Florencio Aguilar: ‘El atletismo panameño necesita muchas más competencias al año’

Aguilar, otrora rey de los 100 y 200 metros planos, entrena en el estadio Armando Dely, que hoy está en reparación, aunque se le permite utilizar la pista y la fosa para saltos

El atletismo panameño se caracterizó hace muchos años por ser referencia en competencias internacionales, aunque no fue hasta mediados de los 90 cuando en realidad comenzó a decaer su calidad, y a perderse entre pobres resultados.

Es cierto que sus organizaciones federadas buscaron fórmulas para volver a esos primeros planos, con la realización de diversas competencias al año, añadidas a las nacionales y sus respectivos torneos selectivos.

Hablamos de los Relevos Yan Yip Rivera, de Balboa y Suman Carrillo, por ejemplo, que contribuyeron a mantener un sinnúmero de figuras que, si bien, no llegaron a descollar, lograron importantes triunfos fuera del país.

Lamentablemente, todo esto se ha perdido con la llegada de un nuevo siglo, donde hay mejores instalaciones, y mejores presupuestos para el deporte a través de su ente gubernamental, pero hasta allí.

Una reflexión. La llegada refrescante de nuevas figuras a partir de la segunda década del siglo XXI, le dio un nuevo cariz a esta disciplina, entre ellas, la de Irving Saladino, medallista de oro olímpico y mundial.

No obstante, los que llegaron a tener un papel preponderante, como fue el caso de Alonso Edward, Gianna Woodruff y Andrea Ferris, fue gracias a que se prepararon fuera del país y no a un trabajo de seguimiento que surgiera a nivel local.

Este mal persiste. Hay una notable dependencia en los atletas que se preparan en el exterior, porque los niveles de competencias locales son muy pobres, al margen de que apenas se da uno por categoría, dependiendo del compromiso internacional al que haya que asistir.

Aún así, hay entrenadores que no desmayan y se esmeran por preparar a nuevos prospectos, aunque lo tengan que hacer con muchas menos herramientas de las necesarias, porque para ellos el atletismo es pasión.

Difícil situación

Uno de estos instructores es el colonense y exvelocista nacional Florencio Aguilar, quien llevó a Saladino a los primeros planos del ‘betseller mundial’, quien trabaja arduamente con los nuevos talentos, aunque a algunos ha tenido que dejarlos ir por el factor económico.

“Estoy formando un grupo de novatos, sin mucho tiempo en las prácticas, entre los 12 y 20 años, aunque es muy difícil por las distancias donde viven y los pasajes diarios”, señaló.

Aguilar, otrora rey de los 100 y 200 metros planos, entrena en el estadio Armando Dely, que hoy está en reparación, aunque se le permite utilizar la pista y la fosa para saltos.

“El detalle está en que he tomado mi trabajo con mucha pasión y trato de utilizar todas las herramientas, las muchas o pocas que tengamos, para dirigir a estos muchachos, algunos con mucho potencial”, indicó.

Aguilar utiliza unas plataformas, algunas que fueron compradas por él, otras donadas o proporcionadas por Pandeportes, para trabajar potencia, velocidad, saltos verticales y que utiliza no solo con sus atletas sino con todo aquel que busque su ayuda.

En esa línea, el entrenador ha trabajado con el baloncelista Jaime Lloreda, el primer jugador profesional panameño de voleibol, el colonense Uriel Batista, y con las categorías juveniles del equipo de fútbol Árabe Unido.

“Sin embargo, no es fácil el trabajo. Algunas de estas plataformas utilizan bandas elásticas y se gastan, y cuando eso pasa o se mandan a comprar o las remendamos, que ha sido nuestra tónica porque cada una cuesta 150 dólares y en Colón no tenemos los recursos”, explicó.

Se necesitan pruebas

Ahora, el mayor reto que tiene Florencio Aguilar y su séquito es su desarrollo, porque hay muy pocas pruebas a nivel nacional, si acaso una por categoría al año, lo que impide trabajar en su progreso.

“Necesitamos muchas más competencias porque, entre otras cosas, son jóvenes y hay que mantenerlos entretenidos y no se alejen del deporte”, destacó.

“Estoy viendo que en otras provincias se están construyendo pistas de atletismo, y eso la federación debe tomarlo en cuenta para no solo programe un torneo nacional al año, sino muchas más competencias para mantener la adrenalina en el atleta y su nivel competitivo”, continuó.

“Para lograr que nuestros atletas se desarrollen y obtengan un mejor nivel competitivo, debemos hacer muchas más competencias, para contar con mejores figuras para eventos internacionales”, añadió.

Aguilar explicó que si bien, algunos atletas llegan con cualidades definidas, no están desarrolladas, además de que muchos piensan que están predestinados para destacar en una especialidad, y esa no es la realidad.

“Muchos llegan y quieren corren 100 metros porque dicen que son rápidos, pero está en nosotros saber si la velocidad que tienen es para eso o para otra especialidad”, explicó.

“Puede tener velocidad, pero tal vez sea bueno para las vallas o para el salto largo o unos 400 metros, porque los 100 metros es una de las pruebas más difíciles en nuestro deporte”, dijo.

Según Aguilar, estas cualidades se observan a través de unas pruebas que se le realizan, como en musculatura, capacidad de salto, tamaño y velocidad, entre otras.

“Hay pruebas como las de las vallas, salto triple o de altura, donde hay que fijarse en el biotipo para poder desarrollarlo, por ello es necesario que, por ejemplo, para un atleta de salto o salto triple, hace falta buen tamaño”, apuntó.

De atleta a instructor

Florencio alguna vez fue el atleta más veloz en el territorio istmeño, y luego de su retiro de las pistas en 1995, tras sus éxitos inclusive en el exterior, se adiestró para ser entrenador.

Por su excelente desempeño, alguna vez le ofrecieron estudiar en Estados Unidos, pero no pudo hacerlo.

“Cuando estaba en uno de mis mejores momentos, en una competencia de los Relevos de Balboa, se me acercó un señor y me ofreció una beca para estudiar en los Estados Unidos, pero ya tenía 25 años, una edad muy avanzada para ese nivel”, recordó.

Aguilar llegó a participar en los juegos olímpicos de Los Ángeles (1984) y Barcelona (1992), pero sus mejores actuaciones indudablemente fueron en las citas bolivarianas, donde acudió en tres ocasiones.

En los juegos de Barquisimeto (Venezuela), de 1981, obtuvo bronce en los 100 y 200 metros, donde se repartió los primeros puestos con sus paisanos Alfonso Pitters y Héctor Daley, y dominaron la posta 4x100 con la colaboración de Fernando Ramsey.

Ocho años después volvió a Venezuela, pero a la ciudad de Maracaibo, donde ganó el oro de la clásica centuria y otra de plata en los 200 metros lisos.

En su última aparición, en los Bolivarianos de Cochabamba y Santa Cruz en 1993, fue el abanderado de la delegación panameña, pero no figuró en el podio.

También estuvo en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Santiago de los Caballeros de 1985; y en los Panamericanos de San Juan en 1979; de Caracas, en 1983; y los de La Habana, en 1991.

Aguilar estuvo en otras seis citas similares, obteniendo la presea de plata cuatro años después en los relevos 4x100 en Caracas.

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