Manchester City vs. Chelsea La gran final de la Champions

Actualizado
  • 27/05/2021 00:00
Creado
  • 27/05/2021 00:00
Este sábado cierra la temporada europea con un duelo apasionante. Por tercera ocasión en la historia, dos clubes de Inglaterra disputarán la final del gran torneo continental
Manchester City y Chelsea se disputan en Oporto la Copa de Europa desde las 2:00 pm (hora local panameña).

Este sábado cierra la temporada europea con un duelo apasionante. Por tercera ocasión en la historia, dos clubes de Inglaterra disputarán la final del gran torneo continental. El Manchester City, conducido por Pep Guardiola, enfrentará al Chelsea, comandado por Thomas Tuchel.

Aquí analizamos algunas claves del partido.

Iba a jugarse en Turquía, pero por razones puramente covidianas, la final de la Champions se mudó al estadio Dragao, de Oporto, Portugal. El Manchester City es ligeramente favorito para ganar el torneo por primera vez en su historia. Mientras su rival, el Chelsea, va a jugar su tercera final. De ganarla, repetiría el título que obtuvo en la temporada 2011-2012.

El City, dirigido por Pep Guardiola, posee un claro estilo de posesión prolongada y presión en campo rival. Su ataque es paciente, pero letal. Organizados por el descomunal talento de Kevin De Bruyne, los nombres de Phil Foden, Riyad Mahrez, Ferran Torres, Bernardo Silva o Raheem Sterling, son capaces de hacer temblar a la defensa más pintada. Y justamente de eso se trata el Chelsea. Un equipo construido de atrás hacia delante, con una solidez enorme en su retaguardia y el oportunismo suficiente para vacunar eficazmente al rival en cualquier contraataque.

Pero si hablamos de defensas, no podemos soslayar la mejoría enorme del City en ese renglón. Una mejoría con nombre y apellido: Rubén Días. En su primera temporada como citizen, el central ha demostrado ser una muralla casi infranqueable, resolviendo con calidad, solidez y prestancia muchos de los problemas defensivos que atormentaron al City durante la temporada anterior. Con Días, el Manchester City encontró el equilibrio táctico que su equipo necesitaba para obtener títulos y reparar algunos baches sin dejar de ser fiel a su habitual estilo. El City fue de menos a más. Basta recordar que, en diciembre, estaba en sexto lugar en la Premier League, la que terminó ganando al galope.

El pasado 8 de mayo se encontraron por última vez y el triunfo se lo llevaron los de Londres (1-2) en su visita al Etihad Stadium. En este partido correspondiente a la Premier League se abrió el marcador con Raheem Sterling (44') para el Machester City, y posteriormente con goles de Hakim Ziyech (63') y Marcos Alonso (90'+2') el Chelsea le da vuelta al partido y se queda con el duelo antesala de la gran final del sábado en Portugal.

Quizás un factor que impulsó a Guardiola fueron los rigores de la pandemia. Esta circunstancia impuso una pretemporada muy limitada y exigió un calendario muy comprimido, con muchos partidos en muy poco tiempo. Este nuevo rigor obligó a soluciones dramáticas. Quizá de allí surgió la necesidad imperiosa de perfeccionar la expresión futbolística y acaso sistematizarla en busca de una mayor eficacia y continuidad. Pronto se fue haciendo evidente que Guardiola estaba ajustando y perfeccionando el lenguaje futbolístico de su equipo.

De lograr la victoria, el director técnico del City busca entrar al olimpo de los entrenadores que han conseguido la Champions con dos equipos diferentes. De conseguirlo, se uniría al selecto grupo de Carlo Ancelotti (Milán y Real Madrid), Ernst Happel (Hamburgo y Feyenord), Omar Hitzfeld (Borussia Dortmund y Bayern Munich), José Mourinho (Porto e Inter) y Jupp Heynckes (Real Madrid y Bayern Munich.)

Thomas Tuchel, por su parte, estará presente en su segunda final consecutiva con equipos diferentes. La temporada anterior fue el director técnico del PSG en la final que perdió contra el Bayern Munich por 1-0. Y si bien los blues no cuentan con un ataque tan variado y letal como su rival, es evidente que poseen herramientas suficientes para enfrentar y vencer a rivales de peso. Si no, puedes preguntarle a los dos clubes madrileños, el Real y el Atlético. Ambos vencidos recientemente por los blues.

