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- 16/10/2019 10:25
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“Yo reciclo con El Tapete” es un grupo ambientalista que ha surgido en la ciudad de David, provincia de Chiriquí, para mejorar nuestra calidad de vida y la de las futuras generaciones.
La organización está dirigida a promover la práctica diaria de las 5R: reducir, reutilizar, recuperar, reciclar y regular todos los residuos contribuyendo a la protección del medio ambiente. Este movimiento es ideado y liderado por Giselle Morhaim, contadora pública y locutora de profesión.
Morhaim empieza a incentivar el hábito del reciclaje hace ocho años a través del programa “El Tapete de Giselle Morhaim”, que se transmitía en la emisora Radio Cristal, evolucionando, hasta convertirse en un movimiento denominado 'Yo Reciclo con El Tapete'.
El movimiento próximamente contará con personería jurídica al constituirse en una organización sin fines de lucro, reconocida por el Ministerio de Gobierno, y con presencia en las redes sociales, a través de las cuentas @chiriquisirecicla.
“Comprender que en la naturaleza nada se desperdicia, todo se transforma, se recicla y se incorpora de nuevo, se crea un punto de equilibrio entre las actividades humanas y el medio ambiente, protegiendo nuestro planeta y así tener un país más limpio” es el mensaje que transmite esta esposa y madre de tres hijos.
Entre los objetivos de la agrupación está el compromiso con la protección del medio ambiente, el fomento de hábitos encaminados al manejo de los residuos en las escuelas, instituciones, empresas, familiares y amigos, además de crear mecanismos eficientes para el procesamiento de los residuos en la provincia.
“Hagamos algo por nuestro planeta, recojamos todos los residuos que se pueda reciclar, llévelo a los lugares de acopio, y procuremos el no comprar cosas que destruyan más a nuestro planeta”, agregó Morhaim.
Desde sus inicios, el 9 de julio de 2018, el movimiento incentiva a los estudiantes del Centro Educativo La Esperanza, Mis Pasitos, Divino Niño, Colegio Nuestra Señora de Los Ángeles, Mata del Nance y de AIB el hábito de implementar las cinco R para reducir la compra de objetos que después de ser utilizados no puedan ser reciclados, reutilizar las cosas de modo que pueda aprovecharse para su mismo propósito o uno diferente, recuperar cosas para repararlas y usarlas para otro fin, reciclar todos los residuos que nuevamente se elaboren en materia prima y regular la gestión que es lo más importante para que ocurra todo lo anterior.
Morhaim junto a sus ecovoluntarios están comprometidos en manejar sus propios residuos, en cooperar con las actividades del programa y en asistir a los “ecorally”, entre otras responsabilidades. Además, han decidido ser miembros proactivos y voluntarios, los cuales han implementado técnicas de educación ambiental a través de charlas educativas, recolección de residuos, creando puntos de acopios en comercios y en la comunidad.
En las 16 jornadas denominadas Ecorally, las cuales iniciaron en septiembre del año pasado, se ha logrado reciclar un sinnúmero de toneladas de papel, periódicos, cartón, cajas de cereales, los rollos de papel higiénico, botellas de vidrio, del rubro metal las latas, el Tetrapak, además de botellas de plástico con sus tapas y envases de este mismo tipo, y de fertilizantes, siempre y cuando tengan triple lavado.
Pero, y ¿a dónde va los fondos generados en cada proceso de reciclaje? ' Yo Reciclo con El Tapete' los destina a diferentes rubros, como el transporte de los residuos y del personal humano a los puntos de acopio y las recicladoras, así como en la compra de material didáctico y de apoyo para las escuelas participantes, tales como reconocimientos, banderas, entre otros; también en la confección de material para promoción de 5R, en la adquisición de equipos audiovisual para las charlas, y en la compra de insumos de limpieza, mantenimiento y logística de los EcoRally.
Los fondos, sin embargo, no son suficientes, y se buscan donaciones provenientes de personas naturales y comercios que quieran apoyar esta loable iniciativa, ya que el monto que pagan por los residuos las recicladoras es muy poco, y no cubre los costos de operación y logística.
Estudios del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) determinaron que desde 1950, cuando existía una población de 2,500 millones de habitantes se produjo 1.5 millones de toneladas de plástico; no obstante, en el año 2016 la población aumentó a más de 7 mil millones y generó 300 millones de toneladas de basura, de los cuales en el Pacífico centroamericano y el Caribe hay unos 8 millones de toneladas de plásticos viajando entre las corrientes. Del total, Panamá aporta, según cifras de la Autoridad de Aseo Urbano y Domiciliario (AAUD), unas 700 toneladas.
Pero la basura no es el único dolor de cabeza; según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) existen unas 640 mil toneladas de redes abandonadas en el fondo marino en todo el mundo, y de no hacer un alto se estima que para el año 2050 habrá más plástico que peces en los océanos, y eso es preocupante.
“El plástico, en efecto, constituye uno de los elementos más lesivos, que contamina y desmejora notoriamente la salud de nuestros Océanos”, reconoce Giselle Morhaim.