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Violencia sexual en Darién: expertas traen a la mesa esta realidad migrante
- 17/02/2024 00:00
- 16/02/2024 16:42
La exposición a diferentes tipos de violencia sexual durante su desplazamiento, es una de las más grandes amenazas a la integridad personal de quienes realizan el recorrido por las Américas con el fin de llegar a Estados Unidos.
Los migrantes que se trasladan por la selva de Darién no escapan de esta realidad, al ser uno de los puntos de más incidencia entre la población que persigue el “sueño americano”.
En la actualidad, un 80% de las víctimas de trata transfronteriza son mujeres y niñas, quienes también tienen tres veces más probabilidades de sufrir violencia física o violencia extrema durante el trayecto migratorio. De las que terminan siendo abusadas, un 79% está destinado a seguir siendo explotado sexualmente sin poder llegar a su destino.
Ante esta realidad, el equipo del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará (Mesecvi), que forma parte de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la Organización de Estados Americanos (OEA), llevó a cabo el diálogo ‘Contribuyendo a la prevención de la violencia sexual contra las mujeres y niñas migrantes en los países de las Américas’.
Durante el mismo, tanto las organizaciones sin fines de lucro como las entidades gubernamentales panameñas que brindan ayuda en el tapón de Darién tuvieron la oportunidad de brindar sus diferentes perspectivas sobre la situación de violencia sexual hacia las mujeres migrantes durante su recorrido por Panamá, y asimismo establecer posibles soluciones para esta problemática.
El diálogo contó con la presencia de la secretaria técnica del CIM/Mesecvi, Luz Patricia Mejía; la ministra de la Mujer, Juana Herrera Araúz, y la magistrada de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) Ángela Ruso de Cedeño.
“El tema de la violencia sexual, con el flujo migratorio que tenemos, sabemos que es un factor de riesgo potencial que debemos mirar. Este momento de reflexión es importante para crear una hoja de ruta que nos permita establecer qué vamos a hacer y cómo vamos a enfrentar esta situación”, expresó la ministra de la Mujer durante su ponencia.
Esta visita forma parte de un proyecto desarrollado por el CIM/Mesecvi en conjunto con el Departamento de Seguridad Pública (DSP) de la OEA, para fortalecer formas de prevención de la violencia sexual contra mujeres y niñas migrantes en Panamá, bajo un enfoque de género, seguridad y derechos humanos.
Perspectivas del abuso
Aunque existe un subregistro de casos de abuso sexual en las fronteras panameñas, de acuerdo con información proporcionada por Médicos sin Fronteras (MSF), en el último año se reportaron 676 casos de violencia sexual.
De acuerdo con Cristina Zugasti, representante de esta organización, lo que viven las mujeres en Darién es “una violencia masiva, sistemática, recurrente y con un modus operandi” debido a la gran cantidad de casos y la similitud que hay entre los mismos. Según la experta, octubre a diciembre del año pasado fue la temporada con más casos de violencia sexual registrados desde que MSF trabaja en el país.
Muchas de las víctimas viven escenarios en los que son obligadas a desnudarse y luego son humilladas frente a otros migrantes. En otras ocasiones son abusadas sexualmente de diversas maneras frente a niños que usualmente tienen alguna relación con la víctima.
Otros grupos de los perpetradores de abuso son las niñas menores de 13 años, quienes forman parte del 8,7% de las sobrevivientes de violencia sexual como menores de edad, y también los hombres. Estos últimos representan una cifra mucho más pequeña e invisibilizada.
Las sobrevivientes de violencia sexual en Darién son amenazadas por sus abusadores, que usualmente viajan durante el trayecto con ellas; esta es una de las razones por las que hay tan pocas denuncias de este tipo de abuso a pesar de la gran cantidad de casos reportados.
En su trayecto por Panamá, las mujeres y niñas se enfrentan a otro tipo de riesgos que violan su integridad, como ser obligadas al usar el sexo como método de pago para sobornos o servicios durante su estadía en las fronteras, de esta manera acceden a relaciones sexuales indeseadas y son abusadas sexualmente. Además de esto también suelen ser víctimas de robos o secuestros.
Zugasti también especificó que muchas de las sobrevivientes de abuso sexual, con las que se han encontrado en el tapón de Darién, creen no haber sido violadas por la creencia generalizada de que el abuso solo sucede cuando hay penetración, mientras que mucha de la violencia sexual que viven no necesariamente llega al coito.
Muchas siguen su travesía pensando que es normal que hayan sido tocadas de manera inapropiada e incluso llegan a pensar que es su culpa por haber escogido atravesar la ruta que llevan.
Resoluciones del panel
En el diálogo entre las diferentes partes se estableció que uno de los problemas principales que hay para hacer justicia a las sobrevivientes de abuso sexual, y aminorar los casos, son las pocas denuncias que se llevan a cabo sobre la problemática.
Según diferentes expertas de la OEA y oenegés, como el Fondo de la Población de las Naciones Unidas (Unfpa) y Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el proceso judicial que se debe seguir para poder llegar a una resolución jurídica en la que el perpetrador sea procesado y cumpla con la debida condena por sus actos es muy largo, y muchas de las víctimas prefieren no denunciar para no retrasar su objetivo de llegar a Estados Unidos.
Por otro lado, durante el proceso de denuncia las sobrevivientes son revictimizadas varias veces. Actualmente a las personas que han sufrido algún tipo de violencia o abuso se les realizan aproximadamente cinco entrevistas por parte de diferentes organizaciones, y constantemente tienen que repetir el abuso que se les infligió, lo que puede afectarlas aún más de manera psicológica.
Algunas de las soluciones que brindaron las expertas fueron la necesidad de más presencia estatal y reducir los procesos judiciales para hacer la denuncia; también es necesario buscar la manera de que esto no interrumpa el viaje de las migrantes y que puedan ser realizados o seguidos sin importar la localización de las víctimas.
“Considerando las características de la violencia sexual en Darién y las obligaciones que establece la Convención de Belem do Pará, algunas políticas públicas clave que podrían ser implementadas para erradicar esta violencia incluyen: el fortalecimiento de la presencia y protección del Estado, acciones de prevención y sensibilización, atención integral a las víctimas, y desarrollo de mecanismos de monitoreo y evaluación, entre otras”, concluyó la secretaria técnica del CIM/Mesecvi.
Estas conclusiones servirán para actualizar o crear nuevos mecanismos contra la violencia sexual migratoria, de la misma manera que podría impulsar la creación de nuevas herramientas para aminorar este problema.