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Orígenes del tambor de Azuero, un vistazo a la identidad de la península
- 17/03/2024 00:00
- 16/03/2024 20:00
En la música autóctona panameña, el tambor es un instrumento esencial. Encargado de ritmos conocidos por todos los panameños, los cuales nacen en su mayoría en la península de Azuero debido al vínculo cultural entre este instrumento y las prácticas culturales e identidad de la región.
En el proyecto de investigación ‘Ritmos de Mar’, los doctores Carlos Camacho y Samuel Robles estudian el tambor azuerense dentro de su contexto social y cultural para explicar su fenómeno de diálogo cultural a nivel local, regional y global. Los primeros resultados de esta investigación fueron presentados a finales de febrero en el auditorio del Museo del Canal Interoceánico de Panamá, evento al que asistió La Estrella de Panamá.
Para esto, los investigadores del Centro de Investigaciones Históricas Antropológicas y Culturales AIP (CIHAC - AIP) recopilaron datos etnográficos de investigación documental, prácticas transmitidas de manera oral y el contexto sociocultural del tambor de Azuero.
Además, se estudiaron fuentes documentales y audiovisuales de Colombia, Panamá y Estados Unidos, lo que incluye grabaciones de campo realizadas desde la década de 1940, documentos municipales, eclesiásticos, militares, de gobierno y comerciales del siglo XVII así como transcripciones musicales realizadas desde la década de 1920.
“La verdad es que es un tema que ha sido poco abordado desde la ciencia histórica, la musicología y la antropología. Ha sido más abordado desde el punto de vista del instrumento así como las piezas que se tocan y ha despertado la imaginación de todos los panameños. En el momento en el que uno comienza a hacerse preguntas sobre el tambor, abundan las respuestas, y muchas vienen del corazón, la imaginación e ir conectando cosas que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida”, dijo el doctor Robles, musicólogo e investigador permanente del CIHAC - AIP.
De acuerdo a los resultados de la investigación, la práctica del tambor en Panamá es el resultado de muchas tradiciones y diversas culturas que vienen de muchas partes. Estas fusiones ocurren en un momento de la historia panameña en la cual las conexiones del istmo con el resto del mundo ocurrían por medio del mar y por medio de esta misma vía viajan las tradiciones de otros continentes hasta el país.
Asimismo, las comunidades que sentaron la base para lo que hoy en día conocemos como el tambor azuerense se sitúan en el litoral de la parte este de la península, que comprende parte de las provincias de Los Santos y Herrera.
A pesar de esto, como muchas tradiciones de la región caribeña de América Latina, el tambor azuerense no tiene un solo origen.
El instrumento es producto de un diálogo discontinuo permanente, es decir, que no es una tradición impuesta sino una comunicación entre varias vías que se dan en diferentes periodos sin tener contacto el uno con el otro, y que no se detiene.
Lo que une las diferentes tradiciones del tambor, incluyendo el que es conocido en Panamá y la región de Azuero, es la alta tensión y la tecnología de tensión a soga.
“El tambor de alta tensión es un tambor que tiene un rebote. Con un tambor de baja tensión el sonido se queda estático y no pasa nada, uno tiene que seguir tocando para que siga sonando y los ritmos que se pueden hacer no son muy complejos porque el sonido es bofo y tiene otro uso, son otros tipos de tambores. Un tambor de alta tensión puede hacer ritmos más complejos”, explicó el doctor Robles dentro de su ponencia.
La tensión a soga se registra por primera vez en el Asia Central, luego viaja a Europa, específicamente a la civilización romana, que utiliza este tipo de tambores para motivos ceremoniales y militares; y el norte de África, quienes desarrollan nuevas tecnologías a partir de estos mismos tambores en el periodo antes de Cristo.
Los tambores africanos viajan también a Europa para ser adoptados por la población durante la Edad Media y en el siglo XVI llegan a América, específicamente a la región del Caribe, y comienza “una especie de olla en la que se cocinan distintas tecnologías y formas de hacer las cosas” en cuanto al tambor.
Tanto en Panamá como en otros países de América Latina y Europa, la alta tensión de los tambores tomó relevancia al utilizar este instrumento para dar órdenes militares dentro de los campos de batalla, para lo que se necesitaba la alta tensión, pues de esta manera se podría proyectar el sonido a la distancia.
Con el diálogo discontinuo permanente el tambor va cambiando y va dejando atrás su uso militar y empezó a ser utilizado para los bailes y cuadrillas, lo que impulsó el cambio debido a la competitividad de los percusionistas de la época, quienes buscaban ser mejores y tocar por horas prolongadas.
En la región de Azuero la tradición del tambor en los bailes y festivales folclóricos sigue vivo hasta la fecha en diferentes formas.
A lo largo de la historia del instrumento en la península de Azuero nacen figuras fundamentales que de manera no intencional diseñan el repertorio actual del tambor, como Gumersindo Díaz, a quien se dedica el concurso de tambores del Festival Nacional de la Mejorana en Guararé.
“Gumersindo es una leyenda del tambor. Realmente no sabemos cómo tocaba, los únicos que lo conocen son las personas de su época y recuerdan cómo tocaba pero lastimosamente Díaz falleció muy temprano pero sí fue una persona muy reconocida e influyente para desarrollar un estilo de tambor solo sin acompañamiento [en Panamá]”, destacó Camacho, investigador principal de ‘Ritmos de Mar’.
Gumersindo logró que el tambor fuera reconocido como un instrumento principal incorporando el pujo y el repique de forma simultánea en un solo tambor, lo que le da protagonismo e impulsa muchos concursos de tambor en donde el instrumento es evaluado por sí solo, a diferencia de otros como el violín.
Aunque ahora es común que los percusionistas de la región de Azuero sean enseñados por otras personas e incluso hayan tenido tambores confeccionados por personas dedicadas especialmente a eso, en el caso de Gumersindo Díaz y sus contemporáneos, cada uno era responsable de confeccionar su propio instrumento y el aprendizaje era empírico, consistiendo principalmente en escuchar y ver a otros tocar.
Según ambos investigadores, esto hace la música de Gumersindo mucho más impresionante, pues está llena de recursos y noción musical, logrando marcar un legado en los ritmos panameños, sin tener conocimiento académico sobre la música y el tambor.