La corrupción ha sido identificada como el mayor obstáculo para el desarrollo económico y social del país por la ciudadanía y por organizaciones internacionales,...
- 25/01/2012 01:00
PANAMÁ. ¿Sabía usted que hay animales que tienen más de un estómago? Quizás sí. Y es que sobre el tema se ha escrito mucho en revistas científicas. Pero aquellos que hasta ahora desconocían este dato probablemente estarán pensando que esto es imposible. Pero no lo es. Los rumiantes, como las vacas, los chivos, los borregos, los antílopes y los búfalos, tienen cuatro estómagos para ayudarles a digerir los alimentos.
Deben tener claro que no es que estos animales tengan cuatro bolsas separadas. Dentro de una sola estructura anatómica hay cuatro compartimentos: el retículo, el rumen, el omaso y el abomaso.
Cada uno de ellos cumple una función en particular para completar el proceso digestivo. Pero esto no es algo nuevo. Desde la época de los dinosaurios existían animales herbívoros que tenían varios estómagos, explica Melquiades Ramos, médico veterinario de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM).
¿Y Por qué los rumiantes necesitan tener tantos estómagos? Ramos explicó que esto les permite digerir la celulosa; es decir, las proteínas de las plantas. Gracias a este proceso, los rumiantes —que quiere decir animales que tienen que volver a masticar los alimentos— pueden fabricar la leche para sus crías y para los humanos, en el caso particular de la vaca.
PROCESO DE DIGESTIÓN
Y cómo es ese proceso de digestión, es la pregunta que muchos deben hacerse. Todo empieza en el rumen o panza. Esta cavidad es el hogar de miles de bacterias, levaduras y protozoarios que a cambio de tener un hogar seguro en el estómago del rumiante, le ayudan a producir proteínas y vitaminas y a romper las hierbas. El rumen es lo más parecido a una fábrica mejoradora de alimentos. Un lugar donde entra la basura alimenticia se transforma en energía y proteína de primera clase, según el portal digital www.educar.com.
El siguiente paso de los alimentos es el retículo. Esta cavidad tiene una función muy especial: cuela los alimentos. Si hay algún objeto extraño, como clavos, piedras, astillas y madera que se ha tragado por error, en el retículo queda detenido. Por ello esta parte de los estómagos de los rumiantes también recibe el nombre de redecilla.
El omaso es el próximo paso de los alimentos. Aquí la comida es exprimida para quitarle el exceso de humedad.
Del omaso pasa a la última cavidad, que es el abomaso. Este estómago es el más similar al de cualquier otro animal o persona. En el abomaso se hace la digestión de los alimentos.
Si bien es cierto que los rumiantes tienen un estómago muy distinto al de los humanos, el de las gallinas y el cerdo es muy parecido.
El estómago de los rumiantes evolucionó en esta forma para ayudarlos a sobrevivir en su medio ambiente.