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Un tratamiento clínico para dejar el tabaco, la nueva alternativa de la OMS
- 02/07/2024 14:31
- 02/07/2024 11:53
En el mundo, 1250 millones de adultos consumen tabaco. La epidemia del tabaquismo es una amenaza a la salud pública, y de acuerdo con instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), es responsable de las muertes de 8 millones de personas cada año, 1,3 millones de estas siendo no fumadores.
Con el fin de disminuir las cifras de consumo de tabaco en el mundo y dar recomendaciones a alrededor de 750 millones de personas que desean abandonar este hábito en todas sus formas, esta misma organización presentó este martes sus primeras directrices para el tratamiento clínico de cesación del tabaco en adultos.
“Estas directrices marcan un hito fundamental en la lucha que libramos en todo el mundo contra estos productos nocivos, porque dota a los países de las herramientas básicas para ayudar eficazmente a las personas a dejar de consumir tabaco y aliviar así la carga de morbilidad relacionada con esta sustancia”, destacó el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
Este documento ofrece al 60% de consumidores de tabaco que desean abandonar el hábito un conjunto de intervenciones que abarcan desde el apoyo para un cambio de comportamiento hasta el respaldo de profesionales de la salud, recursos electrónicos y tratamientos farmacológicos.
Aunque un gran porcentaje de personas que fuman tienen el deseo de abandonar el tabaco, un 70% no puede permitírselo debido a la falta de acceso a servicios eficaces que los ayuden, así como las carencias y escasez de recursos en la mayoría de los sistemas de salud.
“Dejar de fumar no es nada fácil. Tenemos que valorar en su justa medida el enorme esfuerzo que supone para los implicados y sus familias. Con estas directrices, queremos ayudar a las comunidades y el sector público a prestar el mejor apoyo y la mejor asistencia posibles a las personas que han decidido cortar con su adicción”, mencionó el doctor Rüdiger Krech, director de promoción de la Salud de la OMS.
De hecho, según el ‘WHO global report on trends in prevalence of tobacco use 2000-2025, fourth edition’, alrededor del 80% de personas que consumen tabaco viven en países de ingresos medianos o bajos. En estos también existe una carga de morbilidad alta asociada al consumo de este producto.
Este mismo informe demuestra que la tendencia al tabaquismo también se relaciona a la pobreza, pues en los hogares en los que se gasta por la compra de tabaco se utilizan recursos que podrían ser para necesidades básicas como la alimentación y la vivienda, lo que es un “comportamiento de gasto difícil de frenar”.
Todo sin tomar en cuenta que el consumo de tabaco tiene un costo económico enorme en el cual se incluyen el tratamiento de enfermedades causadas por el tabaquismo así como la pérdida de capital humanos a causa de su morbimortalidad.
En ‘WHO clinical treatment guideline for tobacco cessation in adults’, se recomienda como el tratamiento ideal para los consumidores de tabaco seguir una terapia farmacológica con intervenciones sobre el comportamiento, al ser la metodología con más rendimiento para el abandono del hábito en adultos.
Algunas de las recomendaciones de la OMS incluyen el uso de la vareniclina, la terapia de sustitución con nicotina, el bupropión y la citisina como tratamientos eficaces para dejar de consumir tabaco.
Según la organización, los países, de ingresos bajos y medianos, deben proporcionar estos tratamientos sin costo alguno o a un costo reducido a quienes los necesitan para que les resulten más accesibles.
En 2023, la Organización puso en marcha un proceso de precalificación de medicamentos contra los trastornos causados por el consumo de tabaco para mejorar el acceso mundial a las terapias recomendadas.
En abril de 2024, precalificó los dos primeros medicamentos para la terapia de sustitución con nicotina: el chicle y el parche de nicotina de la empresa Kenvue.
Las intervenciones conductuales por parte de expertos y profesionales de la salud mental también han sido recomendadas por la OMS.
Esto debe ofrecerse como un recurso sistemático en los establecimientos de salud, con una duración de 30 segundos a tres minutos junto a un paoyo personalizado así como el asesoramiento individual, en grupo e incluso por teléfono.
Ello se puede complementar con el envío al teléfono de mensajes de texto y con otros recursos que implican la participación activa del paciente, como las aplicaciones para teléfonos inteligentes y los programas de internet.