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Don Manuel Roy, el dirigente deportivo de la pasada centuria
- 21/11/2022 00:00
- 21/11/2022 00:00
El mes de noviembre, época grande para los panameños por los aspectos que encierran en términos de Patria, ha sido oportuno para que se reconozca el trabajo o legado de uno u otro ciudadano, no importa en qué estrato de la sociedad lo haya hecho.
En ese sentido y siendo un poco específico con respecto al deporte, el más significativo fue el realizado en noviembre de 1928, cuando se instituyó el “Día del Deportista” por parte de la Asociación Nacional Pro Deportes.
in embargo, esa fecha pasó a los libros de historias ya olvidados, como suele suceder en este pequeño terruño, y hoy se recuerdan más las condecoraciones dadas al exluchador Julio Kennion y al expelotero Mariano Rivera en los años 90.
De igual forma, la designación como abanderados para las fiestas novembrinas, a figuras como el saltador Irving Saladino, el jinete Laffit Pincay Jr., y la boxeadora Atheyna Bylon.
No han sido los únicos y ni siquiera fueron los primeros, pero los menciono como una referencia al comentario, en cuanto a los reconocimientos de atletas en estas celebradas fechas.
Todos y cada uno de ellos, al igual que muchos otros en diferentes momentos, aportaron su cuota para que en el exterior fuera reconocido el deportista panameño.
No obstante, ¿qué recibieron aquellos que también hicieron patria al aportar su talento y esfuerzo, al tiempo que abonaban el camino para que otros con mayor luz brillaran?
La lista en ese contexto también es enorme y no solo abarca a quienes han estado en selecciones nacionales, sino a otros que hicieron a un lado su sueño de ser atletas, para circunscribirse al papel de entrenadores o de dirigentes.
En esa dirección, el Gobierno creó en julio de 1985 la condecoración al 'Mérito Deportivo', para resaltar a aquellos deportistas y dirigentes que habían dado su granito de arena.
A la mencionada distinción le dieron el nombre de un hombre que, discretamente y sin ser atleta, había colocado a Panamá en decenas de ocasiones en lo más alto del podio.
Nos referimos a don Manuel Roy.
Roy fue un 'Todoterreno', aunque en lo conversado cuando ambos trabajamos en el Instituto de Deportes (INDE), jamás se refirió a su impronta, preocupado más por las actuaciones y bienestar de los atletas.
Al escrudiñar un poco de su labor, en los escritos del profesor Rommel Escarreola, en la obra del doctor Alfredo Figueroa Navarro y en mis archivos, no exagero si afirmo que estamos frente al dirigente deportivo de la pasada centuria.
Llegado a este punto, me pregunto, si quiénes han sido honrados con ese reconocimiento, ¿Saben realmente quién fue Manuel Roy?
Manuel Roy (1895-1991) perteneció a una casta de dirigentes que nunca más se verán en nuestras tierras, con atributos que lo hacían el personaje perfecto para dirigir cualquier tarea o misión, por más difícil que esta fuera.
Era de la casta del que estuvieron hechos, por ejemplo, el empresario David Cardoze, reconocido hace un siglo como el padre del béisbol istmeño, o el guatemalteco Gabriel Barrios, protagonista en la introducción y promoción de varios deportes en Panamá.
Esto señores eran desprendidos, disciplinados, acuciosos y honestos, características que no revisten en la actualidad, lamentablemente, a muchos de nuestros dirigentes.
Roy fue el primer presidente del Comité Olímpico nacional (1934), pero mucho antes se había encargado de introducir el baloncesto en su natal Chiriquí y dirigido la Federación Deportiva Nacional, en ese momento la máxima organización del país en ese sector.
Estuvo al frente del Departamento de Educación y Deportes, entidad que con los pocos recursos con los que contó hizo maravillas, jamás igualadas por las instituciones que la sustituyeron, como el Incude y el INDE (Pandeportes).
Roy dirigió ese Departamento, cuando dirigentes de la pelota local tocaron a su puerta en 1944, para crear los campeonatos nacionales de béisbol, idea que contó con todo su apoyo.
Once años después, el dirigente deportivo Darío Ruiz escribió un artículo sobre cómo nació el nacional mayor de béisbol, y el papel que jugó el profesor Roy.
“Cuando informé a don Manuel Roy, en aquél entonces jefe del Departamento de Educación Física, sobre los planes de presentar este torneo, lo acogió y de inmediato se puso a las órdenes en la línea técnica y brindó el respaldo oficial”.
“Cuando ya tomó calor la actividad y ésta se hacía muy difícil para los organizadores, don Manuel Roy respondió efectivamente, sin lo cual el torneo no hubiera resultado tan interesante, todo en la mejor forma posible. Don Manuel estuvo en todas las actividades del torneo”, refirió Ruiz.
La revista Épocas en 1947, destacó sus aportes de esta manera: “Al frente del Departamento de Educación Física y Deportes, el señor Roy se ha enfrentado con entereza a los difíciles problemas que le han presentado ... Firme en sus sanos propósitos de impulsar por buena senda la educación física y el deporte, ha seguido al pie de la letra los dictados de su entendimiento y ha mantenido una conducta rectilínea a favor de sus propósitos, es decir, en favor del mejoramiento del Departamento en buena hora puesto a su cuidado”.
En su andar como dirigente y líder deportivo en una República que apenas se desperezaba en esas lides, fue jefe de la delegación istmeña en los Centroamericanos y del Caribe de La Habana en 1930, además de presidir el congreso técnico de los juegos celebrados ocho años después.
Asimismo, fue miembro del comité organizador de los juegos Centroamericanos de Barranquilla en 1946, y parte del comité de honor de las competiciones similares de Guatemala (1950) y Kingston (1962).
Gracias a estas acciones fue nombrado miembro honorario y vitalicio de los juegos Centroamericanos y del Caribe y de los Bolivarianos.
Sin embargo, sus contribuciones internacionales no quedaron allí.
Fue escogido directivo de la Federación Internacional de Béisbol Amateur (IBAF), así como presidente de la Federación Centroamericana y del Caribe de Fútbol y del comité organizador de los Centroamericanos y del Caribe de Panamá (1970).
La formación académica que obtuvo en el Instituto Nacional, de la cual fue alumno y después rector, fue que le dio un mayor impulso a su labor como docente, tanto dentro como fuera de las aulas.
Roy, mientras ejercía su papel de rector, fue el creador del lema del Nido de Águilas: 'Todo sea por la gloria institutora' y uno de los primeros promotores en la creación de la Universidad de Panamá.
Promovió la educación física a nivel universitario y fue el gestor del concurso de Bellas Artes, en el marco de los Centroamericanos y del Caribe de 1938, armonizando la cultura con la actividad deportiva.
Su andar polifacético, como docente en algunas ocasiones y de dirigente en otras, le valieron para ser condecorado con las órdenes Manuel José Hurtado, Vasco Núñez de Balboa y Manuel Amador Guerrero.
“Muy pocas veces dichas condecoraciones adquirieron tanta jerarquía, como cuando fueron otorgadas a tan ilustre personaje”, se leyó en un diario en una especie de epitafio, cuando se supo de su fallecimiento y se escribió de su legado.
Solo nos queda honrar, honra.