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- 11/11/2024 07:09
- 10/11/2024 17:57
El deporte de la lucha ha sido una de las disciplinas más premiadas en nuestra historia deportiva, desde los juegos Centroamericanos y del Caribe en Panamá en 1938, cuando se obtuvieron siete preseas, cuatro de ellas de oro.
A partir de ese momento, no hubo competencia alguna en la que nuestro país participara y que, con la lucha presente, no se obtuviera al menos una de las medallas.
Efectivamente, así se dieron en otras instancias regionales, como los Bolivarianos, pasando por Panamericanos y finalmente por los Centroamericanos, detallándolos por las fechas en que aparecieron.
Sin embargo, poco o casi nada se ha hecho para introducir esta actividad en forma oficial en nuestros centros educativos, epicentro adecuado para su desarrollo y difusión.
Es cierto, así como ocurre con la lucha olímpica se da en otros deportes, prácticamente ignorados en nuestros centros educativos, pero que, frente a una actividad internacional, como la de los Codicader, aparecen en un solo pestañeo.
En efecto, la lucha no es la única pasada por alto, pero quizás es, junto a la halterofilia, las que históricamente más medallas les han otorgado internacionalmente a Panamá, en comparación a otras.
Ahora, hay poca responsabilidad que atribuirles a los educadores físicos, quienes se ciñen por un plan de trabajo diseñado en una oficina refrigerada, donde sus autores intelectuales parecieran estar desconectados con la realidad deportiva.
Las primeras medallas
Cuenta la historia que la lucha olímpica fue introducida en nuestro país hace una centuria, por unos europeos que llegaron producto del movimiento marítimo en nuestras tierras.
Es decir, que la actividad se promovía desde las primeras décadas de la República y, a pesar de ello, no participó en los Centroamericanos de los años 30 y 35, debido a su falta de promoción y, principalmente, por razones económicas.
Esta disciplina es una de las de mayor éxito en torneos y competencias internacionales, a partir de las medallas obtenidas por George Jones, Harry Smith, Roy McClean y Gladstone Stone, José Granucci, Carlos Alvarado y Sammy Ford en los juegos del 38.
Ilustres nombres han brillado desde entonces en diversos torneos, destacándose atletas como Gregorio Estribí, Sion Cohen, Luis Friedman, Pablo Ledezma, Eduardo Campbell, Wanelge Castillo, Segundo Olmedo y Lucío Lam, hasta los años 70.
Después llegaron los hermanos Antonio y Erick Caballero, Arturo Oporta, Miguel Meza, Nicodemus Rodríguez, Alfredor Far, Leonardo González, Herminio Hidalgo, Ramón Mena y Alvis Almendra.
Indudablemente que hay muchos más, pero esto solo es una muestra del gran talento que, a lo largo de los años, ha tenido esta actividad.
La lucha desde siempre fue una disciplina excepcional que brindó los primeros campeones mundiales del deporte aficionado.
Esto aconteció hace 50 años en la categoría infantil, cuando los colonenses Saúl Leslie y Julio Kennion obtuvieron sendas preseas de oro, en un mundial realizado en el Perú.
Hasta ese momento, salvo en el boxeo profesional, ningún otro atleta había logrado un máximo galardón, como los obtenidos por Leslie y Kennion.
Por cierto, en esa época, denominada de oro en el deporte panameño, se vivían momento de euforia por los logros obtenidos por los boxeadores, la hípica y el baloncesto, que hasta a unos juegos olímpicos había asistido en México 68.
Efectivamente, en julio de 1974 ganan sus títulos mundiales en el segundo campeonato mundial de lucha infantil, celebrado en Lima, Perú.
El primero en salir a la colchoneta fue Saúl, de 10 años, en la división de los 23 kilos, y después Julio, con 12, en los 32 kilogramos, ambos de la mano del técnico Rodolfo Turney.
