El amor inteligente

Actualizado
  • 21/08/2010 02:00
Creado
  • 21/08/2010 02:00
Sí existe el amor inteligente y sano y está integrado por los siguientes elementos: corazón, cabeza y espiritualidad.

Sí existe el amor inteligente y sano y está integrado por los siguientes elementos: corazón, cabeza y espiritualidad.

Hay que ser cuidadoso para lograr que sea un proyecto total.

Con amor lo difícil se suaviza y los reveses propios de la existencia se superan con más facilidad.

Hoy en día, vemos con bastante frecuencia amores intrascendentes, livianos, pobres, con escasos argumentos, y lo que me parece más grave, amores que desconocen la grandeza, la profundidad y la complejidad de las relaciones.

Se trata de verdaderos monumentos a la superficialidad, que a la larga llevarán a la ruptura.

Al fallar la base, cuando vienen los reveses o contrariedades todo se derrumba, porque no hay unos cimientos mínimamente sólidos capaces de sostener tal empresa emocional.

Con la esfinge de la palabra amor se acuñan muchas monedas falsas, como por ejemplo decir que hacer el amor es lo mismo que tener relaciones sexuales.

Semejante error, muy extendido y divulgado en los últimos años, tiene unas consecuencias muy concretas, pero quizá la más negativa es reducir el amor al sexo.

Los que vayan por ese camino lo van a tener muy difícil a la hora de establecer una pareja sólida, firme, estable, duradera.

Insisto en que una cosa es enamorarse, emborracharse de alguien, quedarse prendado de ella, y otra muy distinta mantener ese amor con fuerza suficiente a medida que pasa el tiempo, periodo en el que se realiza un trabajo de exploración recíproca, de captación total, de expedición privada.

Entre belleza exterior y belleza interior se establece un puente por el que circulan los sentimientos, apoyados cada vez más en la inteligencia y en la espiritualidad.

Todo el proceso de enamoramiento está envuelto en un halo de misterio: fascinación y sorpresa, ilusión y deseo de lo mejor.

Se produce un trasvase de ideas, conceptos y puntos de vista, y se tiene la impresión de que se conoce a la otra persona de toda la vida.

Las dificultades que el compromiso mutuo implica se superan con comprensión y esfuerzo entre la pareja.

Los enamorados se juegan la vida y se embarcan en una aventura, porque cuando el amor es auténtico uno quiere vivir con la persona elegida para siempre. Es como decirle: ‘Tú no morirás nunca para mí, eres mi vida’.

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