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- 18/12/2014 01:00
- 18/12/2014 01:00
El deporte mira con alegría y expectativa la futura normalización de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba, rotas desde hace 53 años.
La iniciativa pondrá fin a más de cinco décadas de tensiones en el ámbito político, donde salir de la isla se convirtió en una obsesión para muchos deportistas, principalmente en el béisbol, con potencial para jugar en las Grandes Ligas de los Estados Unidos.
Todo ha venido madurando desde el año 2006, cuando el comandante Fidel Castro dejó el poder en manos de su hermano, Raúl, quien inició por cuenta propia un proceso que en lo relacionado con el deporte, ha comenzado a dar resultados.
En 2013, y en base a una nueva política relacionada con el deporte y sus ingresos, los atletas de la isla pueden suscribir contratos con equipos profesionales, entregando un porcentaje de sus ganancias al gobierno en una proporción mucho más baja de lo que era anteriormente.
El caso del toletero Alfredo Despaigne es uno de los más conocidos y próximos; el cubano firmó con los Piratas de Campache en la Liga Mexicana, recibiendo el 80% del monto de su acuerdo, y entregando el 20% al Estado.
Despaigne representó a Cuba en los Juegos Centroamericanos y del Caribe celebrados el pasado mes en Veracruz, México, donde por su estatus de pelotero ‘profesional’ no recibió la custodia que otros deportistas tuvieron durante el certamen regional.