esto está creando mayores expectativas de recesión, lo que podría tener como objetivo presionar a la Reserva Federal para bajar las tasas de interés. Este enfoque ha generado volatilidad en los mercados y una sensación de incertidumbre sobre la dirección de la economía estadounidense.
Si bien esta estrategia logró temporalmente reducir las tasas de interés, también contribuyó a una percepción de inestabilidad en el mercado de acciones. Los inversionistas comenzaron a cuestionar si las decisiones estaban orientadas al beneficio a largo plazo de la economía o si respondían a intereses políticos a corto plazo. Esto ha añadido otro nivel de escepticismo hacia la confianza en los bonos del Tesoro y, en general, en la economía estadounidense.
En la actualidad, el aumento de las tasas de interés de los bonos del Tesoro ha puesto en evidencia una vulnerabilidad importante en la economía de Estados Unidos. Este año, el país debe renovar aproximadamente $9 trillones en deuda, lo cual representa un desafío significativo. Las tasas altas encarecen el costo de refinanciar esta deuda, se estima que cada medio punto porcentual de alza de la tasa en los bonos genera un sobre costo de $150.000 millones, lo que podría generar una presión adicional sobre las finanzas públicas y, en consecuencia, aumentar el riesgo percibido por los inversionistas internacionales.
Además, el aumento de las tasas refleja un cambio en las condiciones globales del mercado. Los inversionistas están evaluando otras opciones, activos como el oro, monedas como el Yen Japonés, el Euro o Franco Suizo con economías con políticas fiscales más conservadoras. Esto debilita aún más el rol de Estados Unidos como el refugio de valor predominante.
A pesar de este panorama incierto, es crucial no caer en el pesimismo absoluto. La historia nos enseña que los momentos de crisis también son momentos de oportunidad. Aunque los fundamentos económicos de Estados Unidos están siendo cuestionados, sigue siendo una de las economías más grandes y diversificadas del mundo. Su capacidad de innovación, su liderazgo en tecnología y su influencia cultural global son factores que no deben ignorarse.
Para los inversionistas, la clave en estos tiempos es mantener la calma, diversificar las carteras y estar atentos a las oportunidades que puedan surgir. Las fluctuaciones del mercado a menudo presentan puntos de entrada atractivos para inversiones a largo plazo. Es importante enfocarse en datos concretos, evitar decisiones impulsivas y consultar con expertos financieros en caso de dudas.
La pérdida de confianza inversionista en los Estados Unidos es un fenómeno complejo que involucra factores históricos, económicos y políticos. Aunque las circunstancias actuales han puesto en evidencia vulnerabilidades significativas, también es un recordatorio de que los mercados podrían estar sobre reaccionando a situaciones temporales. Para quienes buscan navegar este entorno incierto, la paciencia, la diversificación y la atención a las oportunidades serán claves para tomar decisiones acertadas. Estados Unidos puede estar enfrentando un momento de cambio, pero su rol en la economía global sigue siendo relevante.