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Covid-19: retos sociales y comerciales de una ruta por la vacuna
- 25/07/2020 00:00
- 25/07/2020 00:00
Los actuales indicadores de desempleo y desigualdad en América Latina y el Caribe agudizan los retos de los modelos de desarrollo contemporáneos de la región.
De acuerdo con el 'Informe panorama laboral' en tiempos de la covid-19 (OIT, primero de julio 2020), la tasa de desocupación de 8,1% reportada en 2019 podría incrementarse entre 4 a 5 puntos porcentuales, esto representa 41 millones de desempleados en el ámbito regional, equivalente a un 6,5% de la población total en Latinoamérica (629 millones).
La desocupación pone en detrimento el bienestar humano, porque sin el poder adquisitivo la sociedad no tiene cómo satisfacer sus necesidades; esto conlleva a una intensificación de las probabilidades de incremento de la desigualdad. Según las Naciones Unidas, como lo plantea en el informe 'Impacto covid-19 en América Latina y el Caribe' (ONU, julio 2020) se espera que el índice GINI incremente entre el 1,1% a 7,8%.
Frente a esta amenaza, se podría considerar que el avance a ingreso medio que han reportado las naciones tendría algún tipo de contrabalance frente a estos incrementos de desigualdad. Sin embargo, en la gran mayoría de estos países los hogares de ingreso medio tan solo representan una conservadora y vulnerable porción de la población total, teniendo el grueso de los hogares un ingreso bajo.
Otros aspectos negativos como la desescolarización y la pobreza toman mayor fuerza en la región. La situación clama la puesta en práctica de medidas de alivio, enfocadas a la normalización de la salud, siendo la covid-19 el factor que ha exacerbado la fragilidad económica de la región y otras problemáticas estructurales del desarrollo.
En el ámbito internacional se reportan escenarios similares. Desde el inicio de la pandemia se ha masificado la participación de diversas farmacéuticas, biofarmacéuticas, instituciones académicas y organizaciones de la salud enfocadas en la investigación y desarrollo de alguna vacuna o tratamiento.
Para el 21 de julio de 2020, luego de cuatro meses de anunciarse la emergencia mundial, el resumen de vacunas candidatas reportado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmaba un total de 166 candidatos en diversas etapas que abarcan desde la preclínica a la fase tres. De este total, a la fecha se confirman 24 vacunas en evaluación clínica, de las cuales 7 se ubican en la última fase.
De acuerdo con los expertos y datos históricos, el desarrollo de una vacuna generalmente se extiende por años. Sin embargo, la pandemia ha dado lugar a procesos de investigación, desarrollo y pruebas que son mucho más acelerados, incluso en lo que a temas de aprobación concierne, por lo que tener vacunas en fase tres en menos de seis meses es considerado una ventana de amplias probabilidades para contar con un tratamiento a finales de 2020 o inicios de 2021.
Tal como lo ilustra el optimismo desenfrenado por parte de la población mundial, desencadenado a partir de la publicación de datos por parte de entes como la biofarmacéutica Moderna Inc., que el próximo 27 de julio de 2020 iniciará la fase tres; por su parte, la Universidad de Oxford y AstraZeneca también han comunicado sus avances.
Este elevado optimismo puede conllevar a la pérdida de objetividad sobre las acciones a considerar en materia política y comercial, así como a perspectivas viciadas. Es importante recalcar que la existencia de una determinada vacuna o tratamiento no significa la solución inmediata. Ya que existen diversos aspectos que pueden interrumpir la distribución y comercialización equitativa, una vez esta sea aprobada.
Destacando entre estos aspectos las altas probabilidades de nacionalismo o medidas comerciales proteccionistas que terminan por poner en desventaja a las naciones de medio y bajo ingreso. Esta es una amenaza a la oportunidad de acceso, fundamentada tanto en hechos históricos como en comunicaciones y actos que han manifestado y llevado a cabo economías avanzadas a la actualidad.
Revocándonos al H1N1 (2009), ubicamos un hecho reciente sobre nacionalismo. Para este período, la compañía australiana CSL Behring desarrollaba la primera vacuna contra esta influenza, y a pesar de tener contratos previamente negociados, fue exigido por parte de autoridades locales que se abasteciera primero el mercado local.
Posteriormente se le distribuyó a otras economías fuertes como Nueva Zelanda, Singapur, Estados Unidos y Canadá, hasta luego ser atendida la demanda de los países con desventaja de poder adquisitivo, es decir ingreso medio y bajo.
La nacionalización de la vacuna es un aspecto que pone en peligro la estabilidad económica y sanitaria mundial. Como lo han reportado los profesionales de la medicina, de nada serviría mantener una nación sana mientras el resto del mundo continúa enfermo. Para aquellos con ventaja, sería como decidir vivir aislados del mundo, lo cual continúa ejerciendo una presión fuerte en la estabilidad mundial.
Esta tendencia al proteccionismo de la vacuna o tratamiento se sustenta en una serie de hechos que se han reportado a la fecha. Tratándose de las inversiones de miles de millones que han realizado economías desarrolladas, como Estados Unidos, quien incluso cuenta con un plan denominado 'Operation Ward Speed' enfocado a la localización de sus intereses en cinco investigaciones.
Por otro lado, las comunicaciones de AstraZeneca sobre la distribución inicial de 30 millones de dosis a Reino Unido, a razón de la inversión de US$79 millones.
En diversas naciones latinoamericanas algunos grupos de profesionales también han puesto en marcha sus esfuerzos. Entre los países que han tomado la iniciativa destacan aquellos con el mayor número de casos, como Brasil, quien a la fecha se encuentra en etapa preclínica, por la investigación conjunta de la Fundación Oswaldo Cruz y el Instituto Buntantan, y por otra parte la Universidad de Sao Paulo (Informe borrador vacunas candidatas OMS, 21 julio 2020). Otros países de la región que se han mostrado dinámicos son México, Chile y Perú.
Por otro lado, la comunidad internacional reporta esfuerzos que tienen por objeto establecer una estrategia que sedimente las bases al apoyo colectivo y equitativo a los países de ingreso medio y bajo, como la Estrategia de la vacuna Unión Europea, Alianza para la Vacunación (GAVI), la Alianza inclusiva de Francia-Alemania-Italia-Holanda, la Coalición para las innovaciones en preparación para epidemias (CEPI), entre otras.
Un segundo aspecto a considerar para calibrar el optimismo y ser objetivos, son los indicadores de probabilidades de éxito, definidos en el idioma anglosajón como POSS. Según estudios, los programas de desarrollo de vacunas en los que participa la industria farmacéutica tienen probabilidades de éxito de 39,6% (NBER, mayo 2020).
Mantener una actitud optimista en tiempos difíciles es clave para navegar en el mar de dificultades. No obstante, se debe siempre mantener la objetividad a los más altos niveles. Actualmente no existe garantía para ninguna nación. Los recursos económicos, tal como lo evidencian los hechos y la conducta humana, no son fuente de seguridad.
Esto se trata más bien de encarar las afectaciones actuales y futuras de la covid-19, mediante las herramientas a disposición mientras se establecen otras soluciones al conflicto sanitario.