Liderazgo y participación política de las mujeres

Actualizado
  • 14/02/2021 00:00
Creado
  • 14/02/2021 00:00
Aunque se reconoce el derecho fundamental de las mujeres y los hombres de participar en la vida política, en la práctica la brecha en materia de equidad 'de jure' y 'de facto' en la esfera del ejercicio del poder y la adopción de decisiones es muy grande

El fenómeno social más trascendente del siglo XX fue, sin duda, la revolución social protagonizada por las mujeres, que de forma pacífica y constante han cambiado radicalmente las relaciones sociales, culturales, laborales, familiares e interpersonales.

Liderazgo y participación política de las mujeres

A pesar de que tanto en el ámbito internacional como en el nacional se han aprobado nuevas leyes y adoptado nuevas políticas públicas con el compromiso de la mayor parte de los gobiernos de mejorar la situación de las mujeres, la mayoría de estos avances son principalmente simbólicos. Es cierto que la participación femenina ha aumentado y existe mejor disposición de las autoridades respecto a la igualdad de oportunidades, pero no es menos cierto que las nuevas instituciones, los programas y proyectos, con frecuencia no cuentan con los recursos y la voluntad política que se requiere para hacer efectiva esa igualdad entre los géneros.

En los 25 años transcurridos desde la celebración en Beijing de la cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer en 1995, a escala nacional e internacional la representación de la mujer en los niveles más altos de decisión no ha tenido cambios significativos. Las mujeres siguen en minoría en los parlamentos y el promedio alcanzado a nivel mundial es de apenas 25%, pese al hecho de que las mujeres constituyen la mayoría del electorado en casi todos los países.

Aunque se reconoce el derecho fundamental de las mujeres y los hombres de participar en la vida política, en la práctica la brecha en materia de equidad de jure y de facto en la esfera del ejercicio del poder y la adopción de decisiones es muy grande. Como consecuencia, los intereses y las preocupaciones de las mujeres no están representados a los niveles de la formulación de políticas y tampoco tienen influencia sobre las decisiones fundamentales en las esferas social, económica y política. Las iniciativas y los programas orientados a aumentar la participación de la mujer en la adopción de decisiones se ven entorpecidos por una serie de factores, como la falta de recursos humanos y financieros para la capacitación y la promoción en materia de carreras políticas y la responsabilidad de los funcionarios elegidos con relación a la promoción de la igualdad entre los géneros.

Las cifras en materia de igualdad de oportunidades muestran un aumento simbólico, ya que la representación de las mujeres en cargos gubernamentales de adopción de decisiones a los más altos niveles nos indica que se avanza a pasos muy lentos y por tanto todavía falta mucho para alcanzar la paridad de género en la política.

Únicamente 10 países están presididos por una jefa de Estado, 13 países tienen jefas de Gobierno y 119 países nunca han sido presididos por mujeres. Al ritmo actual, la paridad en las más altas esferas de decisión no se logrará por otros 130 años. Solo el 21% de quienes ocuparon ministerios fueron mujeres y apenas en 14 países los gabinetes de Gobierno han alcanzado el 50% en la representación de las mujeres. Con un aumento anual de apenas el 0,52%, no se alcanzará la paridad de género en los cargos a nivel ministerial antes de 2077.

En Panamá la situación no es muy diferente, aunque hay que reconocer que en las tres últimas décadas hemos tenido importantes logros en cuanto a la equidad y la igualdad para las mujeres en el ámbito jurídico.

Respecto a la participación y liderazgo de las mujeres en el mundo académico, empresarial y profesional, muchas son las que en los últimos años se han incorporado al mundo del trabajo de una forma distinta, mediante una opción arriesgada y han creado empresas, implicándose en la gestión de la administración o participando de forma activa en la política. Todas trabajan para romper el llamado “techo de cristal”, pero se topan con obstáculos que hacen prácticamente incompatible el desarrollo de sus actividades y no siempre son valoradas o vistas con normalidad por muchos hombres, que sienten peligrar su hegemonía patriarcal.

La crisis mundial por la pandemia de la covid-19 revela que solo uno de cada ocho países en el mundo ha adoptado medidas para proteger a las mujeres contra los impactos sociales y económicos.

Las naciones del presente milenio y de futuras generaciones tendrán que construirse con la participación decisiva de las mujeres, que son ejemplo de capacidad, vocación de servicio y dedicación. Porque el futuro tiene rostro de mujer, lleno de lo positivo, lo nuevo y lo auténticamente revolucionario, pues las mujeres, por su género y educación, están capacitadas para llevar adelante los cambios para construir sociedades en que impere una verdadera democracia basada en la equidad.

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