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- 14/04/2023 10:28
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Hace 20 años el biólogo Mario Urriola comenzó el serpentario Maravillas Naturales, un proyecto de conservación e investigación animal, que buscaba dar docencia sobre la importancia que tiene la preservación de las serpientes en El Valle de Antón y el resto del país.
Los inicios no fueron sencillos, confiesa Urriola, por el estigma que tienen las serpientes y los animales silvestres, representó una barrera complicada de superar. "Tenemos una cultura que plantea que todos los animales silvestres son peligrosos y las culebras no escapan de eso", analiza el especialista.
Pero con el tiempo han sabido ganarse a la comunidad y dar a conocer su labor, puesto que en las dos décadas que tienen trabajando, han rescatado y reubicado a más de 25 animales al mes. A la par de trabajar en actividades comunitarias y llevar conocimiento a los colegios locales de El Valle de Antón, donde se ubica el recinto.
Se trata de un recinto donde animales que han sido desplazados por el avance humano y, en muchas ocasiones heridos, pueden ser rehabilitados y encontrar una segunda oportunidad de regresar a su hábitat.
Una labor que el grupo de Urriola y su equipo realiza de manera gratuita. "Cuando las personas tienen problemas con algún animal silvestre nos llaman y nosotros les damos asesoría gratuita", menciona el biólogo, quien asegura que tiene un equipo de 10 voluntarios a nivel nacional que rescatan animales, sin pedir nada a cambio.
"Nosotros trabajamos con animales y necesitamos que las entidades gubernamentales se interesen por nuestro trabajo", expresa disgustado el especialista.
El equipo de Urriola colabora con consultas por mordeduras de serpientes en el Centro de Salud de El Valle y presta servicio cuando entes oficiales solicitan su apoyo, pese a esto lamenta que el Gobierno los tenga apartados. "Nos han tenido muy apartados por años y nosotros rescatamos animales cuando ellos no pueden", detalla.
"Mientras las entidades del gobierno trabajan en horario de oficina nosotros estamos todos los días, las 24 horas", sentencia.
Un trabajo que ha ido incrementándose a medida que se expande las construcciones y población. "Los rescates se han incrementado mucho. Tenemos caimanes que salieron de Playa Blanca, Bijao o Buenaventura", puntualiza
Este aumento de trabajo llevó a que Urriolla creara una fundación llamada Biodiversidad Tropical Panamá, hace seis años con el objetivo de recibir donaciones y hacer llegar su labor a más personas.
Aunque el equipo de Urriola está comprometido con el rescate de los animales, actualmente tienen un recinto de 2 mil 200 metros, que se está quedando pequeño, de allí que busquen recaudar dinero, mediante las donaciones y exposición de animales.
"Tenemos animales que no podemos reubicar, por las heridas que tienen", dice y alega que actualmente tienen un gavilán sin un ala, unos búhos fracturados y otros animales que requieren de un mayor espacio.
"En temporada alta nos suelen visitar unas 300 personas, pero en la baja el número baja bastante", recuerda.
A pesar de esto el científico hizo énfasis en que el serpentario no es un zoológico, sino un medio para el rescate y la reubicación de animales.
Urriola ha dedicado 30 años de su vida a la preservación y rescate animal de serpientes, un animal que en un inicio no era de su interés, relata, pues al inicio quería trabajar con elefantes y leones, pero con el tiempo, terminó por trabajar con serpientes, cómo una forma de "devolverse a la naturaleza la paz que me da".
Este 14 de abril el centro de rescate cumple 20 años y estarán realizando diversas acuidades este fin de semana, para conmemorar su labor.