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- 12/06/2023 00:00
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Según la publicación titulada, 'Análisis de decisiones basadas en el riesgo climático (Crida): Planificación colaborativa de los recursos hídricos para un futuro incierto', realizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), y el Centro Internacional para la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos, el análisis de decisiones basadas en el riesgo climático se refiere a la metodología para la planificación y gestión de los recursos hídricos cuando existe una incertidumbre significativa sobre las condiciones futuras, dicho en otras palabras, es un enfoque que hace frente a los cambios anticipados, pero sin cuantificar a causa de las incógnitas desconocidas, como los impactos que puede causar el cambio climático.
Este enfoque, analiza el riesgo como un proceso e incorpora en las posibles incógnitas desconocidas en la planificación de soluciones confiables y resilientes para poder seleccionar soluciones efectivas desde los puntos de vista del riesgo y los costos; además propicia un proceso colaborativo entre los actores involucrados que finaliza con la toma de decisiones consensuadas.
El riesgo es la probabilidad de que una amenaza se convierta en un desastre, por lo que, tomar conciencia de las amenazas a las que se está expuesto, al igual que, las debilidades o vulnerabilidades que se tienen, se vuelve clave al tomar acciones para mitigar los riesgos.
Este análisis cambia el abordaje de la comprensión del riesgo porque en vez de planificar un proyecto desde cero, lo que hace es analizarlo con un enfoque de abajo para arriba (bottom-up approach), logrando con esto entender el riesgo desde la visión local hacia lo nacional entre los involucrados.
Este análisis se realiza de forma colaborativa entre los actores involucrados en el problema que se desea abordar, obteniendo de esta manera la posibilidad de comprender los riesgos que se tuvieron en el ámbito local. Esto permite evaluar, gestionar y comunicar de manera efectiva los riesgos a los tomadores de decisiones, incluidos los riesgos evitados exitosamente y los riesgos residuales que no puedan ser evitados, cuantificados o aislados.
La plataforma digital ceupe.com define la inteligencia colectiva como “la capacidad intelectual que se manifiesta producto de la colaboración de varios individuos o comunidad, para abordar un problema en común. Es decir, consiste en la suma de varias inteligencias individuales para generar una conclusión de utilidad para todos los implicados”.
Esta definición de ceupe.com va de la mano con lo planteado por la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (Undrr) en su publicación, ¿Qué tan importante es el establecimiento de la inteligencia colectiva para gestionar mejor el riesgo?
La Undrr plantea que la pandemia del Sars-CoV-2 mostró que los efectos de las vulnerabilidades en los sistemas interdependientes o conectados a nivel global pueden reflejarse a nivel local por una acción humana concreta; por lo que lo mismo ocurre si se aplica para el logro de una gestión eficaz del riesgo.
La Undrr considera que la IC es, pues, en sí misma una poderosa combinación de inteligencia humana que, a través de la inteligencia artificial o automática, puede lograr el procesamiento de datos locales que sugieran soluciones basadas en el conocimiento local de la comunidad.
Con esto se logra el aumento de la resiliencia para reducir el riesgo y prevenir desastres y, según sea necesario, para responder de forma adecuada.
Al combinar la metodología del análisis de riesgo climático y la inteligencia colectiva se logra obtener respuesta a las siguientes preguntas: ¿qué pasó y por qué?, ¿cuáles fueron las vías que condujeron específicamente a la falla y qué sectores y partes interesadas fueron los más afectados?, ¿qué se podría haber hecho para impedir el daño usando las opciones convencionales?, ¿cuáles serían las medidas adicionales necesarias para hacer frente a futuras condiciones inciertas?; preguntas que a su vez por estar basadas en el conocimiento comunitario que experimentó el desastre o crisis, sientan las bases para una planificación y una preparación con base en evaluaciones para evitar o minimizar la creación de riesgos y reducir los existentes.
Además, dan paso al desarrollo de capacidades para restaurar funciones, a la luz de las interrupciones que se experimentan; e identificar los puntos donde se deben generar capacidades necesarias para adaptarse y cambiar después del desastre.
En entrega de este diario, titulada 'Inundaciones urbanas: causas y soluciones', se indicaba que, las ciudades crecen cuando se da el aumento de su densidad de población; por lo que requieren que se incrementen sus zonas urbanizadas para alojar a la nueva población; este incremento en suelo urbanizado causa que disminuyan los ecosistemas aumentando la vulnerabilidad del territorio al erradicar lo verde para construir lo gris.
Desde este panorama, al analizar los datos proporcionados en la plataforma digital desinventar.org, plataforma que colabora con la Undrr, se aprecia que, las inundaciones en Panamá se han incrementado desde el año 1993, registrándose un aumento en casas afectadas, indirectamente destruidas por las inundaciones.
Estos valores fluctuaron entre 8,519 casas destruidas en el año 1995 y 3,535 casas destruidas en el año 2004; y 39,485 casas afectadas indirectamente en el año 1995 y 16,784 en el año 2004. Las cifras fueron de 106 casas destruidas en el año 2026 y 501 afectadas de forma indirecta en el mismo año. Se debe tomar en cuenta que existe un subregistro de datos de personas que no reportan sus afectaciones.
Para el Banco Mundial (BM) el aumento de zonas urbanizadas es un punto crítico para la sostenibilidad ambiental y seguridad de las poblaciones, por lo que el BM, dirige un llamado de atención a los hacedores de políticas, para que las naciones latinoamericanas tomen en cuenta el ordenamiento territorial con enfoque de sostenibilidad para adaptarse al cambio climático.
Frente a este escenario de inundaciones recurrentes, aumento de la población y carencia de un ordenamiento territorial es factible aplicar la metodología de análisis de riesgo climático e inteligencia colectiva, en los corregimientos de Juan Díaz y Don Bosco que son áreas donde se combinan estos tres componentes; así se pueden responder las preguntas ¿qué se inundó y por qué?, ¿cuáles fueron las vías que condujeron específicamente a la inundación y qué sectores y partes interesadas fueron las más afectadas?, ¿qué se podría haber hecho para impedir el daño causado por las inundaciones?, y ¿cuáles serían las medidas adicionales necesarias para hacer frente a futuras inundaciones sin conocer su magnitud y tiempo de ocurrencia?
Para contestar estas preguntas es necesario analizar la evolución histórica de las inundaciones, es decir, recrear las inundaciones que ocurrían en los años 60's, 70's, 90's y así hasta hoy. De manera que se entienda qué desarrollo ocasionó que áreas que no se inundaban cuando fueron compradas, se inunden hoy.
La metodología permite entender qué se debe ajustar en los diseños al contrastar la experiencia local de quienes se inundan contra las áreas planificadas como no inundables.
La Inteligencia colectiva y el análisis de riesgo climático son una herramienta clave para comprender y enfrentar el riesgo.