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- 27/10/2023 00:00
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Mike Stump es un entrenador con un vasto recorrido en el fútbol nacional y un notorio trabajo, principalmente en las categorías inferiores; aparte del fútbol tiene también una conexión especial con el mar, gusta de la pesca, hace surf junto a su esposa y sus tres hijos. “He corrido olas grandes desde joven, buceo a pulmón a 60 pies de profundidad y arponeo peces, he remado cayuco de océano a océano, somos una familia de atletas”, afirma.
Ha desafiado las grandes olas de Santa Catalina en Veraguas, ahora debe enfrentar el reto de superar en Indonesia la alta y exigente “ola futbolística”, lo cual significa la responsabilidad de alcanzar una participación decorosa que deje un reconocimiento grato a su gestión. Horas antes de partir hacia Turquía, atendió telefónicamente a este medio de comunicación y desde allí también estuvo accesible para evaluar el momento actual del equipo.
No había dónde entrenar, los partidos se jugaban en campos de tierra o de gravilla, con lodo, ahora tienen deterioro, pero son de otra cosa (sintéticas), es diferente. Queremos ir más allá, queremos canchas con césped natural; el panameño ya está listo para ellas, para seguir mejorando.
Otro, el cuerpo técnico; antes era un área en la que si se tenía algo era en una categoría mayor; en liga distritorial o lo que eran las categorías menores, básicamente una persona era todo: entrenador, preparador físico, utilero, yo cargaba mi propio cooler, los petos, uniformes, dirigía el equipo solo, a veces un papá me ayudaba. Oficialmente cambió mucho.
Son dos pasos grandes, también que se le da más publicidad al fútbol, aunque la gente no asiste a los juegos, pero mejoraría con el cambio de los terrenos y el área de servicios. Una familia no quiere ir a un evento donde no hay un baño adecuado, una comida adecuada, etc. hay que mejorar; en general han sido bastantes cambios.
Llegué a dirigir en primera división por cinco años y volví a la categoría de reservas, he tenido éxito, cuatro subcampeonatos en la LPF y siete semifinales, gané siete ligas reserva, campeón PROM, he estado en 12 semifinales, gané ocho ligas distritoriales, tres torneos nacionales y al final, lo más importante es que le cambié la vida a un chico, a un jugador, a un ser humano.
Quiero estar donde estoy porque lo mejor es agarrar a ese joven, trabajarle la mente, mejorarlo futbolísticamente, darle un camino, eso da mucha satisfacción. Ahora la remuneración en categorías menores es un poco mejor, todavía no para mantener una familia, por eso tengo mi negocio particular, y un día podré vivir solo del fútbol, es el sueño que uno tiene.
En Panamá tengo una vida hecha y cómoda. Me atrae ir afuera, pero lo digo sin faltar el respeto, el técnico panameño para poder tener éxito fuera tiene que cambiar su cuerpo técnico, tener un cuerpo técnico totalmente diferente; no estamos todavía en que salen cuatro panameños a dirigir a cualquier lugar y les va a ir bien. No importa quién, digan lo que quieran. Un panameño tiene que ver cómo se asocia con otro cuerpo técnico internacional, ahí puede crecer. Lo digo y lo creo.
En el último torneo de reserva que gané con Plaza Amador, sentí que me encontraba stagnant (estancado); cuando comencé a trabajar en la selección y pude ir a Francia acompañando al profesor David Dóniga Lara, comencé a ver y a entender cosas que ni imaginaba, cambió mi carrera. El éxito que tengo con este equipo Sub-17 es por haber podido ver en directo los trabajos del señor Dóniga, Thomas Christiansen, Javier Sánchez Jara, de estar asociado con ellos y recibir la información en vivo.
Entendía el fútbol a mi alrededor, pero lo que era el método de entrenamiento estaba lejísimo de la realidad futbolística moderna; gracias a ellos y a mí, por ser humilde, he visto estos cambios y los voy a poder aportar al fútbol panameño cuando regrese a un club. Estaba haciendo lo mismo; este cambio, como se dice, me ha dado la energía de volver a nacer como entrenador.
