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Enfermedad renal crónica, 'un problema de salud pública en Panamá'
- 26/12/2022 00:00
- 26/12/2022 00:00
El aumento de pacientes en los últimos años ha llevado a que la enfermedad renal crónica sea considerada como un problema de salud pública en Panamá.
Así lo calificó el director de prestaciones y servicios de la Caja de Seguro Social (CSS), Alex González, quien explicó que existen dos razones.
La primera se debe al aumento de la sobrepoblación de pacientes en las salas de hemodiálisis. Antes llegaban entre cinco a diez por mes y ahora esa cifra aumentó a 50 y hasta 60 pacientes, detalla González.
La otra razón es las defunciones que han avanzado significativamente, incluso, por encima de las enfermedades cardíacas, cerebrovasculares y tumores.
El director de prestaciones y servicios de la CSS señaló que la enfermedad renal es causada principalmente por la diabetes y la hipertensión. Un mal control o prevención de la enfermedad produce al paciente daños en sus riñones. Las zonas del país más vulnerables, dijo, son Coclé, Panamá Oeste, Panamá Norte y Azuero.
Datos de la CSS de 2018 indican que una de cada 10 personas puede sufrir de enfermedad renal. La prevalencia en Panamá está entre el 12% y el 18%.
González ve con preocupación que, antes los pacientes de hemodiálisis en su mayoría eran personas mayores de 60 años, ahora observan una población mucho más joven que los pone en “alerta”.
Ante este escenario, ve importante que “las personas se realicen exámenes anuales para conocer sus resultados y tener una prevención de la enfermedad”.
“Lo más importante aquí es tener una educación en salud, que sería fundamental para que la población cambie realmente su estilo de vida y pueda tener una vida mucho más sana”, dijo el director de prestaciones y servicios de la CSS. La recomendación, según González, parece sencilla a la vista, pero es relevante. Antes de la pandemia muchos de los pacientes con enfermedad renal crónica no se atendían, una vez que se dio un control del coronavirus, los doctores comenzaron a notar muchas hospitalizaciones de personas con diabetes descompensadas, es decir, altos niveles de azúcar, que pueden producirle daño a largo plazo a los riñones, explicó el especialista.
El director de prestaciones y servicios de la CSS manifestó que dado la actual situación que viven con la alta demanda de pacientes, han comenzado a crear las clínicas cardiometabólicas para que los médicos puedan diagnosticar una enfermedad renal crónica y así evitar que el paciente llegue a hemodiálisis. “De esta forma cerramos un poco la llave”, recalcó.
También sostuvo que se encuentran capacitando a los médicos para que aborden el tema de las enfermedades renales crónicas con la población.
A su vez, están fortaleciendo el tratamiento definitivo de los trasplantes, donde hasta la fecha han realizado 80, del cual 30 eran para pacientes renales que estaban en hemodiálisis.
González señaló que hay un proyecto en licitación para construir seis salas nuevas de hemodiálisis con 10 máquinas para ampliar los cupos de hemodiálisis entre 60 y 120 pacientes durante la semana. Adicional se encuentran las salas que estarán en la Ciudad de la Salud para los pacientes que estén hospitalizados.
“Realmente podemos seguir ampliando más salas, pero creemos que lo que puede ser más efectivo es la prevención y obviamente fortalecer el programa de trasplante”, puntualizó el director de prestaciones y servicios de la CSS.
Para diagnosticar a una persona con insuficiencia renal crónica debe pasar por un diagnóstico de medición de creatinina, que es un indicador que muestra el funcionamiento de los riñones. Si sus resultados son altos se reporta una insuficiencia renal.
Para el tratamiento de hemodiálisis existen dos tipos: la diálisis peritoneal, que al ser ambulatoria le permite al paciente colocarse por sí solo o con la ayuda de un familiar, un dispositivo para drenar y filtrar la sangre.
También está la hemodiálisis, que consiste en que el paciente se conecte tres veces a la semana a una máquina que le brinda el sistema de salud, donde a través de sus venas se da el acceso para que la sangre sea drenada para eliminar las toxinas que se generan producto de la alimentación y es devuelta de manera purificada.
“Normalmente, el riñón elimina esas toxinas, pero cuando ya no lo puede hacer se necesita usar la hemodiálisis. Se necesita hacer tres veces a la semana para que la persona pueda vivir”, concluyó González.