El barrio de Chualluma en Bolivia, es único en la ciudad de La Paz ya que todas sus paredes están pintadas de colores que resaltan los rostros de las cholas,...
- 12/10/2024 00:00
- 11/10/2024 19:19
Varias tendencias conmocionan al mundo, entre ellas:
Los huracanes actuales son mucho más frecuentes, potentes y con capacidades de hacer daños mucho mayores. El último huracán Milton es un ejemplo de lo que está sucediendo. Se estimó que era el más peligroso del último siglo. Categoría 5, la máxima, estuvo hasta el último momento lleno de interrogantes.
Su arribo a Florida puso en riesgo extremo áreas como Tampa, Orlando, Sarasota y otras, y podía arrasarlas. Las autoridades ordenaron la evacuación total. En el momento final se debilitó, pasó a categoría, 3, 2 y 1, y produjo daños que se están evaluando.
Entre ellos, arrancó de cuajo el techo completo del mayor estadio de béisbol del estado, donde se pensaba concentrar a 10.000 personas de los equipos de ayuda. Y si no se hubiera atenuado, como sucedió con el que destruyó totalmente a New Orleans, o los que asolaron en 2023 a Centroamérica, ¿qué hubiera pasado?
¿Por qué sucede esto y qué se puede esperar? Forma parte de todo el engranaje ultrarregresivo de la crisis climática. El día anterior, 30 científicos prominentes publicaron en la muy prestigiosa revista Nature un artículo. Advierte diciendo que hay un exceso de optimismo sobre la posibilidad de influir y lograr mejorar la cuestión de los explosivos desequilibrios climáticos.
Se están sobreestimando las capacidades de reducir prontamente el dióxido de carbono, récord que está envenenando a la atmósfera, generado por los combustibles sólidos que están causando el calentamiento global.
Ese calentamiento es clave en el circuito de derretimiento del Ártico, desbordes y sobrecalentamiento de los mares, glaciares, huracanes crecientes, inundaciones recurrentes, macroincendios de bosques y catástrofes naturales de gran escala. En realidad, los calores usuales se han transformado en calores extremos.
Se está dando un fenómeno muy alarmante: los especialistas muestran que el río amazonas, fundamental para la mayor selva tropical del mundo, se está secando. Las sequías continuadas, la deforestación salvaje del periodo Bolsonaro, la minería prohibida, la quema, por parte de grupos inescrupulosos, de bosques para suplantarlos por empresas rapaces, han atacado la subsistencia del río mismo.
El Amazonas es el río más largo de orbe; recorre 6.500 kilómetros y pasa a través de seis países. De cortarse el río, los millones de indígenas que viven en la selva, quedarán incomunicados. Por otra parte, la selva es absorbedora de millones de toneladas de dióxido de carbono. Si retrocede, complicará aún mucho más el calentamiento global.
Las energías sucias están haciendo invivible el hábitat y aumentando la pobreza, el hambre, las desigualdades, las migraciones, todas las formas de contaminación. Hay cómo enfrentarlas. Las evidencias recientes indican que ya existen las soluciones.
Junto a los autos eléctricos, está en plena posibilidad de operación los paneles solares. Podrían convertirse en la principal fuente de energía, y están la energía eólica, la mareomotriz, la conversión del hidrógeno en agua y muchas otras posibilidades.
Sin embargo, los lobbies proenergías sucias ponen todos los obstáculos posible para que no avancen estas soluciones y poder seguir enriqueciéndose al máximo.
Además, el recambio imprescindible del patrón energético mundial será facilitado por el potencial excepcional de la revolución tecnológica y la inteligencia artificial (IA), comprendiéndolo los premios nobel de física y química de este año.
La humanidad puede salvarse y mejorarse si se da la batalla indicada contra lo que el papa Francisco llama la codicia desenfrenada. ¿Qué esperamos?