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Paraguay, el último escollo para llegar al primer mundial femenino
- 22/02/2023 00:00
- 22/02/2023 00:00
El camino por el que fue esquivando obstáculos durante estos dos últimos años la Selección Femenina Mayor de Fútbol de Panamá, la ha llevado a plantarse hoy ante el partido que abre la puerta de acceso a la Copa Mundial Femenina Nueva Zelanda y Australia 2023.
Pero para lograr abrir esta puerta que es el objetivo final, la clave está en descifrar esta noche (Estadio Waikato, Hamilton, Nueva Zelanda, 8:00 p.m. hora Panamá) el juego de la Selección de Paraguay y derrotarla. Las guaraníes son el último escollo y llegan con iguales pretensiones que las panameñas, clasificar por primera vez a la máxima cita futbolística femenina.
Serán noventa minutos, ciento veinte minutos o tanda de penales, según la mecánica reglamentaria a la cual se vean abocados a apelar para dirimir a un ganador, el cual regresará rebosante de felicidad a América.
La selección vencedora se dedicará, casi de inmediato, a planear su preparación para la vuelta a esas tierras lejanas neozelandesas o australianas; esta vez sería para ser protagonista ya de la Copa Mundo, cuyo inicio está programado para el próximo 20 de julio.
Después de los respectivos triunfos ante sus rivales de turno -la victoria de Paraguay frente a China Taipéi por penales (4-2), tras un prolongado e intenso empate 2-2 con 120 minutos de juego, como la clara victoria de Panamá 2-0 sobre Papúa Nueva Guinea-, los pronósticos son reservados y los resultados obtenidos no se presentan como indicadores fiables para una posible inclinación de la balanza hacia alguno de los dos lados.
Por lo acontecido en el duelo ante China Taipéi, las albirrojas fueron fieles exponentes de las características de un fútbol que en Suramérica le ha concedido a Paraguay un respeto y una reputación por su entrega (no bajan los brazos aun cuando el resultado le sea adverso y el tiempo parezca dictar sentencia en su contra), por ser aguerrid(a)os, verticales y con capacidad para armar a través de su disciplina defensiva, temidos contraataques como arma decisiva.
Una muestra estadística elocuente de ello es que con diez minutos por jugar para llegar a los noventa minutos reglamentarios y el marcador en contra 0-2, revirtieron el resultado transitorio para empatarle en dos minutos al equipo chino proyectado como un seguro vencedor.
La figura del partido fue su portera Alicia Bobadilla que tuvo destacados momentos en el encuentro y una atajada sustancial: detener un disparo durante el cobro de la tanda de penales, que le permitió a su compañera Lice Chamorro, anotar con menos presión su cobro para sellar la tanda de penales a favor de Paraguay 4-2. Arriba en el ataque paraguayo fueron también destacadas en su actuación, Dulce Quintana y María Martínez.
El hecho de que las paraguayas hayan tenido que disputar un intenso y cambiante partido de 120 minutos con el desgaste que ello conlleva, sumado al máximo estrés emocional al tener que resolver el encuentro con las chinas en la tanda de penales, les da a las panameñas una ligera ventaja en relación al esfuerzo que necesitaron para superar el trámite de su encuentro ante las papuenses. Las canaleras quedaron con las piernas “más frescas”. Sin embargo, adjudicarle mayor valor que el de ser solo un elemento a favor de los muchos que intervienen y pueden incidir en un partido, sería un error; las virtudes mostradas por Paraguay reflejaron una alta capacidad de respuesta colectiva y un agudo acierto en las oportunidades que tuvieron y aprovecharon.
En sentido contrario, el haber tenido Paraguay que disputar 120 minutos de juego, como llegar a superar una tanda de penales airoso, se le puede convertir en un plus al arribar con la experiencia de un partido largo si se prolonga a tiempos extras, al igual que tener ya un control emocional en la tanda de penales por haber tenido que afrontarla. Es una circunstancia que puede jugar en los dos sentidos: pros y contras.
