Un paraíso tropical

PANAMÁ. Los majestuosos bosques del Darién albergan una gran biodiversidad de especies en su flora y fauna.

La prodigiosa naturaleza de la zona envuelve animales de extraordinaria belleza y valor incalculable, singulares especies vegetales y extensos ríos como el Tuira y el Chucunaque.

Además, las tradiciones ancestrales de los indígenas le añaden un atractivo cultural a la magia selvática de la provincia.

La Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ANCON) tiene en la provincia la primera reserva natural privada de Panamá y la segunda de Centroamérica, afirmó Alida Spadafora, directora de ANCON.

Esta reserva es Punta Patiño, considerada una de las más grandes del país y uno de los bosques tropicales más extensos de América Latina.

Está ubicada al este de la provincia de Panamá y tiene una superficie de 30,000 hectáreas.

Tiene una gran variedad de ecosistemas tales como manglares, playas, bosque secos y húmedos. Es sitio humedal de importancia internacional RAMSAR.

También es hábitat de numerosas aves, entre ellas, colibrí, garza tigre, halcón de camino y de manglar, azulejos y el águila harpía, ave nacional de Panamá.

Existe gran diversidad de reptiles y mamíferos, como el oso perezoso, el gatosolo o el mapache. “Su importancia radica en que constituye un corredor biológico que conecta el Parque Nacional y el Golfo de Darién. Además de ser una zona clave para conservar los ecosistemas”, aseguró Alida Spadafora, directora de la ANCON.

La magia selvática de la provincia atrae a cientos de turistas que constantemente visitan el lugar para disfrutar no sólo de la belleza de sus parajes naturales sino también conocer de la historia de los indígenas que pueblan las inmediaciones de la reserva Punta Patiño. Llegar a Punta Patiño demora cinco horas hasta Puerto Quimba, más cuarenta y cinco minutos en bote con un motor fuera de borda.