La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
- 28/08/2021 00:00
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Cada vez que aparece una nueva cepa de algún virus, refuerzo más esta teoría personal que hoy te comparto. Sea el virus que sea, sea lo que sea que aparezca en el mundo y el porqué, no es parte de mi análisis, sí lo es cómo me afecta y qué puedo hacer para afrontarlo de la mejor forma, a través de reforzar mi sistema de creencias y ayudar de esta forma al sistema inmunológico.
He visto en mi vida cómo muchas personas tenían situaciones que las invitaban a cambiar hábitos, lo comentaban, se quejaban, echaban la culpa a su trabajo, a su jefe, a su familia, pero nada hacían.
He visto a varias de ellas morir o enfermarse gravemente. Yo misma fui una de ellas; me he enfermado en una serie de oportunidades, pero tuve la suerte de que algún ángel en forma de persona se ha cruzado en mi camino y me ha ayudado a reflexionar para poder iniciar un proceso de cambio. Y así comencé a aprender a cambiar ese hábito, y así otro y otro. Al salir de esa enfermedad de ese momento, me hice más consciente y pude afrontar las demás cosas con la misma sabiduría interior y siempre aprendiendo.
Sé y soy consciente de que para quien perdió a un ser querido por esta u otra enfermedad, puede sonar extraño lo que estoy escribiendo, o lo que pienso. Hoy te invito a que leas sin juzgar, simplemente lee y hazte preguntas. No tienes que estar de acuerdo con mi artículo, ya que solo es mi experiencia de estos últimos años y quise compartirla hoy.
Qué es lo que creo que vino a enseñarnos la covid-19. Ante todo a que hagamos lo que hagamos es lo que podemos hacer con nuestro nivel de conocimiento de este momento. Perdonarnos por lo que no hicimos, eso ya pasó, pero a partir de ahora puedo hacer algo diferente.
Hoy te invito a preguntarte: ¿cómo están tus emociones? ¿Qué sientes? ¿Cuáles son las emociones con las que convives más recurrentemente?
Te dejaré algunas para que veas con cuáles te identificas, pero además, te comparto una rueda para que veas todas las alternativas que tienes.
Para analizar este tema, revisa las emociones negativas.
Cuánto tiempo convives con ellas en tu pensamiento durante el día: resentimiento, culpa, odio, miedo, tristeza, recuerdos negativos, lo que te mantiene en un estado de depresión constante, ansiedad que se traduce en miedo a un futuro negativo.
Una vez identificada la emoción principal con la que vives, es necesario e imprescindible expresarla, no golpeando a alguien, o quejándote, sino a través de un proceso de autosanación.
Es importante tener con quién hacerlo. Tener un terapeuta o coach te hace ser responsable de tu vida, no tienes que estar enfermo para acceder a ellos, es como tener al médico de cabecera familiar. Si el cerebro es uno de los órganos más importantes que tenemos, ¿por qué razón no le prestamos la suficiente atención antes de que sea tarde?
Aquí te comparto algunos métodos que puedes comenzar a realizar para exteriorizar esas emociones que hacen que estés menos propenso a enfermar tu cuerpo.
Hazte las siguientes preguntas: ¿Por qué elijo estar enojada? ¿Por qué tengo la necesidad de que siempre pase algo malo? ¿Por qué necesito hablar siempre de alguien más? ¿Qué es lo que deseo para mi vida? Y hay varias más, comienza por estas:
Golpea un almohadón: Siente la emoción de enojo, y golpea con fuerza y descarga tu ira en algo que no te lastime, pero que sí te permita exteriorizar.
Ten una sesión de rebirthing: Aprender a respirar trayendo situaciones que te han lastimado y liberándolas, para que dejen de ser un peso en tu vida.
Escribe en un diario: Lo que siento es... La situación que me hace sentir esto es... La persona que me hace sentir esto es... Lo que quiero sentir es... Lo que puedo hacer por mi es... Comienza con esto. Seguiré compartiéndote estos temas.