Luces en la adaptación frente a sequías extremas

Actualizado
  • 29/07/2023 00:00
Creado
  • 29/07/2023 00:00
Si bien es cierto las sequías extremas son los peligros naturales más devastadores por ser fenómenos climáticos extremos, complejos, graves y recurrentes; entender que difieren de otros desastres por su especial característica de distribuciones estacionales y regionales específicas, es una ventaja para generar medidas de adaptación
La adaptación frente a sequías extremas depende del conocimiento científico.

Juan Luis Núñez León, en su publicación 'Relación entre el Fenómeno de El Niño en Perú y las sequías en Australia', señala que, aunque el Fenómeno El Niño se refiere a las temperaturas del mar excepcionalmente cálidas en el Pacífico tropical, este también es vinculado a cambios en la atmósfera a través del fenómeno conocido como Oscilación del Sur (SO), lo que da origen al nombre de “El Niño-Oscilación del Sur” (ENSO, por sus siglas en inglés).

Cuando ocurren cambios en los patrones atmosféricos, estos a su vez generan cambios en los patrones de viento, y como la temperatura del océano está asociada a los vientos, los cambios en los patrones atmosfera – océano, cambian el punto de ocurrencia de las zonas de convección tropical, lo que a su vez, cambian dónde se dan las actividades de depresiones tropicales que derivan en huracanes.

Los cambios de patrones se identifican cuando con el inicio de la caída de los vientos alisios se genera un cambio en el sistema de circulación de aire que disminuye la fuerza que impulsa las corrientes desde el sector oriental del Pacífico ecuatorial hacia el sector occidental, logrando con esto que el agua y la energía que se ha acumulado al lado oeste se devuelva en forma de ondas, llamadas ondas Kelvin.

Ondas Kelvin y cambios en los patrones de lluvia

Las ondas Kelvin, como lo señala El ministerio de Ambiente del Gobierno de Perú, se forman cerca de Indonesia (Pacífico occidental) en una zona denominada piscina caliente, el área más grande de aguas cálidas del planeta.

Estas ondas viajan hacia el este en dirección a Sudamérica, profundizando la termoclina. La termoclina es la capa de agua invisible, situada a pocos metros de la superficie del mar, en la que la temperatura del agua se enfría abruptamente; sin embargo, cuando la termoclina entra en contacto con las masas de agua caliente generadas por las ondas Kelvin, estas la desplazan más abajo, lo que genera volúmenes mayores de agua cálida creando una banda de aguas cálidas. Esta banda de aguas cálidas también está influenciada por la penetración de los rayos solares sobre la superficie del agua.

La velocidad de propagación de las Ondas Kelvin es en promedio de 2 a 3 metros por segundo, por lo que su arribo desde el centro del Pacífico ecuatorial hasta la costa de América tarda al menos dos meses.

Al chocar las ondas Kelvin con el continente Sudamericano, estas se propagan hacia ambos hemisferios norte y sur, causando un aumento en el nivel del mar; y de igual forma en la temperatura, generando así altas tasas de evaporación, lo que produce fuertes lluvias inusuales a lo largo de toda la costa del Perú.

De forma opuesta, al otro lado del Pacífico, la tasa de evaporación disminuye, lo que produce aire seco que da origen a sequías extremas en los países de esa zona, como Panamá.

Sequías, vectores y otras consecuencias

Si bien es cierto las sequías extremas, de acuerdo a la publicación científica sobre la i dinámica multidimensional de las sequías de Yunnan y sus vínculos a escala estacional con El Niño-Oscilación del Sur de Linyan Zhang y otros autores, son los peligros naturales más devastadores por ser fenómenos climáticos extremos complejos, graves y recurrentes que se producen en cualquier lugar y en cualquier momento, entender que las sequias difieren de otros desastres por su especial característica de distribuciones estacionales y regionales específicas, es una ventaja para generar medidas de adaptación.

Los daños y pérdidas causados por las sequías son mucho mayores que los de otros peligros naturales debido a su mayor extensión espacial y a su mayor tiempo de influencia; y tienen un impacto significativo en la economía, la agricultura y el medio ambiente de los países que la sufren.

Por lo que las medidas de adaptación deben ser planificadas a nivel de regiones y no solo de países.

Científicos como Adolfo Quesada-Román del Laboratorio de Geografía Física, Escuela de Geografía de la Universidad de Costa, han indicado que, la frecuencia y la gravedad de las catástrofes han aumentado en Centroamérica en las dos últimas décadas, por lo que, hace un llamado a los tomadores de decisiones para que impulsen el estudio científico de los fenómenos meteorológicos de manera conjunta para entender y modelar sus consecuencias, a largo plazo.

Un ejemplo de la importancia de entender las consecuencias a largo plazo, según la publicación de Roberto Barrera de la Sociedad Entomológica de América, es que la variación en los patrones de lluvia está asociada significativamente a epidemias causadas por arbovirus vectorizados por Aedes aegypti con un desfase temporal de varios meses.

Además, existen resultados que revelan que las tendencias de cambio de las precipitaciones anuales son mayores o menores, dependiendo de la estación del año, y se correlacionan negativa o positivamente con el Índice Niño Oceánico (ONI, por sus siglas en inglés).

La ventaja de esto es que, con estos resultados se podrían proporcionar una guía científica para la prevención de la sequía de acuerdo con la posición geográfica en la región centroamericana o del caribe.

Adaptación basada en ciencia

Joselyn Daniela Torres Cifuentes de la Universidad de Concepción de Chile indica que una metodología para la identificación de las áreas con sequía meteorológica es mediante el análisis de datos de precipitaciones de estaciones meteorológicas comprendidas en las cuencas de la región a analizar, siendo relevante contar con periodos de tiempo de 20 años o más.

Una vez, se tengan las bases de datos se debe desarrollar el Índice de precipitación estandarizado, y a partir de esto se identifican las zonas de sequía, caracterizándolas según su intensidad.

Torres Cifuentes considera que mediante esta metodología se puede determinar la zona con mayor intensidad de sequía, obteniendo así el nivel de amenaza de sequía meteorológica.

Al contar con las zonas de mayor intensidad de sequía es posible generar la guía científica para la prevención de la sequía de acuerdo con la posición geográfica en la región centroamericana, el caribe o dentro de un país específico.

Esta guía puede estar basada en los resultados de modelaciones meteorológicas que pronostiquen los niveles de sequía meteorológica a las que puede estar expuesta la región durante los próximos 30 años.

Con esto, es posible diseñar obras de infraestructura resilientes a los cambios de temperatura y a los eventos extremos de sequías, de manera que se logren conservar los ecosistemas y la organización social asociada a cada uno de ellos.

Inclusive, es posible modelar, de acuerdo con las temperaturas y patrones de lluvia, los posibles escenarios que generarían epidemias de dengue, zika y Chikungunya causadas por vectores como el Aedes Aegypti, entre otros.

La adaptación frente a sequías extremas depende del conocimiento científico, porque es este último,es el que encuentra respuestas a preguntas que dan luces en el entendimiento de cómo están articuladas la variación en la temperatura de la superficie del océano con el cambio de los patrones de lluvia, y cómo los nuevos patrones de lluvia impactan en la salud pública, en los ecosistemas y la sostenibilidad del planeta.

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