El conjunto canalero impuso en su encuentro ante Papúa Nueva Guinea el ritmo de juego del partido y fue un claro dominador durante la mayor parte de los noventa minutos. Expuso una notoria superioridad, salvo por dos o tres inconsistencias defensivas que generaron oportunidades a sus rivales. Las papuenses no atinaron a acertar y la portera Yenith Baiyle, desplegó en toda su extensión el talento que la ha llevado a apoderarse indiscutiblemente de la titularidad en su puesto en la Selección Nacional.
Los errores propios, más que errores inducidos por el rival, son los que tendrán que atender con sabiduría porque de repetirse ante las guaraníes, por lo visto en su duelo ante China Taipéi, no perdonarían.
El segundo gol paraguayo que significó el empate 2-2, permitiéndoles ir a la prórroga, demostró su viveza y sentido de oportunidad para aprovechar una ingenua desconcentración china, en un momento trascendental del juego. Panamá no debería permitirse desfases cuando intente apoyarse en sus jugadoras de la línea del fondo para reiniciar su juego con un repliegue defensivo. El precio a pagar podría costar caro.
Una de las carencias que ha mostrado nuestro fútbol de selecciones es la incapacidad para convertir en ventaja (goles) las oportunidades ofensivas creadas o presentadas; sobre ello han venido trabajando los diferentes cuerpos técnicos que han estado y están en las selecciones nacionales.
Se ve el problema, pero darle solución en la cancha es aún un asunto a resolver pues la parte central gira entorno a la respuesta individual del jugador en la que confluyen entre otros aspectos los sicológicos y la capacidad técnica de éste. Allí el entrenador ayuda, guía, aunque no puede resolverlo finalmente pues no juega en el campo sino desde fuera de él.
Quedaron registradas en el partido frente a Papúa Nueva Guinea numerosas ocasiones con las que contó la selección panameña para adjudicarse un resultado más amplio, estableciendo una ventaja anticipada. Dilapidó oportunidades con desaciertos en el cierre de las jugadas o en disparos a portería con puntería desviada.
Son aspectos a considerar, que no opacan el trabajo en equipo porque desde lo colectivo, lo estratégico y lo táctico la Selección Femenina Mayor de Panamá respondió a la altura y a las expectativas sellándolo con la victoria 2-0 sobre Papúa. Tuvo más aciertos que fallas, llega ante Paraguay con condiciones y posibilidades abiertas.
La lógica tiende a indicar que el entrenador Nacho Quintana optará desde el arranque del partido de esta noche, por disponer en el campo de juego a la mayoría de las jugadoras que fueron su equipo base en el encuentro del pasado domingo.
Se supone que incorporará, para abrir, algunos ajustes de jugadoras después de la evaluación individual de las que participaron; todo hace pensar que una de las cartas que utilizará desde el arranque será la incorporación de la delantera Riley Tanner.
La jugadora contribuyó, con su presencia en el segundo tiempo, a darle más dinámica y profundidad ofensiva al equipo, anotando el segundo gol y activando una dupla en ataque con Marta Cox, que ofrece perspectivas halagadoras para el encuentro contra las paraguayas.
Rápida en sus movimientos, hábil para el desmarque y con capacidad técnica en la conducción, Tanner se ofreció siempre para recibir el balón o para combinar una jugada de cara a la portería rival. En el argot del fútbol “se ha ganado partir como titular”.
A Natalia Mills no se le sintió el rendimiento que regularmente aporta a la selección, aunque no por ello haya que descartarla, invirtiendo los papeles, esta vez como posible recambio de Tanner si el desgaste del partido lo exige.
Nacho Quintana y la Selección Mayor están ante el que puede ser el partido más importante de la historia del fútbol femenino panameño, tienen la motivación y el fútbol para lograrlo. Paraguay se presenta como una alta y dura roca a escalar, una misión difícil no por ello imposible.