Una científica que vive por y para el cáncer

Actualizado
  • 23/04/2021 00:00
Creado
  • 23/04/2021 00:00
Eva Ortega-Paíno ha vivido el cáncer en diferentes facetas, no solo como investigadora en oncología, gestora y directora científica de biobancos, sino también como compañera y cuidadora de un paciente con esta patología: su esposo David, quien perdió la vida a causa de un tumor de esófago hace unos cinco años
Biobanco del CNIO fomenta la investigación biomédica en general, facilitando el acceso a muestras humanas a los investigadores.

La española Eva Ortega-Paíno está convencida de que la suerte le acompaña. Aunque ha pasado por varios altibajos, confiesa sentirse “tremendamente afortunada”.

Sus 48 años los ha repartido entre España, Suecia y Noruega, países donde ha crecido como mujer y profesional. Esta doctora en ciencias químicas lleva a sus espaldas un equipaje de experiencia laboral en el campo de la salud, la academia y el sector biotecnológico.

Los últimos ocho años los ha dedicado a la gestión de proyectos de biobancos, que no son más que bibliotecas biológicas para beneficio de la humanidad, las cuales buscan –desde la investigación científica– ofrecer respuesta a patologías como el cáncer, enfermedades raras, covid-19, etc.

Los biobancos son biorrepositorios que fomentan la investigación biomédica, que facilitan el acceso a muestras humanas por parte de investigadores y que aseguran la captación y el uso de estas. Desde 2019, la Dra. Ortega-Paíno dirige el Biobanco del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) en su natal Madrid.

Para esta investigadora, la ciencia es la base para el desarrollo de un país y es un bien común que debe revertir a la sociedad. “La ciencia es internacional, y no entiende de fronteras”, expresó la Dra. Ortega-Paíno al compartir su testimonio en la conferencia virtual “Mujeres científicas, redes científicas y equidad de género en la ciencia desde la experiencia española”, un conversatorio organizado por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt).

Eva Ortega-Paíno junto Lasse Boding, coordinador del Biobanco Nacional Danés.

“En mi vida todas las cosas han venido encadenadas para que esta sea completa, y para encontrar la felicidad, incluso, en los momentos de más dolor, y para encontrar también ayuda y compañía en los ratos en los que podría haberme encontrado sola. Muchos dicen que la suerte se trabaja, y en parte es verdad, pero yo sigo sintiéndome una mujer muy afortunada”, afirma  esta mujer que ha vivido por y para el cáncer. Su esposo David perdió la vida a causa de un tumor de esófago, hace unos cinco años. Con su pareja tuvo tres hijos: Rodrigo Alejandro (17), Carlota Jimena (11) y Eduardo Luis (9), todos nacidos en Suecia, quienes constituyen su mejor equipo.

“El cáncer nos arrebató a una de las dos patas que sostenían a la familia. Tres años después de lucha, tratamientos y esperanzas, perdimos a uno de nuestros pilares. Nos tocó seguir viviendo en otra forma de equipo, en vez de ser de cinco, ahora sería de cuatro porque no había un tratamiento para su enfermedad. Mi compromiso con el cáncer y con la investigación en cáncer no solo es como investigadora y como directora científica de un biobanco, sino como compañera y cuidadora de un paciente con cáncer”, expresó Ortega-Paíno, quien disfruta a diario su vida, con “una sonrisa dibujada en mi rostro, como si cada día pudiera ser el último”, exclama.

Usted ha pasado por gratos momentos y otros más difíciles. ¿Se considera afortunada?

Mucho, tremendamente afortunada. He tenido una pareja que me ha enseñado a vivir, a priorizar lo importante de la vida, que me ha dado tres hijos fantásticos, y que con su muerte me ha situado en un punto de partida para empezar a aplicar una doctrina de vida basada en lo que realmente es importante.

Usted lleva 25 años dedicada a la oncología. ¿Qué le representa trabajar en esta rama?

Trabajar en cáncer es duro, pero a la vez es un estímulo increíble para abrir una ventana de esperanza a todas esas personas, que, como mi marido, han sufrido de esta enfermedad. Espero que con nuestro esfuerzo desde el Biobanco –ya sea divulgando la necesidad de donar muestras para la investigación, tratando estas muestras con los mayores estándares de calidad posibles, y custodiando la información para que nunca se vulnere la integridad de los donantes– podamos llegar en un futuro a mejorar la salud y calidad de vida de los enfermos con cáncer.

¿Cómo funcionan los biobancos?

El tema de los biobancos es fascinante, porque no solo trata de la muestra en sí y la calidad asociada, sino que es un campo multidisciplinar que engloba ciencia, filosofía, ética, divulgación, colaboración con los donantes y asociaciones de pacientes. Los biobancos se pueden considerar una parte central de la investigación traslacional, ya que van a recoger las muestras de los pacientes que, bajo estándares máximos de calidad y de ética, van a ser proporcionados a los investigadores para que reviertan en investigación de alta calidad. La sociedad necesita de la ciencia, así como la ciencia se nutre de la sociedad, y en este caso en forma de donación de distintos tejidos para investigación.

¿Qué tan cerca se está de la cura del cáncer con el auge de la medicina personalizada?

Cada vez se avanza más en diagnósticos y tratamientos, pero también es verdad que muchos cánceres se detectan demasiado tarde. Es importante desarrollar métodos de detección temprana que nos ayuden a acotar y dar solución a estos problemas en estadíos tempranos de la enfermedad. Realmente se deberían llamar “enfermedades oncológicas” porque “cánceres” hay tantos como pacientes que lo sufren, y de ahí surge la necesidad de la llamada “medicina personalizada”.

¿Qué significa para usted ser madre?

La maternidad es lo mejor que he hecho en mi vida. ¡Quizá es una forma de manifestación egocéntrica, ya que es la forma de perpetuarse al menos en un 50% en la primera generación! (risas). Todo el esfuerzo que hago como madre es para poderles proporcionar un futuro mejor.

¿Con qué sueña Eva?

Sueño con seguir disfrutando de la vida tanto como lo hago hoy. A largo plazo me veo tal y como estoy ahora: haciendo todo lo que me gusta. Eso me hace sentir satisfecha.

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