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Marianela González:
‘Enseñar técnicas artesanales crea un legado para el futuro’
- 10/11/2024 00:00
- 09/11/2024 16:00
Marianela González tiene varias pasiones; una de ellas, la costura y confección de prendas típicas. Sin embargo, lo que más le gusta es enseñar a quien quiera aprender a elaborar su propio atuendo. Le gusta poder compartir su conocimiento.
González ha trabajado en el Grupo Editorial El Siglo y La Estrella de Panamá durante 39 años. Estudió sistemas y ejerce como jefa del departamento. Se le ve sonriente por los pasillos y ¿cómo no? Si pudo combinar sus dos profesiones: sistemas y artesanía.
Relata que le gusta optimizar procesos, por eso ha creado herramientas para coser sus diseños más rápido. Por ejemplo, Marca Fácil, un sistema que permite a las artesanas reducir los tiempos de producción sin sacrificar la calidad de sus trabajos.
“La costura es cada vez más costosa en términos de materiales, por lo que optimizar los procesos se ha vuelto una necesidad”, sostiene. Este sistema utiliza un papel especial que ya lleva el patrón, lo que permite a las artesanas comenzar a bordar de inmediato sin necesidad de contar puntos.
“Mi mamá era modista y trabajaba principalmente en la confección de polleras blancas a máquina”, cuenta González sobre sus primeros pasos en el mundo de la artesanía. Desde muy pequeña fue introducida al tejido y al bordado en casas de sus vecinas y en la de su abuela. Este contacto temprano con las técnicas artesanales la inspiró a mantener viva esta tradición, aunque su carrera la llevó inicialmente por otros caminos.
“En Las Tablas es imposible no relacionarse con la artesanía. Esta cultura es algo que se vive y se respira en cada rincón”, reflexiona. Para ella, la costura es un momento de desconexión del trabajo, una pasión que le permite relajarse. “Es como el que lee un libro o mira una serie; para mí, el bordado es un arte que me apasiona”, añade.
A pesar de su carrera en tecnología, nunca se alejó completamente de la artesanía. En 2004 decidió ampliar su conocimiento y habilidades al inscribirse en un diplomado de costura tradicional con la profesora Saturnina Castillo, en la Universidad de Panamá. “Fue entonces cuando comencé a enseñar a otras panameñas a confeccionar su propia pollera”. Este curso le permitió perfeccionar las técnicas tradicionales y aprender a armar una pollera completa.
La artesana destaca que su motivación nunca ha sido la venta de sus creaciones, sino compartir el conocimiento y preservar la tradición. “Para mí, la enseñanza es una manera de asegurar que estas técnicas pasen de generación en generación”, afirma.
Con esta misión en mente, fundó en 2021 el grupo Panamá Artesanal, que reúne a más de 60 mujeres, que encuentran en este espacio no solo un lugar de aprendizaje, sino también de convivencia y crecimiento personal. “Para las más jóvenes, este es un espacio donde pueden aprender la confección de la pollera de manera correcta y crear un legado para el futuro”, asegura.
Panamá Artesanal tiene un portal web en el que los usuarios podrán encontrar herramientas para aprender, entre ellas, el kit Montuna. “Nuestro producto estrella incorpora el diseño de labores de polleras y ayuda a reducir el tiempo de elaboración sin perder calidad”, explica.
El kit Montuna también incluye el diseño exclusivo de patrones que permiten evitar el proceso de contar puntos, lo que hace que la técnica sea accesible para principiantes.
Además de estos kits, el grupo de González lanzó en 2021 una tienda de accesorios inspirados en el folklore panameño, en colaboración con Ericka Franco. Esta tienda incluye piezas como el temblecuff, inspirado en los tradicionales tembleques panameños, que ha tenido gran aceptación tanto dentro como fuera del país.
A pesar de los desafíos, González ha visto un interés creciente en las nuevas generaciones por aprender la tradición artesanal. “Muchas jóvenes asisten al grupo acompañadas de sus madres. A veces les falta paciencia, pero logran resultados impresionantes,” asegura.
No obstante, reconoce que el aprendizaje de la artesanía tradicional puede ser difícil en un mundo donde la inmediatez y la tecnología dominan. Para ella, es fundamental que las nuevas generaciones aprendan a valorar la paciencia y la persistencia necesarias para crear una pieza artesanal auténtica.
Las reuniones semanales del grupo Panamá Artesanal no son solo clases de costura, sino también una oportunidad para fortalecer lazos sociales. “Nos reunimos todos los domingos de 3 a 5 p.m., aunque siempre nos extendemos un poco más. Este espacio es más de convivencia que de clases formales,” comenta.
La artesana también invita a los panameños y extranjeros a apoyar el trabajo artesanal y elegir productos hechos a mano sobre las opciones comerciales masivas. “El valor de una pieza artesanal está en la dedicación que lleva cada detalle, en la historia y en la cultura que representa”, acota. Considera que preservar el folklore panameño es una labor de todos, y con iniciativas como Panamá Artesanal y Marca Fácil espera inspirar a otros a continuar con este legado cultural.
González ha logrado combinar su amor por la artesanía con su experiencia en tecnología, creando un modelo de negocio que no solo contribuye a la economía local, sino que también asegura que la tradición de la pollera panameña perdure en el tiempo.