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Rufina Alfaro, La Villa de Los Santos y la lucha por la libertad
- 10/11/2024 00:00
- 09/11/2024 15:58
En la historia panameña, la figura de Rufina Alfaro fue de suma importancia para el proceso independentista. Un grito, su gran contribución a la liberación del istmo del yugo español, sigue siendo retribuido 203 años después con celebraciones, especialmente en su natal La Villa de Los Santos.
Aunque su existencia es objeto de debate, se le atribuye una participación crucial en los eventos del 10 de noviembre de 1821. Según la tradición oral, Rufina Alfaro era una campesina que vendía huevos y verduras en La Villa de Los Santos. A pesar de esto, también era una mujer conocida por su belleza y soltería.
Las descripciones de su apariencia varían entre fuentes, que la presentan desde de piel blanca hasta mulata. Su atractivo físico, al parecer, despertaba interés entre los soldados españoles estacionados en La Villa.
Con las ideas de independencia impulsadas por Segundo de Villarreal, Rufina decidió unirse como voluntaria en los planes de alzamiento popular. En la madrugada del 10 de noviembre de 1821, Villarreal confió en ella y la designó para espiar el cuartel de los soldados españoles, aprovechando su cercanía a ellos.
Así, Rufina brindó información clave sobre la disposición de los soldados, lo cual facilitó la ejecución del plan independentista sin necesidad de derramamiento de sangre.
Al entrar al cuartel, Rufina Alfaro observó que los soldados estaban desprevenidos, algunos charlando y otros jugando, sin tener sus armas listas. Tras salir, ella dio la señal a los conspiradores para tomar la ciudad y rodear el cuartel, logrando así la toma sin resistencia militar.
Luego, se convocó a un cabildo abierto en el que se declaró a La Villa como “Ciudad Libre” del dominio colonial español. Este acontecimiento, conocido como el Grito de Independencia de La Villa de Los Santos, dio inicio a una serie de levantamientos en el istmo que culminarían en la independencia de Panamá el 28 de noviembre de 1821.
La participación de Rufina Alfaro en estos hechos se interrumpió tras el Grito de Independencia, y su nombre no figura en el Acta de Independencia de La Villa de Los Santos del 10 de noviembre de 1821, reforzando su carácter legendario. No obstante, su figura se ha convertido en un símbolo popular que enriquece la memoria colectiva sobre el movimiento independentista.
Con todo esto coincide el historiador y escritor Ernesto J. Castillero, que en su artículo “La patriota Rufina Alfaro”, publicado en la revista Lotería en 1948, hace un recuento de los hechos de ese día.
Castillero también menciona que es Rufina quien “simbólicamente representa hoy la independencia de la heróica Villa de Los Santos”. También destaca que su leyenda mantiene su personalidad campesina, adornando su memoria con destellos de patriotismo.
“La historia, ingrata, la olvidó, pero el arte ha resucitado su memoria, interpretando a la oscura mujer santeña que contribuyó a romper en el istmo las cadenas de la esclavitud”, culmina Castillero su escrito.
A pesar de la tradición oral de los sucesos de ese día, e incluso lo que históricamente se ha mencionado como las razones por las que los panameños quisieron liberarse de España en 1821, existen otras versiones de las motivaciones del pueblo panameño.
Una de estas es explicada por el artículo de Olmedo Beluche titulado “El grito de La Villa (10 de noviembre de 1821)”, escrito por Ernesto J. Nicolau y publicado en la revista Cátedra de la Universidad de Panamá en la edición de agosto de 2022 a julio de 2023.
Según el análisis de Beluche sobre el texto de Nicolau, los campesinos panameños se sublevaron no por ideales de libertad o patriotismo, sino como respuesta al malestar generado por la leva y el abastecimiento forzoso impuesto por el capitán general Juan de la Cruz Mourgeon. Estos abusos formaban parte de los preparativos para la expedición destinada a Sudamérica, en un intento de frenar a los independentistas en Quito a finales de 1821.
De acuerdo con Nicolau, el capitán general utilizó todas las tácticas posibles para organizar su expedición, reclutando milicianos, imponiendo pesadas contribuciones a quienes no podían empuñar armas, y gravando fuertemente a los comerciantes.
También recurrió a los tesoros eclesiásticos y envió expediciones al interior, que llevaron a cabo verdaderos saqueos. Las tropas entraron a las casas, arrestaron a los propietarios y se llevaban todo lo que encontraban.
Este análisis pone de manifiesto la causa material que desató el levantamiento popular a favor de la independencia en 1821, comenzando en las zonas rurales, especialmente en La Villa de Los Santos, donde la población, cansada de estos abusos, comenzó a rebelarse.
La contribución forzosa impuesta por Mourgeon en la capital y la apropiación de los bienes de la Iglesia para financiar su expedición no solo afectarán a la ciudad, sino que empeorarán la situación en otras partes del istmo.
Comunidades como La Villa de Los Santos, Natá, Penonomé, Santiago, Pesé, Ocú, Parita y Alanje fueron particularmente golpeadas, con soldados que maltrataban a hombres, mujeres, ancianos y niños.
Las cárceles se llenaron de inocentes, quienes eran forzados a pagar contribuciones arbitrarias bajo amenazas. Estos abusos provocaron que la protesta popular se transformara en acción armada.
Sin embargo, muchos de estos levantamientos fracasaron debido a la falta de armamento y recursos para hacer frente a la superioridad militar de las tropas coloniales, lo que daría lugar a la búsqueda de independencia, por ende, al Grito de La Villa, y finalmente la independencia de Panamá de España.