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- 14/12/2019 11:27
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Más del 80 % de personas que padecen inseguridad alimentaria en el planeta y viven en lugares más propensos a sufrir desastres naturales asociados al cambio climático recibe ayudas del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas para proyectos de adaptación, mitigación y resiliencia, asistencia que llega también a Latinoamérica.
Garantizar alimentos y un desarrollo sostenible entre las poblaciones afectadas por el cambio climático que ha alterado los ciclos estacionales y los de cultivo es el objetivo del Programa Mundial de Alimentos (PMA), explica en una entrevista a Efe el jefe de Reducción de Riesgo de Desastre y Cambio Climático, Gernot Laganda.
Porque el cambio climático ha alterado los ciclos estacionales y los de cultivo en todo el mundo provocados por el calentamiento, la sequía o las fuertes lluvias, sostiene, y añade que "estas situaciones han provocado la migración de más de 22 millones de personas actualmente".
Según predicciones de Naciones Unidas, esa cifra podría aumentar a 150 millones de personas en 2050.
Laganda, quien participa en la XXV Cumbre de la Convención de Cambio Climatico (COP25) en Madrid, sostiene que para combatir el impacto de estas situaciones el PMA ha puesto en marcha en países más vulnerables sistemas de protección social y de microseguros para pequeños agricultores, para la prevención ante posibles futuros fenómenos meteorológicos.
Porque el cambio climático lo "estamos padeciendo hoy, no es un fenómeno del futuro", asevera el experto del PMA, de ahí la importancia de "brindar asistencia técnica a los países que sufren escasez de alimentos en esta crisis climática".
En 2019, se desarrollaron proyectos en países de Centroamérica afectados por sequía, en Mozambique tras el paso del huracán Idai, en Bangladesh por las inundaciones y en otros lugares donde se han producido eventos extremos, asegura.
La directora del PMA en Guatemala, Laura Melo, ha explicado que ese país centroamericano, con una renta media y un índice del 60 % de pobreza, tiene una tasa de desnutrición de la mitad de la población infantil que afecta a su desarrollo físico y mental.
Además, con un alto porcentaje de población indígena y una situación de desigualdad para la mujer en general, es un país con un "alto índice de vulnerabilidad, sobre todo en el contexto rural".
Ante este panorama, el PMA desarrolla programas de nutrición con sesiones de educación y consejos para las mujeres y familias para incrementar los hábitos alimenticios.
Asimismo de resiliencia a impactos de fenómenos meteorológicos en zonas rurales para diversificar las formas de vida, las de agricultura y otras formas de cultivo más sostenibles.
El PMA apoya, además, a pequeños productores, artesanos y trabajan con el Ministerio de Desarrollo Social para ajustar programas de protección.
Se estudia la creación de un "sistema de microseguros para proteger a los agricultores para fomentar la resiliencia, sobre todo en el Corredor Seco", una de las zonas más afectadas desde hace cinco años por la sequía, según Melo.
Con un proyecto financiado por la Unión Europea (UE) con cuatro millones de euros se logró beneficiar en una primera etapa a unos 2.000 personas afectadas por la sequía.
En la renovación del proyecto con 15 millones de euros se beneficiarán más de 30.000 personas, unas 6.000 familias, asegura.
El director del PMA en Colombia, Carlo Scaramella, por su parte, explica que ese país afronta varios problemas del postconflicto que afectaron sobre todo a la deforestación de grandes zonas y en las que las poblaciones son más vulnerables.
Al igual que Guatemala es un país afectado por la pobreza y necesita cambios estructurales para salvaguardar a las poblaciones más desprotegidas como los indígenas y mujeres, "diversificando sus medios de vida".
Es necesario extender la gobernanza a todo el país ante la presencia de actividades ilegales en el conjunto del territorio, como la minería o la deforestación.
Entre los proyectos puestos en marcha, el experto destaca uno de extensión binacional para los Awa y afrodescendientes, poblaciones entre la frontera de Ecuador y Colombia.
Es un modelo "replicable a otros países", sugiere, y habla de la necesidad de fomentar la implicación del sector privado en los proyectos de ayuda al desarrollo.
El PMA desarrolla, además, programas de empoderamiento de la mujer, de apoyo a comunidades afectadas por la violencia, de resiliencia y adaptación y para las migraciones internas y externas.
No obstante, es un país "con grandes oportunidades", recalca Scaramella.