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- 30/12/2022 00:00
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El estrés no solo afecta la salud mental, sino todo el cuerpo humano. En el caso de las mujeres, esta reacción psicológica influye mucho en el sistema reproductor y especialmente en la vagina, ya que además del cortisol (conocida como “'la hormona del estrés” segregada por las glándulas suprarrenales) involucra otras hormonas, como las sexuales.
De acuerdo con los especialistas, si esta hormona se altera, se compromete el PH de la flora vaginal y provoca infecciones que pueden causar problemas en la relación, así como afectar la autoconfianza, la fertilidad, el deseo sexual y la capacidad de alcanzar el orgasmo.
Paula Soriano, especialista en ginecología y obstetricia del hospital Quirónsalud Murcia, reconoció en una entrevista con el diario español 20 Minutos, que el estrés en las mujeres puede originar cambios hormonales, alteraciones en el ciclo menstrual, problemas en el deseo sexual e, incluso, amenorrea (falta o desaparición de la menstruación) que, si se asocia a bajos niveles de estrógeno por un período muy prolongado, puede ocasionar descalcificación ósea y atrofia de los órganos genitales.
Soriano también resaltó que lo más recomendable es atacar el problema por los dos frentes. Por un lado, consultar con el ginecólogo para que indique un tratamiento. Pero hay que tener en cuenta que si la causa es el estrés, el cuadro podría repetirse. Por lo que es importante comenzar a tratar la causa del problema de raíz, es decir, hacer ejercicios, meditación o ir con un especialista.
Eliécer Pérez Rivera, psicólogo y experto en psicoterapia de parejas, afirmó que al mantenerse elevado el nivel de cortisol durante todo el día de trabajo, ocurre la aparición de síntomas físicos como dolores de cabeza, contracturas, problemas intestinales o cardíacos e incluso una caída del sistema inmunológico.
“Además aparecen problemas de ansiedad, los cuales provocan tensión y entorpecen los mecanismos de respuesta sexual. De forma física se manifiesta de varias maneras, destacando la falta de lubricación vaginal”, detalló Pérez.
De hecho, un estudio realizado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Maryland y publicado en la revista Nature Neuroscience mostró que el estrés afecta la composición del microbioma vaginal.
Mientras que otro estudio realizado en animales sugiere que el cambio en los niveles de estrógeno observado en el estrés crónico puede afectar los tejidos vaginales, predisponiéndolos a infecciones.
Por otra parte, especialistas de Mayo Clinic agregan otras consideraciones sobre la vagina, como un conducto muscular cerrado, que se prolonga desde la parte externa de la zona genital femenina (vulva), hasta el cuello del útero. “Las relaciones sexuales vigorosas o una lesión en el área pélvica pueden causar traumatismo vaginal”, reconocen los expertos en un comunicado enviado a este medio.
Añaden que algunas afecciones, como la endometriosis y la enfermedad inflamatoria pélvica, podrían provocar dolor durante las relaciones sexuales. Las cicatrices de una cirugía pélvica y algunos tratamientos oncológicos también pueden provocar dolor durante las relaciones sexuales. El uso de algunos antibióticos aumenta el riesgo de una candidiasis vaginal.
Añaden que los anticonceptivos de barrera, como los preservativos, los diafragmas y el espermicida asociado, pueden provocar irritación en la vagina. El uso de rociadores, desodorantes o lavados vaginales puede causar o empeorar la irritación.
Según la nota, la ansiedad y la depresión también pueden contribuir a un nivel bajo de excitación y, como consecuencia, causar malestar o dolor durante las relaciones sexuales. Los traumas, como el abuso sexual o una experiencia sexual dolorosa, también pueden causar dolor relacionado con las relaciones sexuales.
Según los expertos de Mayo Clinic, es importante el uso de preservativos. Tratar de limpiar los juguetes sexuales, después de cada uso, usar las vacunas contra el virus del papiloma humano (VPH), el virus asociado con el cáncer del cuello del útero, así como de la hepatitis B, una infección hepática grave que puede transmitirse por contacto sexual.
Los ejercicios de Kegel pueden ayudar a tonificar los músculos del suelo pélvico si existe prolapso, pérdida de orina o debilidad del suelo pélvico.
El abuso crónico de alcohol puede afectar la función sexual. La nicotina podría afectar la excitación sexual. El abuso de sustancias también podría relacionarse con una salud física y mental deficientes, lo que puede afectar la función sexual, señalaron.
Si bien no se pueden prevenir todos los problemas vaginales, las revisiones médicas periódicas pueden ayudar a garantizar que los problemas que afectan a la vagina se diagnostiquen lo antes posible, recomendaron los especialistas consultados.