El drama del sistema sanitario griego se agrava

Actualizado
  • 21/06/2017 10:30
Creado
  • 21/06/2017 10:30
Por falta de medios la situación está lejos de mejorar, aún menos después de restablecerse el acceso universal a la salud

Años de crisis y de ajuste presupuestario han ido asfixiando cada vez mas la sanidad pública griega, un drama que, por falta de medios, está lejos de mejorar, aún menos después de restablecerse el acceso universal a la salud.

Una de las primeras acciones emprendidas por el primer ministro griego, Alexis Tsipras, fue abrir la sanidad pública a los 2,5 millones de personas que habían perdido el derecho a protección social al estar en paro crónico.

Eran las víctimas de la crisis mas vulnerables. Su única posibilidad de obtener atención médica era acudiendo a alguna de las clínicas sociales que surgieron gracias al voluntarismo de miles de médicos y personal sanitario.

Dos años y medio después de la llegada al poder de la coalición entre izquierdistas y nacionalistas, estas clínicas atienden a muchos menos pacientes porque los enfermos pueden recibir atención primaria en los hospitales públicos. El resultado de esta política justa ha sido catastrófico para los hospitales.

"La entrada de dos millones y medio de personas en el sistema social, aunque necesaria, se produjo sin que hubiera un incremento del presupuesto sanitario o de la plantilla en los hospitales.

Hemos escuchado un montón de veces que va a haber contrataciones, pero hasta ahora no hemos visto nada", se lamenta Katerina Papaguika, médico voluntaria en la clínica social de Ellinikó, en la periferia de Atenas.

Papaguika es una de la veintena del antes centenar de médicos voluntarios de esta clínica social. Retirada desde hace seis años, lleva cinco y medio colaborando en Ellinikó, tras una larga trayectoria profesional en el laboratorio citológico de un hospital público.

"He visto historias muy difíciles en esta clínica, gente que acudía a nosotros con una biopsia que se le había realizado seis meses antes y que no habían tenido posibilidad de obtener tratamiento", explica a Efe. "Cada semana atendíamos a entre cuatro y siete pacientes con cáncer. Les buscábamos hospitales para que pudieran entrar por la puerta trasera", añade.

El corsé de los memorandos de rescate obligó a Grecia a reducir drásticamente el gasto en Sanidad en los últimos siete años: de casi un 10 % del PIB en los periodos previos a la crisis, bajó a menos del 5 %.

Una de las consecuencias de haber tenido que absorber repentinamente a millones de pacientes son esperas de hasta un año. Irini Lagudaki y su marido llevan más de una década dependiendo de la caridad. Cada mes acude a Ellinikó para recoger todos los medicamentos que necesita desde que sufrió una obstrucción intestinal y le fue practicada una colostomía.

En febrero, explica, le dieron cita en el servicio de oftalmología de un hospital público para septiembre, pero hace unas semanas la llamaron para cancelarla sine die. Otro gran drama que padecen pacientes con pocos recursos es la imposibilidad de hacer frente al gasto farmacéutico.

Aunque el copago es inexistente para los que no tienen nada y mínimo para personas con ingresos bajos, al final siempre hay algo que pagar, pues el nivel de copago se rige por las tarifas de la seguridad social y no por el precio comercial.

Eso ha llevado a que clínicas como Ellinikó se hayan convertido principalmente en distribuidoras de fármacos, hasta el punto, como señala Papaguika, de que alguna vez han tenido que abastecer a hospitales públicos. La clínica social solo acepta donativos en especie, nunca dinero.

"Todo son donaciones privadas de personas que o bien nos entregan fármacos que les han sobrado o que han pasado por una farmacia a comprar lo que necesitamos", relata Polixeni Papalexi, farmacéutica retirada que trabaja allí como voluntaria.

El aparente caos que reina en la farmacia se disipa cuando uno se detiene a mirar las pilas de cajas amontonadas en el pequeño almacén. En todas figura el nombre o principio activo de los fármacos y sus fechas de caducidad.

Farmacéuticos voluntarios, fundamentalmente mujeres, ordenan continuamente lo que va entrando. "Los problemas no pueden solucionarse con caridad o solidaridad. El sistema de salud es una causa muy cara que necesita mucho dinero y que todos luchemos por ella. No es una causa de los griegos, sino de toda Europa, porque lo que ocurre aquí es el futuro de España, de Francia, de Italia...", resume Papaguika

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