Criptomonedas, un reto para investigar al crimen organizado

Actualizado
  • 29/06/2022 00:00
Creado
  • 29/06/2022 00:00
Golpear las finanzas de las estructuras delincuenciales ha sido la estrategia para estrangular su funcionamiento. No obstante, la existencia de criptomonedas totalmente anónimas significa un desafío moderno para las autoridades
El Foro 'World Compliance Latinoamérica' se desarrolló en la capital con más de 50 conferencistas de 17 países del 23-24 de junio

El delito de trata de personas difícilmente se observa como parte del esquema del crimen organizado, sino como un delito que la justicia ha catalogado entre víctima y victimario, sin ir más lejos, a pesar de que es el segundo negocio ilícito más redituable en el mundo después del tráfico de armas.

Así lo explicó Héctor Pérez Rivera, coordinador de la Clínica de Interés Público contra la Trata de Personas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (Itam), durante su intervención en el foro Mundial de Cumplimiento (World Compliance Forum-Latam) celebrado en Panamá al abordar el tema de trata de personas y tráfico de migrantes.

En este escenario se discutieron los factores que obstaculizan la labor de las autoridades para llevar a la justicia a los cabecillas de las organizaciones. Una de ellas es identificar sus bienes y decomisarlos. El problema es que la modernidad ha trastocado la investigación porque muchas organizaciones se refugian en las criptomonedas.

Averiguar las finanzas de los tratantes resulta todo un reto porque son operaciones pequeñas, en goteo, que no se registran en cuentas bancarias o a nombre de los explotadores, pero que al sumarlas reflejan cifras importantes. También se han refugiado en las criptomonedas, donde prima el anonimato y por ende, la dificultad de seguir el rastro.

Identificar la pista del dinero en el ciberespacio es aún mucho más complicado. Se requiere de personal experto que en muchos países escasea. Es parte de la tecnología moderna que emplea la delincuencia frente a la capacidad del estado. En este sentido, “culpar a la tecnología de lo que hace el crimen organizado, o del uso del bitcoin, no sirve”, recalca Pérez. De acuerdo al panelista hace falta verlo desde la perspectiva público-privada para entender la tecnología.

La primera acción para desmantelar al crimen es partir de una premisa pronunciada por Mauricio Veira, director, cátedra comercio ilícito transnacional: “Los Estados son los principales actores que propician o inhiben la conducta de la criminalidad”. Esto se traduce en qué tan eficiente es el sistema democrático del país, si detecta y combate el blanqueo o qué tanta corrupción reina.

Algo que caracteriza a las organizaciones criminales es su capacidad de mutar constantemente.

En el caso de la trata de personas, inicia por conocer la dimensión de la actividad, su estructura y cómo atenta contra la estabilidad de los gobiernos de los países donde migran. Una de las rutas más empleadas sube por Ecuador, pasa por Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, hasta llegar a México, la boca de donde salen después miles de migrantes rumbo a Estados Unidos.

Golpear los bienes

La perspectiva para combatir la trata de personas debe ser atacar el negocio, golpear las finanzas.

A diferencia del narcotráfico, por ejemplo, Pérez describió que un kilo de cocaína se produce, se vende y se consume, pero en el delito de trata, a una persona la pueden vender cinco, diez o quince veces en un mismo día. Un explotamiento contínuo de la víctima.

México, de donde es originario Pérez, es el segundo país del mundo que recibe más víctimas procedentes de Sudamérica y Centroamérica, pero también de Europa del este para ser explotadas.

Lo primero que hay que hacer para combatir la trata es entender el negocio, “no sólo enfocarlo a la persona que trafica, porque es un concepto errado”, según Pérez. Es como decir que los narcos solamente mueven droga, cuando los “principales centros turísticos y el negocio de la explotación sexual en la frontera México-Estados Unidos están controlados por el narcotráfico”.

En la ciudad de Tijuana se sitúa uno de los burdeles más grandes, que en un fin de semana puede albergar aproximadamente a 2,500 mujeres. Una muestra de lo que representa el negocio de la trata y la explotación sexual en la frontera, donde también ocurren casos de extorsión, secuestro o blanqueo de capitales.

