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Ninna Ottey: 'Todos podemos ser activistas, disruptivos y cambiar lo que nos incomoda'
- 06/07/2021 00:00
- 06/07/2021 00:00
Hoy les acercamos a la historia de Ninna Marie Ottey Mc Donald, una panameña y activista social de 27 años, dedicada al social media management, experta en mercadeo digital y comunicación de moda. Realizó sus estudios universitarios en el exterior, especializándose en estilismo de moda en el Istituto Marangoni en Milán, Italia, y mercadeo en IED Barcelona.
Desde hace cuatro años inició su trayectoria como activista afropanameña a través de la plataforma 'Menina Congo', que tiene como objetivo reforzar el empoderamiento de la mujer afrolatina.
También participa en las comisiones de Comunicación, Memoria Histórica e Identidad Cultural y en la comisión de Género y Diversidad. Además, forma parte de la Fundación Red de Jóvenes Afropanameños desde hace cuatro años, cuando se reactivó la organización, desempeñándose por dos periodos seguidos como fiscal de la organización. Es co-organizadora del 'Melanin Summer Fest' en Panamá, el primer festival del país sobre el cabello natural, afrofeminismo y afrodescendencia. A lo largo de su carrera se ha dedicado a forjar sus conocimientos sobre activismo afrodescendiente y afrofeminismo a través de diferentes plataformas. Actualmente es egresada del primer cohorte #EscuelAfro de Ashanti Perú donde, junto con su grupo, fue ganadora del Plan de Incidencia 'Memoria Digital Afro', una plataforma digital pública y colaborativa que reúne, visibiliza y amplifica las voces, producciones y conocimiento de personas afrodescendientes de América Latina y el Caribe. El premio fue otorgado por la Red de Jóvenes Afroperuanos (Ashanti Perú) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas.
En una entrevista para MIA Voces Activas Ottey dialoga sobre su blog 'Menina Congo', su gestión desde la Fundación Red de Jóvenes Afropanameños y el valor cultural del turbante.
Me convertí en activista en 2016 (tenía 22-23 años) cuando creé mi blog 'Menina Congo' sin saber que se le llamaba activismo. Todo empezó por un proceso de autorreconocimiento de mi identidad. Empecé a cuestionarme muchas cosas internamente: ¿Por qué alisaba mi cabello? ¿Cómo era mi cabello cuando era niña? ¿Por qué le insistí a mi mamá para que me alisara el cabello? ¿Quiénes fueron mis abuelos? ¿Por qué a las mujeres negras nos ven exóticas? ¿Por qué las personas dicen que en Panamá no existe el racismo? Todo esto estaba pasando internamente en mí, a la vez que me inyectaba de información sobre lo que estaba ocurriendo en Estados Unidos cuando se activó el movimiento 'Black Lives Matters'. Fue durante ese año que abrí los ojos y comencé a darme cuenta de que no podía quedarme sentada. Quise empezar a educar a otras personas afrodescendientes (específicamente a mujeres afro) sobre sus raíces, que se sintieran bellas, que se dieran cuenta de que el racismo existe y no podemos quedarnos calladas.
Siempre quise tener una plataforma digital de formato editorial, pero nunca encontré un tema que me inspirase para realizarlo constantemente, hasta que me di cuenta de que mis cuestionamientos internos también lo estaban teniendo otras jóvenes afropanameñas. En ese momento no conocía ningún medio de comunicación, blogger o influencer que lo estuviese documentando y fue así que abrí 'Menina Congo'. Nació como un espacio para visibilizar las realidades de las mujeres afrolatinas. Buscar maneras de educar sobre esos temas que por mucho tiempo resultaban incómodos, pero que se estaban dialogando, analizando y conversando. Escribí sobre apropiación y apreciación cultural, sobre la historia estética de la mujer negra a través de la indumentaria, el turbante, la moda. Sobre libros que visibilizan las realidades de la mujer afro como Color café, de la diputada Kayra Harding, o Ser mujer negra en España, de la activista Desirée Bela. Realicé entrevistas para inspirar a otras mujeres negras. Lilian Miller, la primerísima reina negra, a Mel y a Glenda cuando iniciaron su proyecto 'Black is Art'. Escribí sobre los diversos eventos afro en los cuales estuve participando: 'Afro Latino Festival' en 2016, 'Afro Pana Fest', 'Afro Market' en el 'Macro Fest', entre otros.
Me tocó formar parte del petit comité que reactivó la 'Red de Jóvenes Afropanameños' con el 'III Encuentro de Jóvenes Afropanameños', gracias a las iniciativas de la entonces directora de la Secretaría Nacional para el Desarrollo de los Afropanameños (Senadap), Urenna Best, y de la lideresa y amiga Lamar Bailey Karamañites. En ese entonces trabajé de forma indirecta porque me encontraba fuera del país, pero me encargué de ayudar a crear la imagen visual del evento. Mientras me encontraba en el extranjero estudiando, también me dediqué a crear intercambios culturales sobre las realidades de las mujeres negras latinoamericanas, panameñas y españolas, creando alianzas estratégicas para la organización. Una vez regresé al país, me dediqué a trabajar en la comisión de Género y crear talleres educativos sobre la invisibilización y la violencia que sufre la mujer afropanameña. Todo esto cuando aún no existían datos segregados de nuestras realidades. También hice talleres y reportajes en Panamá y en el extranjero, sobre la importancia del turbante para la comunidad africana, afrodescendiente y de la diáspora. Actualmente soy miembro directivo de la organización, ejerciendo como fiscal. Gracias al reconocimiento de los miembros de la Red, he podido ejercer esta posición por dos periodos consecutivos. Dentro de esta posición he visto mi madurez como activista y he podido participar en proyectos de incidencia política.
