“No dejo de oír a la gente pidiendo auxilio, su hilo de voz perdiéndose en la oscuridad y la silueta de un hombre en el techo de su coche alumbrada por...
Laura Mora: 'Dirigir Pablo Escobar: el patrón del mal, fue como ir al servicio militar'
- 06/12/2022 00:00
- 06/12/2022 00:00
Aunque es amante del teatro, la pintura y la literatura, la cineasta Laura Mora Ortega hizo del cine su templo, en el que congrega a todas las artes, y las vive. Se define como una curiosa de las cosas que impactan a la humanidad. Para ella, co-dirigir junto a Carlos Moreno la serie: Pablo Escobar, el patrón del mal, fue como ir al servicio militar, una experiencia que marcó un antes y un después en su carrera.
Mora Ortega recibe a La Estrella de Panamá en el salón habilitado para entrevistas en el Museo del Canal, a propósito del Festival Internacional de Cine (IFF). “Caminamos desde el Mercado de Mariscos hasta acá, es cerca”, dice la directora al entrar. Viste un body negro, jeans anchos y sandalias bajas. Su cabello castaño, largo y con rizos naturales enmarcan su rostro sereno.
La directora conversa sobre su infancia y de dónde nació su amor por el cine. Comparte acerca de sus primeros pasos como cineasta y de cómo se fue ganando su lugar en la industria. Durante su carrera ha sido galardonada por sus cortometrajes y películas, entre ellas: Antes del fuego , Matar a Jesús, West y Salomé.
Recientemente, fundó la productora La Selva Cine junto a Daniela Abad. En el IFF participó como panelista en el foro: 'Mujeres cineastas'; además se proyectó su última película: Los reyes del mundo. Al salir de Panamá, viaja a Cuba, al Festival de cine de La Habana “y a visitar a mis amistades; tengo mucha gente querida por ver, viví unos meses allá”, comenta.
Soy directora, tengo 41 años, nací en Medellín, soy una y muchas otras cosas. Gran apasionada por el cine. Mi profesión también define mucho lo que soy, una persona que se interesa y que está muy curiosa de los otros, del ser humano, de las condiciones políticas, de lo que nos causa dolor y amor, me interesa mucho la gente, la vida.
Pues de mi infancia no tengo sino buenos recuerdos. Es complejo porque estaba creciendo en una ciudad muy dura. En ese momento estaba siendo considerada como uno de los lugares más peligrosos del mundo. Pero tuve una infancia absolutamente amorosa, alegre, unos padres increíbles, revolucionarios, un hermano menor adorable, crecí rodeada de unos seres humanos muy particulares, que sin duda alguna influenciaron en mi manera de ver el mundo.
Me causaba mucha fascinación cuando iba al cine, cuando tenía la posibilidad de ver una película. Siempre me gustaron mucho las humanidades y el arte. También, crecí en una familia donde eso era fomentado todo el tiempo. Me gustaba leer, pintar, el teatro, la arquitectura... me gustaban demasiadas cosas y sentí que, de alguna manera, el cine reunía todo eso. Desde que tenía unos 15 o 16 años dije: lo que quiero hacer es cine. Nunca hubo un plan B.
Ver las películas causó un efecto enorme en mí, mi mamá me llevaba mucho al cine, ha sido muy cinéfila, me acercó al cine fuera del circuito comercial. Cuando vi Rodrigo D. No Futuro, de Víctor Gaviria, dije: eso es lo que quiero hacer.
Cuando terminé el colegio no había escuelas de cine en Medellín. En Colombia solo había una gran escuela de cine en Bogotá, ahí me presenté muchas veces y nunca me aceptaron, entonces empecé a estudiar fotografía. Pero, lo que quería hacer era cine, así que me fui a Barcelona, luego volví a Bogotá y después a Medellín. Ocurrió una tragedia en mi familia que me dio la patada para irme del país, y me fui para Australia por muchos años, ahí pude estudiar dirección de cine de Melbourne. Esa es mi formación académica e institucional, siempre he sido muy estudiosa, me gusta mucho leer, hacer cursos.
He tenido muchos, afortunadamente. Hay unos más relevantes, unos de ellos son Víctor Gaviria, Carlos Morenos y otros cineastas colombianos, mi hermano que es artista plástico, también mi padre. De todos tengo una gran autenticidad, un gran entusiasmo por la vida, una gran curiosidad y una profunda admiración por otros seres humanos.
La gente cree que uno es director y de una sale a dirigir, pues en mi caso no fue para nada así. Mientras estudiaba fui mesera muchos años. Luego volví a Colombia; uno de mis primeros trabajos fue rarísimo con Anthony Bourdain, no como directora, sino que ayudaba a crear los shows de él en Colombia. Luego empecé a trabajar como script en muchos rodajes. Trabajé en películas muy grandes, lo que fue una escuela increíble porque me tocaba estar al lado de un director anotando cosas y aprendiendo de ellos. Después hice muchos cortos, dos de ellos fueron premiados y reconocidos.
De manera muy extraña, me llaman, cuando tengo 31 años, para dirigir Pablo Escobar, el patrón del mal y para mí eso fue como ir al servicio militar, nunca había rodado tanto tiempo. Fue casi un año rodando, trabajando con los actores, en unas jornadas muy exigentes, un proceso de aprendizaje muy duro y que quiero mucho; es una experiencia que atesoro.
Al terminar me fui a hacer mis cosas, un poco más personales, me fui a hacer [la película] Matar a Jesús, pues, a escribirla, financiarla... Pero mis inicios fueron haciendo scripts y mis cortos.
Sí, fue muy importante, me puso en el mapa. Todo esto fue gracias al director Carlos Moreno, él creyó lo suficientemente en mí para ponerme a dirigir una serie de ese tamaño. Aprendí muchísimo y también me di cuenta de que quizá yo no era tanto para trabajar en esos formatos tan grandes, eso me hizo comprenderlo. Es muy importante en la vida aprender qué es lo que uno quiere hacer y lo que no. Entonces es un proyecto que amé hacer, pero que me abrió muchas luces sobre qué era lo siguiente y era definitivamente ponerme las pilas a sacar Matar a Jesús adelante.
Yo tengo una relación absolutamente existencial con el cine. Es mi hogar, es una suerte de patria, ahí están mis dolores, mis amores, mis amigos, lo que me inquieta, mi futuro y mi presente. Para mí, el cine sí es la vida, lo que más me gusta hacer y lo que más me duele hacer. Es una relación desde la entraña, es muy hermoso porque creo que se pone de manifiesto en el trabajo.
Hay que seguir abriendo esos espacios, abrir la conversación sobre qué significa el cine hecho por mujeres, porque también, hay veces, que se nos quiere imponer de lo que tenemos que hablar. Hay que abrazar todas las formas de mirar y que no se nos diga a las mujeres de qué tenemos que hablar y hacia dónde tenemos que mirar.