Este 3 de noviembre en el Palacio de Las Garzas el presidente José Raúl Mulino encabezó los actos en honor a los 121 años de la separación de Panamá de...
Se prohíja el proyecto de ley contra el ‘bullying’ ante las cifras elevadas de suicidios en edad temprana
- 02/11/2024 00:00
- 01/11/2024 16:53
El acoso escolar ha alcanzado niveles alarmantes en Panamá, afectando la vida diaria de numerosos estudiantes. Víctor Alejandro Smoly, director ejecutivo de la Organización Global de Prevención Ante el Bullying (Ogpab) conversó con La Estrella de Panamá sobre las cifras que rodean estos comportamientos en las 3.500 escuelas públicas y 800 escuelas privadas que existen en el país, aproximadamente.
Entre marzo y octubre de 2023, la organización realizó encuestas en los centros de educación y descubrió que en cada escuela existe un mínimo de dos niños al borde del suicidio. “Hubo colegios donde detectamos hasta 18 casos de niños que han tenido pensamientos suicidas a consecuencia del bullying que viven a diario”, advirtió Smoly.
Tomando la cifra mínima como referencia, el director de la Ogpab hizo hincapié en que esta representa la posibilidad de contar con alrededor de “8.600 menores de edad al borde del suicidio en Panamá actualmente”
Agregó que aproximadamente siete de cada diez estudiantes han reportado ser víctimas de bullying. “En las escuelas públicas, el 75 % de los casos denunciados corresponde a bullying verbal. Con respecto al ciberbullying, cerca de 29 % de los jóvenes reportan haber experimentado acoso en redes sociales”.
En cuanto a las escuelas privadas, Smoly destacó que muchas de estas instituciones “están peor que algunos colegios públicos”.
Agregó que muchos de los centros privados declaran no presentar casos de bullying, “pero muchas veces esconden cosas peores”, entre ellos, maltratos y agresiones de docentes a estudiantes, xenofobia, abusos sexuales, tendencias pedófilas y suicidios.
“Si las instituciones educativas no toman medidas apropiadas y acordes con los tiempos que estamos viviendo, en beneficio de la salud mental de los estudiantes, en 10 años podrían perder hasta el 60 % de su matrícula”, advirtió.
En vista del panorama, el pasado 29 de octubre, la Comisión de Educación, Cultura y Deportes de la Asamblea Nacional adoptó el proyecto de ley que establece la política pública de acción integral contra el acoso escolar y social.
Smoly informó que dicho proyecto de ley “busca reconocer el acoso escolar como una problemática en los niños y jóvenes en todos los niveles educativos, independientemente de su situación económica”.
El director de Ogpab explicó al diario que el actual proyecto de ley contra el acoso escolar se ha presentado en diferentes ocasiones, iniciando desde el 2016 “con diferentes partidos políticos y sin éxito”.
Fue junto al diputado Ariel Vallarino que logró presentarse en la Asamblea Nacional con un proyecto elaborado y ajustado a la situación actual del país. “Lo que deseamos lograr es que sea Ley de la República y prontamente comience a velar por la vida de cientos de niños panameños y extranjeros que sufren violencia escolar indiscriminadamente en sus centros educativos”, dijo.
El proyecto cuenta con 36 artículos, de los cuales Smoly resaltó “involucrar a las familias y líderes comunitarios, docentes y a los propios estudiantes para erradicar el acoso en las escuelas” y “sancionar a las instituciones educativas y docentes que permiten o realicen cualquier tipo de acoso o maltrato dentro de sus instalaciones”.
En cuanto a las acciones necesarias para garantizar el debido manejo de dicho proyecto de ley contra el bullying y acoso escolar, Smoly informó que este sostuvo su primer debate el pasado 31 de octubre y dicha respuesta será resuelta en la segunda instancia.
La Ogpab ha trabajado desde 2022 en una lucha contra el bullying y el suicidio infantil. Desde entonces han impactado a 62.147 estudiantes, entrenado a 9.118 padres de familia al igual que 8.023 educadores y 115 embajadores alrededor del mundo.
Smoly compartió dos casos “impactantes”: el primero, el de una niña de cinco años que “intentó suicidarse debido a las agresiones diarias de su maestra de prekínder”. En vista de que la institución educativa negaba los hechos, la organización ofreció asistencia legal y psicológica a la menor y a sus padres. “La maestra agresora ya no trabaja en ningún centro de educación y la directora renunció el año pasado”, contó el director de Ogpab.
El segundo caso ocurrió en 2022, cuando un niño de 10 años con trastorno del espectro autista (TEA) en Texas “sufrió agresiones y violencia en una escuela católica; los docentes y directivos, conscientes de la situación, no tomaron medidas para protegerlo debido a su estatus de migrante”, relató Smoly.
“Tras la denuncia de su madre en nuestro sitio web, nuestra ONG intervino rápidamente, presentando pruebas a las autoridades, lo que resultó en una reestructuración académica: varios docentes renunciaron y otros fueron sancionados penalmente. Además, otros padres se unieron a la causa, y hoy el colegio hace actividades comunitarias para prevenir el acoso escolar y promover la inclusión”, agregó.
“Es importante que los docentes sean los que estén creando ambientes escolares seguros”, afirmó Smoly. “Es su responsabilidad mantener la integridad de sus estudiantes. Recordemos que, si el acoso escolar ocurre dentro del colegio, la responsabilidad es del centro educativo, de sus directivos y de los docentes, nunca de los niños”.
En cuanto al hogar, “el bullying, en algunos casos, comienza ahí y la responsabilidad de los padres es reforzar los valores y ser personas presentes y activos emocionalmente”, comunicó. “Hoy tenemos una generación de niños huérfanos de padres vivos y eso respalda nuestras estadísticas, en las que los niños indican que solo el 12 % es feliz en sus hogares. Para dejarlo más claro, de 100 niños, solo 12 son felices con sus padres”.
Según Smoly, “las formas de bullying más comunes que hemos observado suelen ser el acoso verbal, como insultos, burlas y apodos degradantes, y el acoso social o relacional, que incluye excluir a las víctimas de grupos sociales y difundir rumores”.
Entre sus consecuencias citó la baja autoestima, ansiedad y depresión, “las cuales pueden limitar el desarrollo personal y académico de los jóvenes”, explicó. “El acoso escolar crea adultos débiles emocionalmente”, aseguró.
El director de la organización brindó un consejo para los lectores: “No están solos, cuentan con nuestro apoyo legal, psicológico, emocional y profesional. Reporten, denuncien y no tengan miedo de hablar”.
En cuanto a las medidas necesarias para lograr un ambiente seguro, el profesional comunicó sobre la importancia de la “práctica de valores, ser el ejemplo de las personas, ponerse en el lugar de los demás, pensar antes de hablar u ofender a alguien y ser una mano amiga, no una agresora”.