La primera clarinada del potencial de estos dos pequeños gladiadores la dio Kennion un año antes, cuando se adjudicó la medalla de plata en el primer mundial efectuado en ciudad de México.
Saúl volvió a repetir su gran actuación un año después en República Dominicana, convirtiéndose en ese momento en el primer y único panameño en ostentar dos títulos mundiales en cualquier disciplina, en la historia del deporte aficionado.
El 3 de noviembre de 1994, ambos atletas fueron galardonados con la orden Manuel Roy en el grado de “Gran Caballero”, por el Instituto de Deportes.
¿A quiénes en realidad se deben los triunfos obtenidos?
Para contestar esta interrogante, buscamos la opinión de los entrenadores Said Gómez, múltiple campeón paralímpico de atletismo, y Edgar Iván Castillo, técnico nacional de la lucha olímpica.
Para el entrenador herrerano Edgar Iván Castillo existe muy poco interés del ministerio de Educación y de los propios docentes, en involucrarse para desarrollar la actividad deportiva en los plantes. “La lucha está en las competencias de Codicader, pero a los directivos de los colegios no les interesa los deportes de combate o individuales, solo los que se practican en el colegio, como el béisbol, futbol y baloncesto”, señaló.
Explicó que en varias ocasiones han intentado entrar a los centros educativos para enseñar el deporte, pero se esgrimen “miles de excusas, una de ellas, es que los seguros no cubren deportes de combate”.
“En cientos de reuniones que se han hecho con el Meduca se les ha pedido el permiso para entrar a los colegios y practicar nuestro deporte, porque los niños están allí y no hay que ir a buscarlos. En ese momento nos dicen que sí, pero luego que se acaban los intercolegiales, cambian de opinión”, apuntó.
Castillo, quien fuera selección nacional en su época juvenil, detalló que las escuelas serían una gran promotora para desarrollar cualquier deporte individual, y los juegos de Codicader un gran incentivo.
“Nos interesa el sistema de los intercolegiales porque los atletas tienen el incentivo de representar al país, con mucha mayor facilidad que en otras instancias”, apuntó.Explicó que en los nacionales hay treinta ganadores en una categoría, pero si acaso viaja la mitad para representar al país, contrario si se tratara de un torneo intercolegial, donde todos viajarían.
“Eso para nosotros es un gran incentivo para nuestros atletas y desarrollar el deporte”, matizó.
El primer y único medallista de oro panameño en unas Paraolimpíadas, el chiricano Said Gómez, indicó que la situación en términos generales es difícil para la mayoría de los deportes, en cuanto a su desarrollo en las escuelas.
“En primer lugar, no hay instalaciones ni colchonetas donde se pueda enseñar la lucha para que los niños no corran riesgos”, precisó al hablar sobre la posible práctica de esta disciplina en los colegios.“Sin en los coliseos no hay estas herramientas para enseñar la lucha, imagínate en las escuelas, eso no existe”, sostuvo.
Indicó que los atletas que participan en representación de Panamá en, por ejemplo, los juegos deportivos de Codicader (Consejo del Istmo Centroamericano de Deporte y Recreación), no son sacados de las escuelas sino de las diferentes ligas y/o academias particulares.
“La mayoría de estos muchachos vienen de un trabajo hecho por nosotros en las canchas y gimnasios, y el Meduca lo que hace es cosechar lo que no ha sembrado”, dijo. “Te aseguro que más del 90% de los que están allí, son atletas federados, ninguno sacado o formado de las escuelas”, aseguró.Según el educador físico, hace falta un programa en el que no solo se incluyan un sinfín de deportes, sobre todo individuales, sino que a los atletas-estudiantes se les dé seguimiento y apoyo.“Si nosotros tuviéramos la dirección de Pandeportes o del Meduca, todos los estudiantes que logran destacarse fueran becados y se les conseguiría un lugar apropiado para que entrenen”, expresó.“Si en Panamá se hicieran las cosas correctamente por parte de las autoridades, los talentos deportivos no se perderían”, reflexionó.