Muñecos de año viejo: tradición hecha arte en Panamá

Actualizado
  • 27/12/2024 00:00
Creado
  • 26/12/2024 18:23
Esta costumbre ha ganado bastante popularidad en la última década, tanto en la capital como en el interior del país

Con el fuego que consume los muñecos de año viejo a la medianoche del 31 de diciembre, los panameños despiden los desafíos y las adversidades del año que termina, y renuevan así sus esperanzas para el nuevo ciclo. El muñeco de año viejo representa todo lo negativo que ocurrió durante los 12 meses que terminaron: peripecias, enfermedades, descalabros económicos o conflictos personales.

Pero, para Víctor Álvarez, artista plástico panameño dedicado a la confección de estos muñecos, representa un oportunidad de compartir en familia, “reunirse para elaborarlos y quemarlos es un momento único para compartir esta costumbre en familia”, comenta en una entrevista con La Estrella de Panamá.

Álvarez se dedica a la pintura y escultura de manera profesional, y a la artesanía artística, nombre acuñado por él para referirse a la elaboración de los muñecos de año viejo.

En localidades como Bejuco de Chame esta práctica ha evolucionado hacia una expresión artística que captura la atención de locales y visitantes. Durante más de 14 años, Álvarez y su familia han perfeccionado la técnica de confección de muñecos, al incorporar críticas sociales y políticas en sus diseños.

Esta tradición ha sido preservada principalmente en la provincia de Panamá Oeste, pero en los últimos años también ha ganado terreno en la capital, consolidándose así como una costumbre que une a familias y amigos en una experiencia compartida de reflexión y alegría.

“Inicié cuando tenía 19 años como un hobbie, no lo vi como un negocio, sino como un pasatiempo; entre amigos elaboramos un Gokú y un Eladio Fernández”, recuerda con entusiasmo Álvarez.

Estas creaciones, que combinan escultura, caricatura y realismo, representan personajes famosos o eventos destacados del año. Entre los muñecos que se exhiben este año figuran personajes como Ansiedad de la película Intensa Mente 2, la ministra Lucy Molinar, el alcalde capitalino Mayer Mizrachi con su mascota Tina y la Tigresa del Oriente.

“Yo trato de inspirarme en todo lo que pasa, hago una selección de qué personajes han sonado más, los escándalos políticos, nacionales o internacionales, lo que está de moda en redes sociales, estoy pendiente de todo para enganchar al público”, agrega Álvarez.

Para muchos panameños, la quema de muñecos no es solo un ritual de cierre de año, sino también una experiencia de unión familiar. Además de compartir una cena especial, la confección y quema de los muñecos fomenta la convivencia y la reflexión conjunta. Al presenciar el acto, los participantes sienten una sensación de alivio y renovación, según comenta la psicóloga Alanys González a este medio.

La quema de muñecos tiene sus raíces en las costumbres paganas del viejo continente. Con la llegada de los colonizadores a América, estas prácticas fueron adaptadas a las nuevas realidades culturales. En sus inicios, los muñecos se confeccionaban como una forma de resistencia simbólica contra la imposición religiosa de los conquistadores. Los primeros muñecos representaban a los colonos, con rasgos europeos como cabello rubio y ojos claros, y eran quemados como un acto de desafío.

Tradición como una oportunidad comercial

A modo personal, Álvarez comenta que en sus comienzos los ingresos obtenidos por la elaboración y venta de los muñecos representaba una tercera parte de su total anual y que dependía casi totalmente de cómo le fuese durante el año con esta actividad.

Actualmente, ha podido complementar con otras ramas de las artes plásticas como la pintura en lienzo, alianzas con galerías en Panamá y ventas directas con clientes de sus obras artísticas. “Esto me permite ser un poco más independiente y no solo depender de la elaboración de muñecos y su venta, a su vez invierto en otros materiales y mano de obra”.

Tener ganancias que complementen su trabajo le ha permitido hacer inversiones confiables que son retribuidas a lo largo del año. En 2022 invirtió 2.000 dólares en materiales y obtuvo una ganancia final de 10.000 dólares, confiesa.

Este año sus muñecos oscilan entre los 300 y 400 dólares cada uno. Para 2023 llegó a registrar ventas hasta de 500 dólares, aunque trata de mantener los costos accesibles para los clientes

Un espectáculo para locales y visitantes

El atractivo visual de los muñecos ha transformado la tradición en un evento turístico. En la vía Interamericana, en puntos como Chame y San Carlos, los muñecos se exhiben a orillas del camino, y atraen a curiosos que se detienen a tomar fotografías y admirar las creaciones.

“Por día puedo asegurar que llegan a pasar 1.000 personas; los fines de semana se llena con gente que viene de la capital y desde Chiriquí; incluso antes de la pandemia llegaban agencias turísticas con tres buses para ver la confección y su exhibición”, destaca Álvarez.

Sus muñecos pueden ser visitados en Bejuco, Chame, a la altura de Quesos Mily, unos metros más adelante y es totalmente gratis.

Desafíos y preservación

Para Álvarez, en sus años de experiencia ha notado que esta tradición ha tenido sus altas y bajas. “Me he dado cuenta de que esta tradición y arte está teniendo buena aceptación del público en los últimos años, incluso me chatean o llaman preguntando que cuándo haré la exhibición”, agrega.

También comparte que está buscando un modo en que otras personas también se motiven a confeccionar los muñecos, incluir hasta a los niños, ese es su objetivo para que esta tradición perdure.

Superarse de manera personal, año tras año, es uno de los desafíos que visualiza este artista panameño.

Por otra parte, comenta que “no hay un apoyo por parte de las autoridades; en 14 años nadie se ha acercado a preguntar ¿cómo podemos potenciar esto?, y no lo digo en el sentido de apoyo económico”. Afirma que se necesitan elementos que complementen este atractivo turístico, como la adecuación de un lugar para su correcta exhibición sin que tenga que ser a orilla de calle.

La quema de muñecos de año viejo es mucho más que una tradición; es una manifestación de la identidad cultural panameña que combina arte, historia y espiritualidad. Con cada llama los panameños renuevan su esperanza y celebran la posibilidad de un nuevo comienzo, uniendo sus corazones en el deseo de un futuro más próspero y armonioso.

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