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- 10/10/2014 02:00
- 10/10/2014 02:00
Río Negro, un potente purasangre de cuatro años, se encaminaba a convertirse este año en la gran revelación del hipismo venezolano, pero su suerte cambió de un día para otro.
Una brutal sobredosis de cortisona que le inyectó alguien presuntamente vinculado al mundo de las apuestas casi aniquila al caballo que hoy lucha por recuperar su condición física para volver a las pistas.
La creciente criminalidad, que ha convertido a Venezuela en uno de los países más inseguros del mundo, ya alcanzó a los caballos purasangre, convertidos en las apetecibles víctimas de las mafias de las apuestas, que los drogan para perjudicar su rendimiento en las carreras y así quedarse con las millonarias sumas que apuestan los aficionados sin saber que su ejemplar favorito ha sido malogrado.
Aunque el fenómeno de ‘dormir’ caballos en Venezuela tiene varios años, el caso de ‘Río Negro’ ha conmocionado al hipismo local, desde propietarios, criadores, entrenadores y caballerizas hasta aficionados, que temen que la mafia de las apuestas pueda acabar con este deporte, el más popular del país después del béisbol.
Desde su frío y oscuro establo, que más que una caballeriza parece una suerte de prisión por la cantidad de rejas, alambrados y cámaras de seguridad que tiene a su alrededor para protegerlo, ‘Río Negro’ se muestra apacible y ajeno al difícil momento que enfrenta, mientras su entrenador, veterinarios y caballerizo agotan cuidados para recuperar a uno de los ídolos del hipismo venezolano.
Tras una seguidilla de seis triunfos el año pasado, ‘Río Negro’ despuntó como una gran revelación al ganar en febrero, por más de seis cuerpos, la Copa Arzak en el hipódromo capitalino de La Rinconada.
Pero entre finales de junio y julio, antes de un importante derbi, padeció una ‘diabetes temporal’ a consecuencia de un envenenamiento por una sobredosis de cortisona que obligó a someterlo a un intenso tratamiento para salvarle la vida.