El mayor problema que tenemos en este país es el tema del autorreconocimiento. El movimiento social afropanameño y las instituciones públicas, como el Instituto Nacional de Estadística y Censo (Inec), están realizando un trabajo positivo en no volver a cometer los errores que ocurrieron en 2010 cuando la población solo se reconoció en un 9,2% afrodescendiente. Hemos sabido que tanto el público como los encuestadores no entendían la importancia y complejidad del significado afrodescendiente y nos hemos dedicado a sensibilizar a la población sobre el tema durante toda una década. Además, políticas como el 'Decenio Internacional para los Afrodescendientes' o herramientas como las redes sociales, nos han permitido tener un mejor alcance y poder explicar por qué es importante reconocerse como afro para mejorar las condiciones de vida y oportunidades de nuestras comunidades. La recién establecida 'Ruta de los tambores' organizada por la Senadap también ha sido un eje importante para llegar a esas comunidades más aisladas, escucharlas, entender sus realidades y poder crear acciones concretas que beneficien a nuestros hermanos y hermanas. Me siento optimista al saber que hoy podemos hablar de que un 24% de la población se siente orgullosa de decir que es afrodescendiente, aun cuando sé que estos números no muestran la realidad de la población panameña. El desafío ahora es que se incluya correctamente la historia afropanameña en el curriculum escolar e incluso que se considere tener una cátedra especializada en asuntos afrodescendientes. Necesitamos investigar, estudiar y escribir nuestras historias.
Sí, claro que existe, siempre lo he dicho. Recuerdo un acontecimiento ocurrido cuando tenía 16 años. Estaba en el salón de belleza esperando que me atendieran, viendo un programa nacional de noticias. En ese segmento le preguntaban al público si consideraba que había racismo en Panamá, y las respuestas fueron variadas. Una señora que también esperaba su turno lo estaba viendo y vociferó con orgullo que en Panamá no había racismo. Con mucho respeto diferí de su respuesta e internamente me entristecí porque esos sí buscan negar la realidad que vivimos las personas negras en este país. Todavía en 2020 mientras el mundo se sacudía por la muerte injusta de George Floyd, el panameño decía que en este país no es racismo, es clasismo. Y ¿por qué muchas personas dicen que no? Porque la población no entiende qué es el racismo estructural. Tenemos que empezar a educar a la población (desde muy jóvenes) sobre las diferentes vertientes que tiene el racismo: desde la más silenciosa a la más visible. De lo contrario, no podremos hacer verdaderos avances.
Honestamente muy poco. Si no lo hacemos nosotras (las mujeres afrodescendientes y el movimiento social afropanameño), nadie lo hará. Se han hecho avances, ahora tenemos estudios (que hace un par de años no existían) sobre nuestras realidades, pero lastimosamente la población joven no conoce quién es Sara Sotillo, Thelma King, Gumersinda Páez, Felicia Santizo María Carter Pantalones, Melva Lowe de Goodin o Agatha Williams. Las mujeres negras hemos aportado muchísimo a este país, pero lastimosamente poco se sabe del trabajo que hicimos y seguimos haciendo.
Ahora que ya tenemos informes que nos ayudan a demostrar la desigualdad que existe en las mujeres negras, las mujeres jóvenes afropanameñas tenemos un soporte para crear proyectos en los que podamos trabajar por y para nosotros. Actualmente estoy colaborando con varias lideresas en dos proyectos sobre el tema. El primero es 'Hijas de Alkebulan' un espacio de interacción, aprendizaje y construcción de comunidad, desde y para mujeres afrodescendientes. Un proyecto que busca promover el desarrollo integral de las mujeres afrodescendientes en las habilidades concretas que necesitarán para desenvolverse exitosamente en los ámbitos personal, económico, social, cultural, político y espiritual. Este proyecto es una iniciativa de mis compañeras: Thays Parfait, Argelis Wesley y Lamar Bailey. Proyecto al que me han invitado (y a otras compañeras) a organizar y hacerlo realidad. También estoy trabajando con mis compañeras Sielka Sánchez y Kehiry Segura en un proyecto de ley para proteger a nuestras mujeres del racismo hacia el cabello natural. Las mujeres jóvenes estamos trabajando y diseñando proyectos día a día para tener las mismas oportunidades dignas del resto de la población.
Más que reforzar el espíritu, creo que es necesario explicarle a la juventud que todos podemos ser activistas, ser disruptivos y cambiar lo que nos incomoda. Cuando era joven, la palabra activismo o política tenían connotaciones negativas, pues se asociaba con anarquismo o corrupción. Es importante que hoy nuestros adolescentes entiendan que todos somos personas políticas y somos capaces de liderar. Buscar formas extracurriculares y en los colegios actividades que refuercen sus ganas de aportar y cambiar lo que es injusto e incorrecto.
Este tema es mi especialidad. Mi base profesional es la moda y desde aquí inicié en el activismo. Desde lo estético. De incomodarme porque otras personas consideran que las personas afrodescendientes somos muy coloridas, muy extravagantes, muy exóticas. Educo a las personas a través de talleres sobre estos temas para dejar esos estereotipos racistas atrás y que puedan comprender que cada una de esas piezas, indumentarias, estampados, colores y peinados tienen significados ancestrales profundos y que deben ser respetados como tal. Sobre todo, para que las personas entiendan que la identidad afro no es un disfraz, son nuestras realidades que muchas veces en la historia fueron negadas y vulneradas.
Creo que en la educación está el cambio. Y me gustaría que en el futuro no tenga que preocuparme de que las niñas se sientan acomplejadas por su identidad; que se vean positivamente reflejadas en los medios y conozcan lo grande que hemos sido y seguiremos siendo las mujeres negras en el mundo.