Si bien el Chelsea es el club que más invirtió en el mercado de toda Europa, cuando arrancó la temporada no estaba considerado entre los favoritos. Sin embargo, luego de sustituir en la dirección técnica a Frank Lampard por Tuchel, la mejoría no solo se hizo evidente, también creció muchísimo la envergadura anímica del equipo. De hecho, en dos recientes enfrentamientos venció al City. El primero, por semifinales de la FA Cup y el más reciente en un partido de la Premier League.

El Chelsea funciona como un bloque compacto, de gran solidaridad en el campo y un agudo sentido colectivo con y sin el balón. Presiona y defiende con muchos jugadores, pero también ataca con muchos, buscando copar en cada instancia todos los sectores del terreno. Tal vez quien mejor representa el poderoso ida y vuelta del Chelsea es N'Golo Kanté. Su capacidad de multiplicación es asombrosa. Sus desplazamientos en el campo sugieren que el mediocampista francés tiene tres pulmones. Y ejerce toda esta energía sin perder ni un ápice de su enorme talento futbolístico.

Por su parte, el City siempre ha sido impecable con el manejo de la pelota. Pero antes dejaba ciertas sensaciones de fragilidad defensiva, sobre todo cuando el rival era capaz de ejercer una gran presión. Ahora se han vuelto capaces de mantener su excelente posesión de balón, con una defensa mejor ubicada y jugando con mayor determinación. Esta capacidad de adaptarse a nuevas circunstancias y de resolver algunos males que parecían endémicos en su equipo, es una demostración de la capacidad de Guardiola como técnico. Es muy probable que no sea casualidad ni coincidencia que los dos equipos que están a punto de enfrentarse en la final de la Champions League, hayan añadido mayor precisión defensiva a sus respectivos engranajes. Y que, además, ambos sean firmes creyentes en la presión como lenguaje y en el sentido colectivo por encima de la individualidad.

Curiosamente, en las tres ocasiones que el Chelsea llegó a una final de Champions había despedido a su entrenador durante la temporada.

Chelsea comandado por Thomas Tuchel.

La primera vez que el Chelsea jugó la final de la Liga de Campeones fue en 2008. Su entrenador de aquella temporada, José Mourinho, había obtenido en dos ocasiones el título de Premier League, pero en la Champions no pasaba de semifinales. Durante la temporada 2007-2008, Mou se largó y en su lugar ingresó Avram Grant, que era en aquel momento el director deportivo del Chelsea. El israelí fue colocado a manera de parche momentáneo, pero contra todo pronóstico logró llegar a la final de Champions, en la que enfrentó al Manchester United, dirigido por sir Alex Ferguson y comandado en el terreno por Cristiano Ronaldo. Esa noche los Red Devils ganaron por penales.

De la misma manera, Roberto Di Matteo, asistente del entrenador Vilas-Boas, se hizo cargo del equipo cuando el portugués fue cesado. Con Di Matteo, el Chelsea también llegó a la final de la Champions, aunque no era el favorito en lo absoluto. Jugó la final contra el temible Bayern Munich, y para colmo de males el partido se desarrolló en el estadio de su rival. En un encuentro apretado, el Chelsea empató casi llegando al final de los 90 minutos. Hubo una prórroga estéril y en la tanda de los penales, un inmenso Peter Cech se convirtió en el héroe del Chelsea, atajando dos disparos y obteniendo el título para el Chelsea.

Esta temporada, por tercera ocasión, llegan los blues a una final de Champions, liderados por un entrenador sustituto, aunque en este caso estelar.

Para el City, los años más recientes lo han visto convertirse en un modelo de administración moderna y eficaz en el mundo del fútbol, así como un equipo de estilo y temperamento muy bien definidos. Se han necesitado 13 años y vencer muchísimos obstáculos, para, por fin, llegar a una final de la Champions. Una final que seguramente nos obsequiará una gran intensidad táctica y futbolística entre dos ejércitos muy bien armados y dispuestos. Una sofisticación digna de un duelo espectacular.

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