El crimen trasnacional se ha perfeccionado en los últimos años. No titubea en invertir en inteligencia; pagan por información que les sea útil, sin importar el precio; forman a su personal en universidades prestigiosas, a veces en el extranjero, donde estudian diferentes carreras.

Esto supone un mayor reto para las autoridades por la necesidad de invertir en herramientas eficaces para combatir o prevenir el crimen organizado.

Entre los obstáculos que se enfrentan las autoridades para desmantelar a estas organizaciones, según mencionó el especialista, está identificar los bienes de los victimarios. El dinero de la trata, ilustra Pérez, “suelen invertirlo en construcciones a pequeña escala a nombre de terceros”.

Entre otras razones, también se hace complejo investigar el tema por la relación que surge entre el tratante y la víctima, además de la desconfianza que muchas veces siente esta última en la ley.

Tráfico versus trata

Se tiende a confundir también el tráfico de personas con la trata. “No son iguales”, asevera Lourdes Gutiérrez, del equipo de lucha contra la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc). El primero se vende ante el público como una oportunidad de empleo en el que la víctima tiene la oportunidad de prosperar en otro país. Usa un método engañoso para atrapar a la víctima y ésta otorga su consentimiento.

En la trata por lo general existe una explotación constante de la víctima a nivel internacional o doméstico, no son solo mujeres blancas, sino hombres, niños y niñas, que genera ganancias contínuas, siendo el mayor recaudo de los grupos delictivos.

Lo que tienen en común es que independientemente del grupo criminal, ambos lavan dinero comprando productos o solicitan a la víctima que envíe dinero a un familiar del tratante para evitar dejar huellas.

Las víctimas, por su parte, “se encuentran tan amenazadas que temen entablar contacto con las autoridades”, recalca Gutiérrez. Les afecta psicológicamente y viven con miedo todo el tiempo. “El que tiene el dinero tiene el poder, por eso es importante seguir el dinero, buscar los bienes, revisar cómo viven los familiares y su entorno para ver si algo no cuadra”, precisa la especialista de la Unodc.

El 57% de los casos de trata a nivel global que registró la oficina internacional ocurrieron a través de una red de personas en la que todos se benefician, como si fuera un esquema empresarial. En la región, sobre todo en el triángulo norte (El Salvador, Honduras, Guatemala) el 40% de las víctimas son niñas. Los tratantes convencen a los padres para que se las entreguen prometiendo un futuro de bonanza.

“En Cúcuta, Colombia, hay varias víctimas de trata que luego son identificadas cuando llegan a suelo panameño”, explica Gutiérrez. Muchas llegan como turistas y luego las explotan.

Lavado de activos

Para poder aprehender las ganancias de la delincuencia organizada es necesario un delito precedente (tráfico de droga, armas, venta de droga, trata de personas), “pero también existe una zona gris que son los recursos que usan para lograr sus objetivos, la adquisición de un beneficio material del delito”, describe Mauricio Veira, director, cátedra de comercio ilícito transaccional, de la Universidad para la Paz.

El tercer círculo concéntrico en el que hay una atmósfera favorable para continuar con las actividades delictivas es la corrupción. Es donde el crimen identifica las fisuras que posibilitan su entrada y qué tan profundas son. Son más grandes en países donde no se ha desarrollado la democracia y en los que no son tan estrictos en la implementación de las recomendaciones internacionales para la prevención del lavado de dinero, que en este caso, funciona como una barrera útil para detener este tipo de actividades.

El mecanismo que usa el crimen organizado para asegurar el beneficio del delito se basa en una cadena de valor que se fortalece en la medida en que cada uno de los eslabones funciona.

Veira dice que cuando no vemos condenas judiciales por lavado de dinero en firme es “una señal de que uno de los eslabones no está funcionando”. En la cadena los primeros que intervienen son los oficiales de cumplimiento cuya función no es detectar la comisión de un delito, sino alertar sobre operaciones inusuales o sospechosas. Luego vienen las unidades de inteligencia financiera, un eslabón de análisis de la información que en la práctica se debe fortalecer.

El gran reto de las autoridades en materia de lavado se centra en las criptomonedas. Su lenguaje no es sencillo y se debe definir la forma en que la oficina de extinción de dominio, o su similar, va a administrar una criptomoneda cuando sea confiscada.

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