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Barro Colorado cumple 100 años al servicio de la ciencia
- 02/06/2023 00:00
- 02/06/2023 00:00
En el muelle, los científicos esperan que sea la hora indicada para que zarpe el bote que los llevará hacia la isla Barro Colorado. En la embarcación, algunos escriben en la computadora; otros cierran los ojos para amenizar el viaje hacia la estación científica del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés).
Los 25 minutos que demoró –aproximadamente– el recorrido hasta llegar al bosque tropical más estudiado de forma continua en el mundo, transcurrió en medio de conversaciones en español e inglés. Cada año, alrededor de 500 científicos de distintas partes del mundo visitan la isla que este año cumple 100 años de ser una meca para el desarrollo de investigaciones.
En 1914, cuando el río Chagres fue represado para crear el lago Gatún, el principal trayecto del Canal de Panamá, las aguas aislaron la cima de la montaña boscosa bautizada como isla Barro Colorado.
El Instituto para la Investigación en América Tropical en 1923 convenció al gobierno de la Zona del Canal de establecer la Estación Biológica de la Zona del Canal en Barro Colorado.
Panamá es una zona geopolítica importante para el Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.), y al iniciar la Segunda Guerra Mundial, en 1940, los militares controlaban esa zona. Una vez finalizada la guerra, le devolvieron a los científicos el control del lugar.
Ya para 1946 la administración de la estación fue transferida oficialmente al Instituto Smithsonian. En 1966, el naturalista de la isla, Martin Moynihan, instó al Smithsonian a crear el Smithsonian Tropical Research Institute, con sede en Panamá, “con la ambiciosa misión de estudiar la biología tropical alrededor del mundo”, se lee en el portal digital del STRI.
Una vez firmados los tratados del Canal Torrijos-Carter en 1979, el Monumento Natural Barro Colorado, que incluye isla Barro Colorado, así como una zona de amortiguamiento formada por las penínsulas de Gigante, Peña Blanca, Bohío, Buena Vista y Frijoles en tierra firme, fue una de las primeras áreas en revertir al territorio panameño, detalla el sitio web.
Para los biólogos, Panamá es un país fascinante ya que existen especies que solo se encuentran aquí y en ninguna otra parte del mundo, explicó Elizabeth King, gerente de comunicaciones del STRI a La Estrella de Panamá.
Y Barro Colorado no es la excepción: es una isla compuesta por 1.560 hectáreas donde se estudia la biología, ecología, evolución y comportamiento animal. Es un hábitat de casi 400 especies de aves, unas 500 especies de mariposas y 500 tipos de árboles.
La diversidad forestal permitió el desarrollo de varias iniciativas. Una de ellas es el monitoreo forestal a largo plazo, donde una parcela –50 hectáreas– estableció los parámetros para la red ForestGEO del Smithsonian, que ahora monitorea el crecimiento y la longevidad de aproximadamente 6 millones de árboles y 12.000 especies en 73 parcelas en 27 países de todo el mundo.
Otro proyecto es la estación sísmica, un sensor –de los más de 150 que forman parte de la Red Sismográfica Global de Estados Unidos– que monitorea los movimientos sísmicos. Si en Panamá ocurre un evento de esa envergadura, el sensor lo recopila y envía la información a una página web.
Cuando se visita la isla, uno se percata de que hay jóvenes apasionados por la ciencia, como es el caso de Esther Velásquez, de Colombia, y la panameña Alicia Sanjur. Ellas, junto a un equipo de científicos, desarrollan un proyecto que monitorea el calentamiento de los suelos.
“Queremos ver cómo el efecto del cambio climático está afectando los trópicos en el mundo. Para ello instalamos todo un sistema de resistencia que mide la temperatura de los suelos”, explicó Velásquez junto a Sanjur en las entrañas de la isla Barro Colorado.
La liberación de gases en la atmósfera afecta la ecología de los suelos cuando se altera la temperatura, agregó a este medio. “El suelo no es solamente lo que pisamos, existe toda una vida allí dentro: hongos, bacterias, raíces, el agua, todo lo que entra y sale de allí”, dijo.
El centenario representa un cuerpo de conocimiento sobre el bosque tropical “que es único en el mundo. Sabemos mucha información sobre las plantas y los animales. Eso no solamente nos ayuda a conservar el bosque, también a descubrir cosas inesperadas. Por ejemplo, hay estudios de hace 100 años que estudiaron las aves y [actualmente se] siguen estudiando”, aseveró King.
Las especies en Barro Colorado han ido disminuyendo, la diversidad de especies ha bajado en Barro Colorado, lamentó King. Eso se observa “porque es una isla; cuando hay una sequía, ciertas aves no pueden volar, simplemente se mueren y desaparecen de la isla”.
“Cuando haces una reserva de bosque tropical necesitas conectarlas con otras reservas, porque los organismos necesitan moverse entre otras partes del bosque para sobrevivir, hay muchos procesos biológicos que no funcionan en una isla. Eso nos ha enseñado que cuando hacemos una reserva de bosque tropical, tenemos que conectarlos [con otros]. Estamos intentando hacer el corredor biológico”, reveló.
El principal reto en la ecología tropical es que el mundo está cambiando, hay factores globales que están afectando a la naturaleza. Hay un problema grave con los insectos, agregó, porque se mueren con los pesticidas, y para que en un bosque haya una buena salud, se necesita de los insectos. Cuando se matan los insectos, se afecta al resto de los ciclos, recalcó.
Otro desafío es la educación, con la cual se busca que las personas puedan comprender que para poder conservar las grandes reservas biológicas, se debe “cambiar la forma en que vivimos, para que el mismo ambiente que nos sostiene sobreviva”.
“Siempre estamos buscando fondos para el equipo [de los proyectos], pero más que fondos es voluntad de la sociedad para cuidar el hábitat. ¿Qué van a estudiar los científicos si no hay bosques? ¿Si no hay mar? Los científicos pueden ayudar a ofrecer conocimientos, pero requieren de una ciudadanía informada que realmente cambie las leyes y asegure que se proteja el ambiente de una manera u otra”, concluyó King..
El Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI) abrió la exposición bilingüe 'Isla Barro Colorado: 100 años de descubrimientos y maravillas', en el Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian en Washington, Estados Unidos.
La exhibición, que celebra los 100 años de investigación dentro del bosque tropical, se encuentra disponible a partir de este 31 de mayo en el Museo del Canal Interoceánico.
En la muestra se explicarán varias temáticas, comenzando por un recorrido por la historia de la isla, por qué es una estación y por qué se estableció la estación científica en Panamá, explicó la también curadora de la muestra científica Elisabeth King.
La muestra en Panamá ha incluido material multimedia que no se mostró en DC, como por ejemplo, sonido en distintas zonas de la sala con muestras del paisaje sonoro de la isla y una completa selección de instrumentos científicos antiguos dispuestos en un gabinete de curiosidades contemporáneo, además de fósiles vegetales, réplicas óseas, material multimedia y tres piezas especiales producto de una residencia artística desarrollada en la isla en el primer cuatrimestre de este año, agregó Ana Elizabeth González, directora del Museo del Canal y curadora en jefe a este medio.
Los científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales están desarrollando un libro en idioma inglés sobre las contribuciones de la estación científica Barro Colorado, en el cual mencionan las plantas, el comportamiento animal y la geología. También se divulgará otro libro más resumido y “más ameno” dirigido a un público no tan científico. El documento se editará en español.