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- 28/04/2024 06:22
- 27/04/2024 11:14
El Dr. Juan Camilo Salas Cardona, profesor y conocido conferencista internacional, me concedió el honor, el 20 de marzo, de hablar en la presentación de mi novela Mariposas y Traiciones, que versa sobre la trata de personas. Su conferencia causó admiración entre los asistentes, porque no sólo se limitó a hablar sobre el libro, sino que fue más allá y habló sobre el panorama actual de la literatura latinoamericana y los lectores de la región. Es importante y de interés conocer un poco de la historia de nuestra literatura y compartir algunas ideas y comentarios de la conferencia magistral del Dr. Salas.
La literatura latinoamericana es toda aquella literatura oral o escrita, en español y portugués y minoritariamente en lenguas indígenas de América. Abarca las obras literarias de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay, y Venezuela. Con frecuencia caracteriza la vida y costumbres de los pueblos iberoamericanos, dando importancia a los aspectos culturales y a cuestiones políticas y sociales de la región donde se desarrolla.
En Latinoamérica tenemos bajísimos niveles de lectura en todas las edades y estratos sociales, en comparación con otras latitudes. Según el último informe del Instituto de Estadísticas de la Unesco, de los 630 millones de personas que viven en América Latina y el Caribe, unos 32 millones son analfabetas. ¡Esto representa aproximadamente el 4% de la población analfabeta del mundo! Esta situación se la debemos en buena medida a que la cultura de las pantallas ha desplazado la cultura de la lectura de libros impresos. Las pantallas son imágenes o información que no generan procesos de desarrollo de habilidades cognitivas. También se lo debemos a que los libros son entre un 30 y un 70% más costosos que en otros países y con más desconsideración a autores locales.
La falta de literatura genera gravísimas consecuencias sociales para nuestros países, como son: violencia, (especialmente contra mujeres, niños y minorías); volvernos fácil presa de populismos y manipulación (como lo que se vive actualmente en Panamá con la propaganda política); y retorno fatal a las dictaduras que creíamos superadas. Mario Vargas Llosa nos comenta que “...una sociedad sin literatura, o en la que la literatura ha sido relegada, [...] está condenada a barbarizarse espiritualmente y a comprometer su libertad”. Vivimos en un mundo de un egoísmo pasmoso, en el que nos hemos insensibilizado frente al sufrimiento y a las necesidades de los demás. Las narraciones son un auténtico llamado a la sensibilidad y a la solidaridad, ya que los datos objetivos de las ciencias y disciplinas no nos llevan a la empatía y solidaridad. Desde pequeños la literatura nos abre la imaginación, no solamente a aventuras y relatos, sino también a una fuente de valores morales básicos y buenos sentimientos.
Antes de que los españoles llegaran a América, los indígenas no manejaban alfabetos fonéticos, sino que la comunicación era oral y visual a través de glifos (como, por ejemplo, los quipus incas). La literatura escrita llegó con los conquistadores, pero la educación era restringida, limitada y altamente influenciada por la Iglesia católica. La Corona española prohibió la exportación de obras de ficción —en particular, libros de caballería— hacia sus territorios americanos, permitiendo únicamente la circulación de obras religiosas. Sin embargo, estas medidas no lograron impedir la difusión de libros de ficción en las provincias americanas y no se pudo contener la avalancha de literatura popular que recorrió las colonias durante todo el periodo de dominación española.
Con la llegada de las independencias se dio la necesidad de transmitir nuevos roles, y el siglo XX daría lugar al boom latinoamericano, que fue uno de los fenómenos que impulsó la novela del realismo mágico, que se puede definir como la preocupación estilística y el interés en mostrar lo común y cotidiano como algo irreal o extraño, expresando emociones, no tratando de provocarlas. El realismo mágico iberoamericano no solo contaminó otras literaturas, sino que creó la sensación de que la literatura latinoamericana era una sola, siempre idéntica y siempre reconocible.
El post boom en el siglo XXI se caracteriza por una tendencia hacia la ironía y el humor y un regreso a la escritura de crítica o protesta social. Al contrario del boom, que era principalmente masculino, aquí entran en escena muchas mujeres: Isabel Allende, Laura Esquivel, Rosa Montero, Carmen Posadas, etc.
“Nada defiende mejor al ser viviente contra la estupidez de los prejuicios [...] como esta comprobación incesante que aparece siempre en la gran literatura: la igualdad esencial de hombres y mujeres de todas las geografías y la injusticia que es establecer entre ellos formas de discriminación, sujeción o explotación.” (Mario Vargas Llosa).