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Niños y niñas, las mayores víctimas de la trata de personas
- 31/07/2024 00:00
- 30/07/2024 19:50
Niños y niñas representan una de cada tres víctimas de la trata de personas en el mundo, de acuerdo a la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc, según sus siglas en inglés).
Esta demográfica no solo es un blanco fácil para los traficantes, quienes se aprovechan de su vulnerabilidad con mentiras y falsas promesas, sino que son los más propensos a sufrir violencia durante la trata que los adultos.
El último reporte sobre el tráfico de personas de la entidad también detalla que en diferentes regiones del mundo, incluyendo América Latina y el Caribe, los niños son el 60% detectadas en el tráfico de personas. Algunos de los factores que influyen de una manera determinante en estas cifras son las actuales crisis superpuestas alrededor del mundo como la migración, los diferentes conflictos armados, las dificultades económicas y los retos ambientales.
Aunque organizaciones internacionales trabajan para poder disminuir los números de víctimas de este tipo de crímenes, todavía se ignora uno de los factores responsables de un gran número de víctimas infantiles de la trata de personas: las plataformas digitales.
De acuerdo a la Unodc, el ciberespacio puede ser peligroso para niños y niñas sin salvaguardias adecuadas ya que los tratantes usan estos entornos para expandir sus redes de trata. Además, existe una proliferación de plataformas digitales que suponen riesgos adicionales para los niños que se conectan a estos sin la supervisión o protección adecuada.
Los traficantes de personas explotan los sitios en línea, las redes sociales y la dark web para reclutar a menores de edad, utilizando tecnología que les permite evadir ser detectados.
Por su parte, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE, por sus siglas en inglés) destaca que este tipo de criminales hacen un uso indebido de la tecnología durante todas las etapas de la trata de persona y para todas las formas de explotación: explotación sexual, trabajo forzoso y extracción de órganos, entre otros.
“La pandemia de Sars-CoV-2 proporcionó recientemente un sombrío estudio de caso sobre cómo los traficantes hacen un uso indebido de la tecnología a gran escala y adaptan sus estrategias en función de los cambios sociales. El reclutamiento en línea, el acoso sexual y la explotación de menores fueron ampliamente utilizados por los traficantes durante la pandemia”, destacan esta organización en sus declaraciones sobre el tema.
Sin embargo, en países como Estados Unidos y Austria ya se venían dando casos como estos incluso antes del 2019.
Para el año 2017 el principal modelo de negocio en el 8,3% de los casos de trata de personas activa era la explotación sexual con “sexo comercial baso en Internet” en Estados Unidos, mientras que en Austria, el internet se convirtió en la infraestructura delecitiva más común en el 7% de los caos de trata de personas.
Según la OSCE y ONU Mujeres, la trata con fines de explotación sexual en línea, incluido el material de explotación sexual, la transmisión en vivo y el abuso sexual infantil, es una práctica de explotación sexual infantil.
De acuerdo a la Unodc y la OSCE, aunque los traficantes de personas son cada vez más hábiles en el uso de la tecnología para su beneficio, esta misma tecnología también puede ser una herramienta poderosa para mejorar el sistema de justicia penal en la detección, investigación y enjuiciamiento de traficantes y productores de abuso sexual infantil.
En los últimos años, el desarrollo de herramientas tecnológicas para prevenir y combatir la trata de personas ha sido muy dinámico. El informe ‘Leveraging innovation to fight trafficking in human beings: A comprehensive analysis of technology tools’, publicado en 2020 por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y Tech Against Trafficking (TAT), identificó 305 herramientas e iniciativas tecnológicas que se utilizan actualmente en todo el mundo para apoyar la lucha contra la trata.
Estas herramientas varían en su aplicabilidad y en la complejidad de su diseño y funcionalidad. Algunos objetivos principales de las mismas son: la identificación de traficantes de personas (26%); la sensibilización, educación, colaboración y promoción de la igualdad de oportunidades entre los géneros (20%); tendencias y mapeo de datos (13%) y gestión y apoyo de casos de víctimas (6%).
El análisis de las organizaciones detrás del desarrollo de estas herramientas muestra que el sector privado es el más activo, desarrollando el 40 por ciento de las herramientas identificadas. Las ONG también desempeñan un papel importante, desarrollando el 33 por ciento de las herramientas.
Los gobiernos, en cambio, están detrás del desarrollo de solo el nueve por ciento de las herramientas e iniciativas tecnológicas identificadas en el estudio. Tres cuartas partes de estas herramientas están destinadas a combatir la trata con fines de trabajo forzoso y explotación sexual, mientras que sólo una quinta parte se enfoca en otros tipos de trata, como la extracción de órganos, actividades ilícitas, delitos menores, mendicidad o el uso de niños soldados.
La investigación de la OSCE y el TAT concluyó que ya existe una amplia gama de herramientas tecnológicas disponibles para los interesados en la lucha contra la trata, y que la principal prioridad para el futuro debería ser invertir en la aplicación y evaluación de las herramientas existentes en el trabajo diario, en lugar de desarrollar nuevas herramientas.