De Marruecos sabemos su potencial. En la Copa Africana Sub-17 llegó a la semifinal, es un equipo ordenado, de contraataque, de velocidad, aprovecha el balón parado, no es un equipo de tener la pelota. Nosotros necesitamos tener la pelota para imponer el juego y hay que tener mucho cuidado y anotar, porque no queremos partir en desventaja. Va a ser interesante porque son dos estilos diferentes.
Sí, creo que a nosotros nos ayudó mucho no ser sorprendidos por ellos en el segundo partido, que fue lo que nos pasó básicamente en el primero. La determinación del panameño es un poco diferente a la del ecuatoriano, yo te digo: ¡el panameño es guerrero! Lo lleva a cualquiera pelea, tiene orgullo, eso no lo tiene cualquiera.
Nos pasó con Senegal algo similar a lo que nos aconteció con Ecuador. Llegamos y tuvimos poco tiempo para preparar el primer partido, luego pudimos mostrarles a los jugadores las falencias en los videos y el jugador tomó más responsabilidad de su posición. De allí partió el cero que fue el primer objetivo, luego buscamos el arco rival; cambió el orden que se le puso a la parte defensiva. Nosotros en dos partidos hemos generado 11 opciones de gol y no logramos convertir, es un problema bueno porque generamos; pero también una situación que debemos solucionar, hay que trabajar la definición.
Quiero que este equipo deje una gran cantidad de profesionales dentro y fuera de la cancha. Es una selección que se ha formado meticulosamente, no es tradicional; cuando inicié mi carrera en los 90, con equipos de la base militar (Zona del Canal), juntándolos con panameños, les comentaba que había que integrarse. He tenido la suerte de encontrar jugadores diferentes, de todos los rangos sociales, ojalá que quede como un gran precedente, siempre lo había querido. Buscar y encontrar jugadores de Penonomé, Herrera, de escuelas privadas, escuelas públicas, unos de riesgo social y otros no, más tres jugadores que viven fuera del país, en una selección juvenil es diferente y quiero que dé frutos.
Es el mejor equipo entrenado y eso es lo que hace la diferencia. Yo tuve un equipo con Aníbal Godoy, Armando Polo, Javier de la Rosa, Jonathan Rodríguez, Juan De Gracia, Ferreira, un equipón que ganó tres torneos de reserva seguidos, con dos años menos de edad para la categoría. Era un tremendo equipo, pero este es diferente, para mí juega mejor al fútbol, de otra manera: vertical, rápido, entiende mejor el juego.
Si estos chicos regresan y logran ser prestados a otros clubes, salir del país, y seguir el desarrollo, varios. Me preocupa el regreso porque al jugador panameño le veo un talento increíble, aunque la desventaja es grande con el jugador juvenil extranjero que sigue el fútbol casi el día entero: en la alimentación, en el estudio, en el gimnasio, en el videoanálisis, y el panameño una vez sale del entreno se desliga totalmente hasta el día siguiente. Entonces eso depende si de este equipo logran salir al exterior.
Afuera hay dos, los hermanos Martín Krug y Frederick Krug, que son muy buenos. Si logramos sacar del país al jugador antes de los 19 años, este equipo puede aportar por lo menos cinco jugadores.
No puedo desear menos de lo que desea el jugador, porque entonces ahí les estaría robando. El jugador de esta selección no sé si mira alzar la Copa al final, no he entrado en esa conversación, pero sí aspiran a ganarles a los mejores, competirles a los mejores, ahí está lo que uno puede decir que desea. Les hemos dado las herramientas para que puedan competir con cualquiera y no tengan miedo.
Este equipo ha sobrepasado lo que me imaginaba, me sorprende cada vez, vamos a ver si puede hacer lo mismo en el mundial y dejar una huella para siempre en nuestro fútbol. Ellos tienen esa meta.