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Gestión de fuentes móviles: la clave en el control de la contaminación del aire en las ciudades
- 18/11/2022 00:00
- 18/11/2022 00:00
El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (Inecc) de México define la contaminación del aire como aquella que incluye elementos de origen natural y emisiones resultantes de actividades humanas.
Estos contaminantes atmosféricos pueden ser compuestos gaseosos, aerosoles o material particulado, encontrándose entre los contaminantes gaseosos el ozono, los óxidos de azufre y de nitrógeno, monóxido de carbono, dióxido de carbono y compuestos volátiles orgánicos e inorgánicos.
El Inecc hace énfasis en que el material particulado debe ser caracterizado para definir rangos de contaminación, así, este se caracteriza, a su vez, por partículas suspendidas totales, partículas suspendidas menores a diez micras y partículas suspendidas con diámetro menor a 2,5 micras.
Estos contaminantes se mueven dependiendo de sus características, encontrándose diferencias en cómo se trasladan o dispersan. Esto último depende de las diferentes fuentes de emisiones a la atmósfera. Así, es posible distinguir fuentes fijas y fuentes móviles.
Las fuentes fijas pueden ser puntuales, de áreas y naturales. Las fuentes puntuales se derivan de la generación de energía eléctrica y de actividades industriales y de la combustión, siendo el dióxido de carbono, dióxido de azufre, hidrocarburos y los derivados del sulfato de azufre, los principales contaminantes asociados a esta fuente. Las fuentes fijas de área son aquellas que incluyen la generación de emisiones inherentes a actividades y procesos, tales como el consumo de solventes, limpieza de superficies y equipos, tratamiento de aguas residuales, plantas de composteo, rellenos sanitarios, entre otras. Las fuentes fijas naturales son aquellas que generan la actividad de los volcanes, océanos, plantas, suspensión de suelos, emisiones por digestión anaerobia y aerobia de sistemas naturales.
Cuando las fuentes se desplazan, se conocen como fuentes móviles, y estas son asociadas a los automóviles diseñados para circular en la vía pública o vehículos de transporte a motor de cualquier naturaleza, como los trenes, barcos, aviones, entre otros.
Por el aumento de la densidad de población en las zonas urbanas, los vehículos automotores son los principales generadores de las emisiones contaminantes tóxicos del aire y contaminantes que reducen la visibilidad.
En Chile, el Ministerio de Ambiente indica que el material particulado respirable corresponde a las partículas sólidas o líquidas, tales como polvo, partículas metálicas, cemento, polen, entre otras, dispersas en la atmósfera, cuyo diámetro es inferior o igual a 10 micrones. Estas partículas pueden penetrar a lo largo de todo el sistema respiratorio hasta los pulmones, produciendo irritaciones e induciendo en diversas enfermedades; es por ello que es imperante instalar estaciones de monitoreo de calidad del aire que permitan darle seguimiento a los niveles de contaminación generados por las fuentes fijas o móviles en los centros poblados con densidades altas de población.
¿Qué contiene una estación de monitoreo del aire? Una estación para monitorear los niveles de contaminación del aire es una caseta que contiene equipos con sensores automáticos, que miden la concentración de partículas (CO2, SO2) en el aire, en microgramos por metro cúbico. Se entiende por microgramo la unidad de masa que corresponde a la millonésima parte de un gramo.
Los niveles de concentración medidos se basan en las normas que establece la cantidad máxima permitida para un contaminante, medida en el flujo de aire generado por la fuente emisora, de allí que la norma de calidad ambiental es la que establece los valores de las concentraciones y períodos, máximos o mínimos permisibles de elementos, compuestos, sustancias, derivados químicos o biológicos, energías, radiaciones, vibraciones, ruidos o combinación de ellos, cuya presencia o carencia en el ambiente pueda constituir un riesgo para la vida, el ambiente, la preservación de los recursos naturales o la salud de la población, y definen los niveles que originan situaciones de emergencia.
¿Cómo reducir las emisiones de fuentes móviles? Jorge Herrera, José Félix y Susana Rodríguez publicaron el estudio “Evaluación de posibles medidas para reducir las emisiones de fuentes móviles en Costa Rica, 2010-2015”, y determinaron varios escenarios para disminuir las fuentes móviles. El primero de ellos es reducir el contenido de azufre en el diésel, lo que reduciría las emisiones de dióxido de azufre en el ambiente. El segundo escenario es reemplazar el 100% de unidades de autobuses y taxis con edades superiores a los 15 años, lo que reduciría las emisiones generadas por los vehículos automotores del transporte público.
El tercer y cuarto escenario son la aplicación de medidas de restricción vehicular de un día por semana de acuerdo con el número de placa del vehículo, y la prohibición de importación de vehículos usados con más de cinco años de antigüedad, respectivamente.
Una innovación para el control de emisiones de fuentes móviles es establecer impuestos y subsidios relacionados con el sector energía y transporte que, según Felipe Ramírez, asesor de la Secretaría Técnica de la Autoridad Nacional Designada de Chile del Fondo Verde para el Clima, es un impuesto que se aplica progresivamente a los vehículos más caros, protegiendo así a la clase media.
Panamá siempre ha estado a la vanguardia del desarrollo de normativas que protejan el medio ambiente y la salud de sus habitantes, no obstante, el país enfrenta desafíos en la aplicación de su normativa.
El Decreto Ejecutivo No.38 (del 3 de junio de 2009) por el cual se dictan Normas Ambientales de Emisiones para Vehículos Automotores, cuenta entre sus párrafos con metodologías de control de las emisiones.
El país definió su ruta para enfrentar el control de la contaminación, sin embargo, las herramientas tecnológicas para el seguimiento de los niveles de contaminación por partículas contaminantes son escasas, y suelen pertenecer a los institutos científicos adscritos a las universidades.
Panamá requiere que se instalen sistemas de gestión para monitorear los niveles de contaminación del aire de sus centros urbanos, y estos sistemas, apoyados por las universidades, requieren ser manejados por las entidades encargadas de la aplicación de las normativas ambientales, de manera que los técnicos del sistema estatal adquieran capacidades para la medición de los niveles de calidad del aire, obtengan datos y generen información en tiempo real que les permita orientar a los tomadores de decisiones las mejores medidas para salvaguardar la salud de sus ciudadanos.
Instalar equipos de monitoreo de las fuentes móviles en las ciudades del país apoya la consecución de la Agenda 2030, y dota de herramientas al sistema de gestión pública para determinar qué acciones tomar que garanticen la calidad del aire en el país.